PELÍCULA RECOMENDADA
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Lucky
Jonh Carroll Lynch (2017) – Estados Unidos
Lo reconozco, me gustan las películas de perdedores, de anti-héroes, las que reflejan cómo es la vida real para la inmensa mayoría de los mortales, y Lucky es una de ellas.
En un pueblo perdido de la América profunda muy cercano a la frontera con México vive Lucky, un anciano de 90 años que sigue a rajatabla una rutina que no cambia un ápice en su vida. Vive solo y no necesita a nadie que interfiera en su anodina existencia. Hombre de pocas palabras y amigos, cascarrabias y fumador empedernido, todo cambia una mañana mientras se queda mirando el parpadeo intermitente del reloj digital de su cafetera. A partir de entonces Lucky comenzará un filosófico viaje interior intentando responderse preguntas que quizás no tengan contestación.
La película es la ópera prima de John Carroll Lynch que, aún no teniendo parentesco familiar con David Lynch, queda claro que la influencia de este director está muy presente en todo el largometraje, comenzando por el guion en sus apariciones como actor secundario de Lucky y la temática de la película, que nos recuerda a su exitosa Una historia verdadera. Pero no acaban aquí las conexiones con David Lynch, puesto que el actor principal es Harry Dean Stanton, quien ya trabajó con Lynch en la mítica serie Twin Peaks. Lo de Stanton es para quitarse el sombrero, un actor de la vieja escuela que da una lección magistral de actuación y le basta con su mirada para mostrar con claridad al espectador los sentimientos de su personaje: se «come» la pantalla cada vez que aparece en escena. Si la vida fuese justa el Oscar hubiese sido suyo. Pero desgraciadamente murió pocos días antes del estreno de Lucky y, todo hay que decirlo, la película ni siquiera fue nominada, pasando sin pena ni gloria por las salas de cine.
Aunque en la película no sucedan muchas cosas y Lucky no sea muy hablador, cada vez que abre la boca pronuncia filosóficas frases a las que hay que estar muy atento. También hay pequeños detalles en los que hay que fijarse y que nos irán dando pistas sobre lo que está ocurriendo. Muchas de las manías del protagonista están basadas en la vida de Harry Dean Stanton, ya que los guionistas quisieron hacer un merecido homenaje al actor que con 90 años y muchísimas películas a sus espaldas, curiosamente solo había tenido un papel protagonista en 55 años de carrera profesional en París, Texas (1984). También son de destacar las bonitas imágenes que nos muestran la belleza del desierto en el que se encuentra ese pequeño pueblo donde la vida pasa sin molestar, y una notable banda sonora de sabor fronterizo.
Bienvenidos a este western crepuscular que nos deja contemplar extasiados el final del atardecer. Que sirva de homenaje a nuestros mayores que están siendo castigados con especial crudeza por este virus maldito.
Accattone.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Custodia compartida
Xavier Legrand (2017) – Francia
Interesante ópera prima del prometedor realizador francés Xavier Legrand, que ha conseguido de manera bastante eficaz trasladar a la pantalla en forma de largometraje la historia que ya contó en su premiado corto Antes de perderlo todo, nominado al Oscar el año 2013.
Como bien reza el título en su adaptación para el cine español, en Custodia compartida queda claro desde el primer momento que el tema central de la película es el divorcio y todo lo que ello puede acarrear en un matrimonio con hijos, un tema que desgraciadamente afecta a una importante parte de nuestra sociedad. La película nos cuenta las vicisitudes de Antoine y Myriam que ya divorciados luchan por conseguir la custodia completa de Julien, el hijo menor. Los abogados exponen las versiones de las partes enfrentadas y la jueza tiene que tomar una decisión.
A partir de ese momento el espectador, al igual que la jueza, tendrá que empezar a intentar hacer juicios de valor con la información que le va llegando: ¿quién de los dos está mintiendo?, ¿mienten los dos tal vez para conseguir la custodia del hijo?, ¿o quizás los dos tienen parte de razón?. El director va a jugar esa baza durante la película, y lo va a hacer sin trampas, mostrándonos con veracidad las diferentes situaciones que nos presenta a día de hoy un matrimonio roto con hijos de por medio. Teniendo siempre en cuenta que cada relación es un mundo y que esta película no pretende representar ningún patrón establecido, sí que acierta sabiamente en mostrarnos algunos aspectos que pueden estar presentes en muchos de estos casos. Empezando por la maquinaria judicial del Estado, que se muestra con bastantes deficiencias, ya sea en el modo tiempo, leyes o en el tema de la prestación social, aunque también nos muestra la dificultad de la justicia para decidir sobre una custodia cuando las versiones son tan contrapuestas. También nos muestra los devastadores efectos psicológicos que provocan en las partes en conflicto, que se extienden sin remisión a las familias respectivas, y cómo no, especialmente a los hijos que son los que principalmente cargan con todo el lastre que van soltando sus padres y que tienen la sensación de encontrarse en medio de un fuego cruzado. Las secuelas duran ya para toda la vida.
En una película tan realista los actores tienen que estar a la altura y en este caso, sobre todo los masculinos, Denis Menochet, que interpreta a Antoine el padre, y Thomas Gioria, que interpreta Julien el hijo, bordan su papel. Por otra parte el personaje de Josephine, la hija mayor de edad del matrimonio, está poco trabajado en el guión de la película y se convierte en un personaje desdibujado que podía haber dado mucho más de sí, una pena.
Os aconsejo ver Custodia compartida, una película de esas que te hacen pensar bastante mientras la estás viendo; y mucho más cuando la acabas de ver.
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
The guilty
Gustav Möller (2018) – Dinamarca
Quién dijo que hacer cine de calidad es costoso? El joven director danés Gustav Möller nos demuestra con su opera prima The guilty que con escaso presupuesto, mucho ingenio y un buen guión, se puede mantener al espectador pegado a la pantalla y con los ojos y las orejas bien abiertas durante los angustiosos 85 minutos que dura su película.
The guilty nos cuenta la historia de Asger Holm, un policía que ha sido relegado de sus funciones por mala praxis y, mientras está a la espera de juicio, la jefatura lo desplaza como operador telefónico en el servicio de emergencias, una situación y un lugar que considera humillante. Un poco entusiasmado Asger no ve la manera de que pasen las horas para acabar el turno y poder irse de allí; atiende el teléfono con desgana hasta que una noche recibe una llamada de una mujer en apuros. A partir de aquí comienza una carrera contrarreloj para intentar solucionar el problema.
Si bien no existe el efecto sorpresa, puesto que otras películas como por ejemplo la mítica e insuperable La cabina de Antonio Mercero y Jose Luis López Vázquez, o ya en el siglo XXI, Buried, donde veíamos a una persona luchando por sobrevivir en un ataúd, o Locked, que se desarrolla en su totalidad en el interior de un coche, la acción en The guilty se limita a una pequeña oficina telefónica y tiene el acierto de mantener en vilo al espectador sin hacerle falta más que un actor, un teléfono y un ordenador.
También es de resaltar que no se utiliza ningún tipo de banda sonora o efectos musicales para realzar los momentos de tensión en la película. El director maneja con destreza el uso del sonido, que se convierte en protagonista; tendremos que estar muy atentos a lo que escuchamos al otro lado del teléfono. El tono de voz, los ruidos o incluso el silencio nos pueden dar la clave de lo que está pasando. Así que cada espectador tendrá su propia versión de la historia acorde a la información que está recibiendo a través de los sonidos. La imaginación de cada uno de nosotros tendrá que intentar hilar los acontecimientos que se van a ir produciendo sin poder verlos para llegar a una conclusión sobre quién es el culpable.
Conforme la película avance, las situaciones darán vueltas de tuerca, giros inesperados (alguno quizá demasiado forzado) que llevarán al protagonista a tomar decisiones trascendentales mientras que lucha contra sus demonios personales. Muchos conceptos son tratados en The guilty: el sentimiento de culpabilidad, los prejuicios, la fragilidad humana, la redención o el sentido de la justicia. Así que debes intentar resolver este rompecabezas que se va haciendo más y más grande cada vez que vuelve a sonar el teléfono.
Estás avisado, prepárate para esta carrera contrarreloj hecha con recursos mínimos llamada The guilty. No te defraudará.
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Fuerza mayor
Ruben Östlund (2014) – Suecia
Aunque el jurado del Festival de Cannes ya premió a Ruben Östlund por su última película hasta ahora, The square, a un servidor ya le había llamado la atención su anterior filme: Fuerza mayor. Es más, lo sigo considerando al mismo nivel o incluso un poco superior que la susodicha. Así que os invito a que le deis una oportunidad a este largometraje sueco.
La acción se desarrolla en una estación de esquí de los Alpes. Allí los miembros de una familia sueca de clase alta disfrutan de sus vacaciones hasta que una avalancha da un gran un susto en la estación y, a su vez, provoca una seria crisis en esta familia. El cabeza de familia, Tomas, reacciona ante la avalancha de una forma que desconcierta a Ebba, su mujer, y a sus hijos. A partir de entonces ya nada será igual en su relación.
Fuerza mayor es una película que nos va a hacer pensar y mucho, y aunque seamos los espectadores (bien representados por cierto por un actor en la película), nos vamos a tener que poner en el pellejo de cada personaje y situación para tomar partido por uno u otro. Como si salieran de debajo de la nieve después de una avalancha, los personajes sacan de su propio interior sentimientos y sensaciones que nunca antes habían experimentado, y descubren que lo que creían que era una vida plena y perfecta, quizás ha sido sepultada de veras por una avalancha de emociones que ha sacado a flote los instintos más primarios de cada persona.
Muchas cosas salen a la palestra en Fuerza mayor: el poder adquisitivo como paradigma de la felicidad, el rol del hombre en la familia o el egoísmo intrínseco, todo ello mientras disfrutamos de unos paisajes espectaculares acompañados de música de Vivaldi. La frialdad del paisaje se traslada gracias a su fotografía incluso a la habitación del hotel que ocupa nuestra familia protagonista, que parece vacía, desnaturalizada, como queriendo representar la relación de Tomas y Ebba.
Pero no os asustéis, no todo va a ser frío y desolación, otros personajes irán apareciendo durante la película y crearán diferentes situaciones, en las que el peculiar humor negro al estilo sueco quitarán un poco de hierro al asunto. Así que, ahora que el crudo invierno ha llegado, qué mejor ocasión para disfrutar de una noche de cine en el sillón de tu casa y bien arropado por una manta. ¡Ten cuidado con la avalancha!
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
El salario del miedo
H.G. Clouzot (1953) – Francia
Este mes regresamos al cine clásico para recordar una gran película cuyo mensaje sigue tan vigente a día de hoy como el día de su estreno. Os propongo descubrir, o volver a visitar, El salario del miedo, una de las obras cumbre del considerado «Hitchcock francés», H.G. Clouzot. La película está basada en la novela del mismo título escrita por Georges Arnaud. Dicen las malas lenguas que Alfred Hitchcock intentó sin éxito comprar los derechos de la novela, pero al final Clouzot se llevó el gato al agua.
Con un limitado presupuesto, Clouzot agudiza el ingenio y rueda la película en el sur de Francia, pero nos hace creer que realmente estamos en un pueblo perdido de Sudamérica llamado Las Piedras. Un pueblo tan perdido como sus habitantes, que sobreviven como pueden; unos intentando escapar de la pobreza más absoluta y otros, los extranjeros, que han llegado allí tratando de huir de un pasado bastante turbio. Las Piedras parece el mismo infierno en la tierra y es muy difícil salir de allí. Pero una explosión en un pozo petrolífero de la región hace que se abra una puerta a la esperanza para los cuatro valientes que se atrevan a llevar dos camiones de nitroglicerina por las peligrosas carreteras (por llamarlas de algún modo) que llevan hasta el pozo. Y este es el simple pero peliagudo argumento del que trata El salario del miedo.
En una primera parte de la película el director nos muestra el pueblo y sus habitantes: analfabetos, apátridas, vagos y maleantes. Allí iremos descubriendo con pocas palabras la personalidad de los cuatro protagonistas que van a iniciar este viaje suicida buscando la salvación, cada uno a su manera. En este trayecto la tensión se mantendrá al límite y esto provocará conflictos entre los personajes: veremos hasta dónde pueden llegar las bajezas morales de la especie humana.
Muchos temas se van a tratar en El salario del miedo; algunos quedan bastante claros, como la crítica al capitalismo, el miedo a la muerte, la amenaza nuclear, la codicia, la moral, el sentimiento de culpa, el existencialismo. Otros, aunque no aparezcan explícitamente, sí que pueden intuirse, por las palabras y las acciones de los personajes, así que tendréis que estar atentos.
Aparte de la soberbia interpretación de los cuatro actores principales, es de destacar la fotografía en blanco y negro que resalta todavía más la dureza del trayecto y de los personajes. Algunas escenas de esta película ya han pasado a la historia del cine, y la maestría del director H.G. Clouzot a la hora de reflejar el asfixiante y opresivo clima del pueblo y de los agrestes terrenos por los que transita el viaje, hacen que El salario del miedo se convierta en una obra maestra.
Así que sin duda alguna os recomiendo ver (en versión original por supuesto) este apasionante viaje vital hacia ¿la muerte?
Accattone.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Purasangre
Cory Finley (2017) – Estados Unidos
Este mes os presento Purasangre una película que pasó sin pena ni gloria por las salas de cine el verano del 2017. Se trata del debut como director de Cory Finley, que en principio había escrito el guión pensado en que fuese una obra de teatro (de hecho está dividida en cuatro actos), pero al final acabó convirtiéndose en su primer largometraje.
Recordad el nombre de este director porque apunta maneras. Purasangre me pareció un ejercicio de cine diferente que rompe con muchos de los clichés del cine americano por muy independiente que sea. Y eso a pesar de que parece que vas a ver la típica película de adolescentes pijas americanas cuando, nada más comenzar, una de ellas llega a la espectacular mansión de su antigua compañera de clase. Pero nada más lejos de la realidad.
Desde el principio la película adopta un inquietante clima, con una esquizoide banda sonora de tonos disonantes que en ocasiones abruma. El director juega a mostrarnos una leve capa de la personalidad de las protagonistas, ya que ellas no es que sean muy habladoras (aunque cuando lo hacen lanzan dardos envenenados). Hay que estar atento a los gestos, las miradas y las formas de reaccionar de Amanda y Lily; solo con eso tendremos que intentar escudriñar en el interior de sus cerebros para intentar comprender por qué se comportan de esa manera.
A Amanda, que sufrió un grave trauma cuando era más pequeña, le cuesta relacionarse con la gente. Su madre la envía a casa de una antigua amiga con la excusa de que esta le de clases e intentar volver a crear un vínculo afectivo entre ellas. Lily, en cambio, parece la perfecta adolescente americana, aunque también tiene algún problemilla, llamemosle padrastro.
Pero Purasangre está realizada con un notable ejercicio de estilo que desde los encuadres, la fotografía y la cadencia nos va sumergiendo en la vacía existencia de dos jóvenes adolescentes de clase alta para convertirse en una feroz crítica a las, en teoría, familias perfectas burguesas. Nos muestras además la escalofriante y deshumanizada manera de afrontar la vida de la generación de los millennial.
Pinceladas del cine de Michael Haneke o Yorgos Lanthimos, para una comedia negra fría y perturbadora a partes iguales, extraña como sus personajes pero que te sorprenderá, que ya es todo un logro para cualquier estreno del cine actual.
La película por desgracia fue la obra póstuma de Anton Yelchin, un joven y prometedor actor que aunque tiene un papel secundario, da sobradas muestras de su talento. La película se convirtió en un homenaje al malogrado actor que moriría pocos meses después en un desafortunado y absurdo accidente doméstico.
Si tenéis ocasión de verla, aprovechad la ocasión, quizás la emitan un domingo por la tarde en abierto en cualquier canal de nuestra caja tonta. Como ya os he dicho, el envoltorio parece el de una inofensiva película preparada para el consumo rápido de los integrantes de la generación millennial. Estad atentos porque esa tarde no dormiréis siesta.
Accattone