Entrevista a Apoyos Conectados
Sin comentarios »Uno de los mayores estigmas de la España vaciada es el envejecimiento de la población. Según datos estadísticos ofrecidos por el Gobierno de Aragón, la tasa de envejecimiento sigue aumentando en la comunidad autónoma. La provincia de Teruel es con diferencia la que más alta tiene la tasa. Situada en un 174,4%, es decir, se contabilizan 174 personas de más de 64 años por cada 100 menores de 16 años, superando en casi 40 puntos la media estatal. Si nos centramos en el Bajo Aragón, según los datos demográficos ofrecidos por la Comarca, el 28,40% de sus habitantes superan los 60 años, lo que viene a ser casi uno de cada tres habitantes. Si añadimos a esto la pérdida paulatina de población, sobre todo de gente joven que abandona nuestros pueblos, nos encontramos con que una parte importante de nuestros ancianos se quedan solos. Aunque conserven su autonomía, a veces pueden necesitar ayuda, o quizás encontrarse solos. Para ellos está pensado un innovador proyecto impulsado por la Fundación Dfa, denominado Apoyos Conectados, que se acaba de implantar en el Bajo Aragón. Desde su recién estrenada oficina situada en la Plaza Paola Blasco, de Alcañiz sus trabajadoras se presentan y nos explican en qué consiste este interesante proyecto.
Comenzamos con Marina, una de las trabajadoras sociales de Apoyos Conectados, y le pido que nos hable un poco de ella y que nos explique, a grandes rasgos, qué servicios ofrece Apoyos conectados.
Para empezar, me presento, mi nombre es Marina Urrios, nací y resido en Calanda desde siempre, exceptuando los años que cursé la Diplomatura de Trabajo Social en Zaragoza. Mi experiencia como trabajadora social comenzó en el año 2015 en el ámbito de violencia de género, aunque un año más tarde comencé a trabajar con personas mayores y/o en situación de dependencia principalmente. Recientemente, he orientado mi perfil profesional hacia la docencia, algo que he descubierto que me apasiona, y que me permite compaginar con mi trabajo como trabajadora social.
Desde el pasado mes de marzo formo parte de Fundación Dfa, concretamente en el equipo del proyecto Apoyos Conectados para la Autonomía Personal en la comarca del Bajo Aragón. Conocía la Fundación Dfa, anteriormente Disminuidos Físicos de Aragón, de mis años como estudiante en la universidad, ya que siempre han sido un referente en la atención a personas con discapacidad. De hecho, tienen más de 45 años de experiencia en la lucha por crear una sociedad más inclusiva.
Principalmente, en Dfa se ofrece respuestas a las necesidades y demandas de las personas con discapacidad a lo largo de su ciclo vital, mediante la gestión de centros sociales y asistenciales que permiten el crecimiento personal y ponen en valor la capacidad frente a la discapacidad.
El proyecto Apoyos Conectados recibe financiación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, enmarcado en el desarrollo de proyectos de innovación para prevenir la institucionalización de personas mayores, con discapacidad y/o en situación de dependencia. El proyecto se lleva a cabo a través de la prestación de servicios de apoyo comunitario, de teleasistencia avanzada y cuidados de larga duración. Fundamentalmente, se pretende generar un cambio del actual modelo de cuidados, a través de la innovación tecnológica, con orientación comunitaria y poniendo a las personas en el centro de la atención, donde el entorno cercano y el domicilio de la persona sean el eje central de sus cuidados, en función de sus necesidades, con el objetivo de fomentar su autonomía y retrasar la institucionalización.
Dentro de los servicios prestados hay que diferenciar entre las soluciones tecnológicas y los servicios profesionales de proximidad. En el primer grupo podemos encontrar, primero, un servicio de apoyo y acompañamiento dentro y fuera del hogar que responde ante cualquier situación de emergencia, a través de una aplicación en el dispositivo móvil de la persona, disponible 24 horas los 365 días del año. En segundo lugar, tenemos una aplicación móvil que permite al usuario monitorizar algunos de sus parámetros biométricos, con el objetivo de llevar un seguimiento de salud a modo de prevención y cuidado. En este caso, se ha establecido un convenio de coordinación con el SALUD para llevar un seguimiento compartido de aquellos casos que se consideren adecuados. Y, como último servicio tecnológico, nos encontramos con la posibilidad de instalar un sistema de sensorización en el hogar, que nos permite conocer la actividad física de la persona usuaria, este sistema genera una serie de alertas de diversa tipología, sin emplear elementos intrusivos, entre otras la detección de caídas, la inactividad, calidad del sueño, etc.
Por otro lado, la parte más humana de atención, se basa en una serie de actuaciones dirigidas por diferentes profesionales, que buscan el mantenimiento de la persona en su entorno. Se realizan a través del fomento de la autonomía y apoyo en actividades relacionadas con el desarrollo de las acciones básicas de la vida diaria y de aquellas de fomento de la participación social, el ocio y actividades en y para la comunidad. En cuanto a las cifras, desde que se comenzó en la comarca del Bajo Aragón, se han dado de alta a 90 usuarios, repartidos en las localidades de Alcañiz, Alcorisa, Aguaviva, Belmonte de San José, Berge, Calanda, Castelserás, La Codoñera, Puigmoreno, Torrecilla de Alcañiz, Torrevelilla, Valdealgorfa, aunque el proyecto abarca todas las localidades del Bajo Aragón y las comarcas colindantes.
Seguimos con Claudia, otra de las trabajadoras sociales de Apoyos Conectados. Háblanos un poco de ti, del trabajo que realizas, y de alguna experiencia grata que hayas tenido desarrollando tu labor.
Soy Claudia Martín, tengo 31 años y estudié trabajo social en Zaragoza; principalmente me he seguido formando en el ámbito de la violencia de género y la tercera edad. Nací en Barcelona, pero desde muy pequeña mi madre se trasladó a vivir a un pueblo de Teruel, Crivillén, y allí pasé toda mi infancia hasta los 12 años, cuando me trasladé a vivir a Alcorisa, que es donde resido actualmente.
El haber crecido en el entorno rural ha hecho que tenga especial sensibilidad con el medio y sepa de primera mano lo que supone vivir muchas veces en territorios que están alejados de un núcleo urbano amplio, o el coste que supone en ocasiones acceder a los servicios más básicos.
Cuando vi que había esta oferta para trabajadora social en la zona del Maestrazgo, eché el CV y cuando me seleccionaron, no dudé en aceptar. Además, mi experiencia en trabajo social ha sido principalmente en el ámbito de la tercera edad. Anteriormente, había estado coordinando el servicio de la ayuda a domicilio en la Comarca del Bajo Aragón.
El proyecto Apoyos Conectados para la autonomía personal aúna dos de las cosas que más me apasionan a nivel personal, que son el trato cercano con las personas y la naturaleza. El proyecto se inició en la Comarca del Maestrazgo, una comarca que es la puerta de entrada al Geoparque del Maestrazgo. Tiene una densidad de población de 3 000 habitantes. Es de las comarcas con mayor riesgo de despoblación y también con un amplio volumen de población envejecida. Por ello, el proyecto suponía, y así se ha manifestado, una ventaja en todos los sentidos para la población de esta zona.
Dentro del proyecto trabajamos con un amplio perfil de personas; el grueso, es cierto que son personas mayores entre los 70-90 años con problemas de movilidad, deterioro cognitivo, párkinson, enfermedades cardíacas etc. Igualmente, llevamos a personas más dependientes y en estos casos siempre existe una coordinación con los servicios sociales para poder
complementar los servicios y recursos que ya tienen implantados desde la Administración Pública. No obstante, se dan casos igualmente de personas jóvenes que están reconocidas con algún grado de discapacidad, movilidad reducida o enfermedades autoinmunes que precisan de un control más rutinario y deciden darse de alta en el proyecto con el fin de estar más sostenidos y supervisados.
Entre mis principales funciones están las de coordinación con servicios sociales/salud, realizar valoraciones, visitas a domicilios, entrevistas con usuarias/os y familiares. Así como las de coordinación de personal en relación con las técnicas de promoción de autonomía personal que supone la realización de horarios, implantación de casos con sus respectivas presentaciones, gestión de incidencias etc.
Dentro del Proyecto Apoyos Conectados estoy como trabajadora social y coordinadora de las Técnicas de Promoción de Autonomía Personal (TPAS). En respuesta a tu pregunta, como experiencia más gratificante, resaltaría el grupo de dinamización de Bordón. El atractivo de esta actividad resulta de su implicación a nivel comunitario por parte de la localidad. Es un grupo que surge a raíz de las propias personas participantes en el proyecto que hasta la fecha no habían encontrado un espacio donde poder llevar a cabo actividades que se ajustasen a sus necesidades.
Como he dicho anteriormente, el grupo se lleva a cabo en Bordón. Está compuesto por cuatro participantes de entre 80 y 90 años. El perfil es el de personas diagnosticadas con deterioro cognitivo leve e intermedio, así como algunas que han superado un ictus. Se trabaja desde los propios centros de interés de los individuos, y las actividades las lleva a cabo Estela, TPA de la zona y formada en proyectos de envejecimiento activo. Se realizan tareas de lectoescritura, expresión artística, juegos, manualidades, talleres de jardinería…
Esto ha supuesto un antes y un después para las personas que acuden a estas actividades. No solo se trata de un espacio donde se trabaja la estimulación cognitiva, agilidad mental, mantenimiento de las propias capacidades, sino que es un lugar donde socializan con alguien externo a su núcleo familiar o más habitual. Es un punto de encuentro entre vecinas de la localidad que se había dejado de dar por miedos e inseguridades, así como por no encontrar un sitio adaptado a las necesidades que presentaban. Por otro lado, está la parte de movilidad que se trabaja a través de Nazaret, terapeuta ocupacional del proyecto.
Nazaret recoge el testigo de Claudia y nos habla del trabajo que realiza para Apoyos Conectados.
Mi nombre es Nazaret Alberca Berdié, tengo 29 años y estudié Terapia Ocupacional en la Universidad de Zaragoza. Estudié grado medio y superior de deportes en Teruel y posteriormente Terapia Ocupacional en Zaragoza. Actualmente estoy estudiando la carrera de Magisterio Infantil, ya que mi objetivo es poder trabajar en los colegios implantando técnicas de Terapia
Ocupacional en los alumnos que así lo requieran sin hacer intrusismo, pues a día de hoy, la Terapia Ocupacional sigue siendo una disciplina desconocida para muchos.
Tras estar varios años fuera de mi pueblo por los estudios, regresé a Alcorisa para trabajar. Comencé trabajando como terapeuta ocupacional en una residencia de un pueblo vecino y posteriormente ejercí en el Centro de Día de Alcorisa. Finalmente, estuve trabajando durante varios años como monitora deportiva para el Ayuntamiento de Alcorisa, hasta que conocí el proyecto Apoyos Conectados y decidí cambiar y venir aquí, ya que me gustan mucho las funciones que desempeño como terapeuta ocupacional y ver el progreso de las personas tras las intervenciones, por muy pequeños que sean los avances que se dan.
Actualmente en el proyecto y como terapeuta ocupacional llevo usuarios con diagnósticos muy diferentes. Algunos en los que estoy interviniendo a día de hoy son: ictus, ELA, párkinson, etc., pero la mayoría de las personas con las que se llevan a cabo intervenciones son usuarios con deterioro cognitivo en distintos grados.
En el caso de las personas con afectaciones musculares, tras el diagnóstico realizo movilizaciones articulares para el mantenimiento y mejora del estado físico. También llevo a cabo con ellos ejercicios de motricidad fina, gruesa, etc., a través de diversas actividades.
Además de estos usuarios a los que voy a realizar la intervención domiciliaria, llevo un grupo de intervención en el que se llevan a cabo ejercicios de movilidad articular de los miembros superiores e inferiores, actividades de estimulación cognitiva y otras de habilidades sociales y comunicativas.
Para el mes de septiembre, se están orientando más intervenciones grupales en las localidades de Alcorisa, Calanda y Alcañiz. Además de las grupales, se llevarán a cabo intervenciones individuales orientadas a la movilidad y deambulación en aquellos usuarios que lo requieran.
Ahora, me gustaría contar algún aspecto relacionado con el grupo de intervención sobre el que ha hablado mi compañera Claudia, que se lleva a cabo en Bordón, un pueblo del Maestrazgo. Bordón es un pueblo muy pequeño, al que muchos de los servicios ofrecidos por diferentes entidades no llegan. Así que, al ofrecerles desde el proyecto la posibilidad de realizar intervenciones grupales estuvieron muy contentos y nos dieron una gran acogida.
Al hilo de esto, voy a relatar un suceso que se está dando en el grupo. Una de las usuarias que participa en la actividad, presentaba una limitación en la movilidad del brazo y mano derecha tras sufrir un ictus. Tras varias sesiones llevadas a cabo desde terapia ocupacional en la que se realizan ejercicios de movilidad de todo el cuerpo, podemos apreciar como ahora es capaz de elevar el brazo para tocarse la cabeza; movimiento que antes de empezar las sesiones no podía realizar. Esta usuaria, cada vez que ve a alguien del pueblo, les relata lo que hacemos en las sesiones y les demuestra lo que es capaz de hacer ahora, animando a muchas de las
personas del pueblo que se animen a participar.
Otra de las integrantes de la plantilla de Apoyos Conectados en el Bajo Aragón es Alba, que trabaja como psicóloga y nos cuenta desde su perspectiva profesional la labor que viene realizando dentro del proyecto.
Mi nombre es Alba Barrabés, soy psicóloga del proyecto Apoyos Conectados para la Autonomía Personal en Andorra-Sierra de Arcos, Bajo Aragón y Maestrazgo. Nací y crecí en Alfarrás, un pueblo de 3 500 habitantes de la provincia de Lleida. Actualmente vivo en Alcorisa desde hace 8 meses, aunque lo llevo visitando con gran frecuencia estos últimos seis años.
La figura del psicólogo se incorporó recientemente en el proyecto de Apoyos Conectados, por lo que justo estoy empezando a desempeñar mis funciones como tal, las cuales consisten en evaluaciones y estimulación cognitiva, acompañamiento emocional a los usuarios y próximamente comenzaremos con los grupos de apoyo para usuarios y familiares cuidadores.
Los cambios asociados a la vejez no siempre son fáciles de encajar, la jubilación y el deterioro físico generan inevitablemente una transformación en los roles y la vida social que, para muchos supone un duelo. Otros factores como el fallecimiento de familiares, la soledad no deseada, la falta de acceso a recursos tampoco son fáciles de afrontar. Por todo esto, el envejecimiento implica un proceso de resignificación de la vida adaptándose a las nuevas circunstancias. Las personas no siempre cuentan con las herramientas necesarias para llevarlo a cabo, de ahí que tantas terminen abandonando actividades significativas y relaciones que aún podrían mantener.
Otro perfil de personas que nos encontramos en el proyecto son los cuidadores informales sobrecargados, agotados física y emocionalmente.
Dentro del proyecto y particularmente con la figura del psicólogo, tenemos como objetivo lograr el envejecimiento activo de esta población, aumentando su participación en la comunidad y en actividades de valor, que son cruciales para el bienestar psicológico.
Otro de los pilares básicos en los que se sustenta este proyecto es el de la implementación de aplicaciones y tecnologías para monitorear la salud de los usuarios. El encargado de realizar estas labores es Héctor, quien además de presentarse, nos cuenta el porqué comenzó, cómo lo realiza y qué satisfacciones le aporta este trabajo.
Me llamo Héctor Pinardel. Nací en Torrevelilla, aunque actualmente resido en Alcañiz. Mi formación abarca tanto la electricidad como los sistemas y aplicaciones. Me apasiona ayudar a las personas y contribuir a mejorar su calidad de vida. Esta vocación de servicio es lo que me motiva cada día en mi trabajo.
Soy técnico de sistemas y aplicaciones en la empresa, y mi principal
responsabilidad es realizar instalaciones tecnológicas para nuestros usuarios, que incluyen personas mayores y aquellos con algún tipo de discapacidad.
Uno de los servicios que ofrecemos es la instalación de una aplicación con un widget en forma de botón verde grande en la pantalla del dispositivo del usuario. Este botón permite que, en caso de emergencia, la persona pueda enviar una alerta directamente a nuestra central. Además, la aplicación cuenta con una sección de salud donde se integran varios dispositivos de medición, como un pulsioxímetro, un tensiómetro, un glucómetro, una báscula y un termómetro. Esto nos permite monitorizar la salud del usuario de manera continua y actuar de forma preventiva si detectamos alguna anomalía.
También existe la posibilidad de que un familiar o persona de confianza supervise al usuario a través de la aplicación, obteniendo su ubicación en tiempo real si es necesario, lo que añade una capa adicional de seguridad.
Además, instalamos un sistema innovador compuesto por un reloj inteligente y balizas distribuidas por toda la casa del usuario. Este sistema detecta caídas, monitorea las constantes vitales y permite al usuario comunicarse con nuestra central de apoyo mediante un simple botón en el reloj. Todo esto está diseñado para ofrecer asistencia inmediata y mejorar la autonomía de nuestros usuarios.
Este proyecto está dirigido principalmente a personas mayores y a aquellos con discapacidades o problemas de salud. Para ellos, estas herramientas son cruciales, ya que no solo facilitan su día a día, sino que también les brindan la tranquilidad de saber que, en caso de emergencia, recibirán ayuda de inmediato. Además, la posibilidad de controlar su salud de manera constante contribuye a prevenir problemas mayores.
Trabajamos en muchos municipios de la zona, y a veces nos toca desplazarnos a lugares que no tienen las mismas comodidades que una ciudad como Alcañiz. Sin embargo, estos lugares tienen un encanto especial por sus paisajes. Recuerdo una vez que me enviaron a hacer una instalación en Cañada de Benatanduz. Al principio, me sentía un poco nervioso por la carretera, que era bastante estrecha y llena de curvas. Pero la segunda vez que fui, me fijé en las vistas y disfruté del viaje como un niño, admirando los paisajes tan hermosos que rodeaban la carretera.
Lo más gratificante de mi trabajo, sin embargo, es la gratitud de las personas a las que ayudamos. Estos gestos me recuerdan lo importante que es nuestro trabajo y lo mucho que impacta en la vida de los demás.
Y para terminar, le pedimos a Sonia, otra de las trabajadoras sociales de Apoyos Conectados, que nos hable de su labor, y ya que estamos, nos cuente alguna anécdota.
Me llamo Sonia Lanuza, nací y vivo en Alcañiz, tengo 48 años y soy trabajadora social con estudios en Antropología Social y Cultural. Tras un período de 6 años en el pasado trabajando con personas en riesgo de exclusión social en Zaragoza y en Alcorisa, he vuelto a recuperar la profesión. Me hace mucha ilusión poder dedicarme a trabajar con y por la comunidad de la Comarca del Bajo Aragón. Desde abril de 2024 estoy trabajando en Fundación Dfa como trabajadora social en el Programa Apoyos Conectados.
Mi trabajo consiste principalmente en tres funciones: difundir el programa Apoyos Conectados para la Autonomía Personal, establecer enlaces con la administración y otras organizaciones y hacer trabajo de intervención junto con un equipo multidisciplinar. Esta intervención se centra en valorar cada situación que nos llega para incluir un posible usuario o usuaria, elaborar un plan individualizado (PACI) con los apoyos más adecuados de acuerdo a las necesidades e intereses y realizar un seguimiento y evaluación de dicho PACI. Cuando el usuario o usuaria está de alta, paso a ser «gestora de apoyos” de los y las usuarias. A partir de ahí empieza otro trabajo de atención y seguimiento donde hay que saber cómo están, cómo se encuentran con los servicios del programa y de qué manera hay que modificar el PACI.
El perfil del/la usuario/a es una persona de más de 65 años que vive sola. Según el barómetro de la soledad no deseada en España, de 2024, una de cada cinco personas (20%) sufre soledad no deseada en España, y cuando son personas de más de 65 años sube a 35,5 %, siendo su prevalencia más elevada en mujeres y entre personas que sufren problemas en áreas como dificultades económicas, problemas de salud física o mental, o discapacidad.
Para mí, estar trabajando con este sector de población está siendo una labor muy enriquecedora por el contacto con las personas implicadas en los casos: nuevos usuarios/as, familiares, mis compañeras/os, profesionales que trabajan alrededor de los servicios sociales. Es un trabajo de oficina pero también de ir a domicilios y desplazarte por la comarca, visitar espacios domésticos, ver, observar, atender, establecer una escucha activa y conseguir una comunicación fluida. Implica utilizar herramientas de antropóloga, analizar conflictos en ámbitos familiares y comunitarios saber de manera integral lo que conforma esa persona y lo que ha vivido, qué realidad le rodea, qué necesidades tiene, cómo se encuentra actualmente, sus problemas de salud, las medicaciones que toma, qué le gustaba hacer y qué es lo que ahora siente y piensa respecto a su vejez.
De todo lo que te llevas de información a la oficina, intentas hacer un trabajo de síntesis y de recopilación para poner en el informe social lo más relevante, pero a la vez no dejarte detalles que luego se tendrán en cuenta y pueden ser valiosos, tanto para los gestores de salud, como las TPAs, como el resto de profesionales que va a tener contacto directa o indirectamente con su intervención.
En muchas ocasiones el trabajo es duro, porque hay realidades de usuarios/as o de familiares de usuarios/as que son duras, y muchas situaciones requieren de mucha empatía y comprensión, atendiendo sin juzgar, analizando cómo y porqué esa persona se encuentra en esa situación, trabajando los recursos psicosociales para poder desarrollar una comunicación fluida y profunda con el/la usuario/a o sus familiares. Y hay muchas veces sufrimiento, dolor, duelo. Pero es bonito y reconfortante acabar la jornada y saber que has dado apoyo, que alguien tiene una
atención que no tenía. Estamos complementando al servicio público, que es muy necesario, y atendemos a lo que no se llega. Al final es un proyecto para analizar las nuevas necesidades que tienen las personas mayores, y contribuir a ese servicio es reconfortante.
En cuanto a anécdotas, de mi primera valoración salí con un bote gigante de melocotón en almíbar casero, después de decir diez veces que no podía coger regalos. Pero nada, no hubo manera. Hace poco que lo abrí, ¡qué delicia!
Espero que esta entrevista os haya ayudado a descubrir este proyecto de reciente implantación en el Bajo Aragón y comarcas limítrofes. Si conocéis a alguien que pueda necesitar de estos servicios, podéis informarle de que la participación en el mismo es voluntaria y sin coste alguno para el usuario, ya que está subvencionado por el Gobierno de Aragón y financiado con fondos europeos. La oficina física está situada en la Plaza Paola Blasco de Alcañiz, bloque 5,local 6 y el teléfono gratuito de información es el 900 200 202. También existe más información en la página web apoyosconectadosaragon.es
Quiero expresar mi agradecimiento por su colaboración a las trabajadoras de Apoyos Conectados y a la Fundación Dfa por las facilidades mostradas.
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Temas: Apoyos conectados, Entrevistas, Fundación DFA