A LEER,…QUE SON DOS DIAS: HUIDA Capitulo 7 (David Tello)
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HUIDA:
CAPÍTULO 7
Viernes 28 de Noviembre de 2014
Después de comprobar que estábamos los dos bien, intente arrancar el coche. Hasta el tercer intento no lo conseguí. Fuimos sorteando las barricadas y los coches que nos íbamos encontrando a nuestro paso ademas de atropellar algún que otro rabioso que aparecía entra la niebla.
Según nos acercábamos a la salida de Zaragoza cada vez nos encontrábamos más coches en la carretera. Poco a poco la niebla se iba levantando y la imagen que teníamos a nuestro alrededor era grotesca: coches por todas partes, algunos de ellos convertidos en tumbas de hierro, otros con rabiosos en su interior todavía vivos.
Algunos coches acribillados a balazos o todavía en ardiendo. Vehículos militares de todo tipo, tanques abandonados a su suerte y decenas de rabiosos deambulando entre todos ellos. Cada vez era mas difícil y peligroso avanzar. Nos vimos obligados a salir por una vía de servicio de la carretera de Castellon. Por donde pasábamos atraíamos a los rabiosos. Se agolpaban en la mediana que separa la carretera de la vía de servicio.
Algunos después de golpearse con esta, caían torpemente al otro lado. Nosotros solo nos limitábamos a huir, dejándolos atrás. Tras recorrer varios kilómetros vimos una concentración un poco mayor de rabiosos. Al acercarnos vimos que estaban todos alrededor de un autobús. Sobre el techo se distinguían 3 siluetas que empezaron a gritar y agitar los brazos nada mas vernos. Parecían muy cansados. El interior del autobús estaba lleno de rabiosos.
Sobre el techo también había varios cuerpos desnudos. Seguramente tuvieron que quitarles la ropa para poder soportar el frio de la noche. Nada más parar para intentar ayudarles algunos rabiosos se percataron de nuestra presencia y vinieron hacia nosotros. Uno de ellos avanzaba mas rápido que el resto. Paso la mediana y me obligo a acelerar para atropellarlo, lo que llamo la atención de mas rabiosos.
No podíamos ayudarles, así que continuamos antes de que los rabiosos nos pusieran cerco a nosotros también. Por el retrovisor vi como uno de los supervivientes del autobús caía de rodillas al tiempo que dejaba de mover los brazos, entendiendo que no íbamos a intentar ayudarles. Un poco mas adelante empezamos a ver una gran columna de humo negro.
La fabrica de cerveza de La Zaragozana estaba en llamas. Se escuchaban pequeñas explosiones, al tiempo que los barriles de cerveza salían volando como si fueran enormes proyectiles de mortero. En aquella fabrica debía de haber miles de barriles que salían despedidos en todas direcciones.
Apenas a 25 metros de nosotros cayó uno sobre un rabioso, aplastándole la mitad superior del cuerpo. El resto del cuerpo se desplomo sobre la carretera, completamente inerte. Los barriles seguían cayendo a nuestro alrededor, parecía una lluvia de meteoritos. Al tratar de esquivarlos nos fuimos a la cuneta.
El coche se quedo encallado. Esta vez no hubo manera de volver a arrancarlo. Salimos del coche y seguimos a pie lo mas rápido posible, y siempre mirando hacia el cielo de reojo para que nos cayese un barril encima. Avanzamos unos 100 metros pegados a la vía de servicio. Ya habíamos salido del radio de alcance de los barriles. Nos íbamos escondiendo de los pequeños grupos de rabiosos que había por la carretera.
David Tello