En el nuevo programa de Ábrete de Orejas destripamos musicalmente hablando la película Radio encubierta. Un filme que no pasará a la historia del cine, pero que cuenta con una banda sonora tan extensa como espectacular. ¡Disfrútala con nosotros!
Aquí tienes una nueva entrega del programa musical que no va a cambiar tu vida, pero seguro te hace afrontarla con un poco más de energía. El Ábrete de Orejas de este mes nos ha salido bastante clásico: rock and roll, country, americana, rock sureño. Hasta que en la parte final hemos abierto nuestros pabellones auditivos y nuestras miras, e incluso nos ha dado tiempo a poner un poco de rock alternativo, hardcore, y post-punk. ¡Que lo disfrutes!
Ábrete de Orejas Nº 112
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Como no podía ser menos, en Ábrete de Orejas queremos dar la bienvenida al año con música. Este mes saltamos a la pista de baile con algunos grupos que te harán mover el esqueleto, escucharemos también soul, un estilo que teníamos injustamente olvidado, y no faltará nuestra habitual ración de rock, punk, garage, etc. ¡¡¡Arranca el año con buen pie y buena música!!!
Ábrete de Orejas Nº 111
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Regresamos con esta sección en la que aunamos nuestras dos pasiones: el cine y la música. Y qué mejor manera de hacerlo que poniendo la música que aparece en C.R.A.Z.Y., una gran película, en la que su director se gastó más del 90 por ciento del presupuesto en pagar derechos de autor para que las canciones incluidas sean las originales. Así que aprovechando que llega el parón navideño, y que nuestro Cine Club Delicatessen descansa un par de semanas, os invito a que escuchéis el programa, y por supuesto veáis después la película, que por cierto tiene un gran componente navideño. Aprovecho también para hacer un homenaje al director de la película, Jean-Marc Vallée, que desgraciadamente falleció las pasadas navidades.
C.R.A.Z.Y.
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PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Green border Agnieszka Holland (2023) – Polonia
La veterana directora Agnieszka Holland pone el foco en su país natal, Polonia, para ofrecernos su nueva película Green border. El filme es una clara denuncia de las estrategias políticas urdidas por Bielorrusia para aprovecharse del incesante flujo de inmigrantes hacia Europa, y de las acciones represivas tomadas por Polonia con la aquiescencia de la Unión Europea (UE).
Pongámonos en situación: el año 2020, la UE denunciaba como fraudulentas las elecciones en Bielorrusia, así como las constantes violaciones de los derechos humanos en esa nación. Acto seguido, aplicó sanciones contra el país y, entre otros, contra su presidente, Aleksandr Lukashenko. Este, como medida de respuesta a las sanciones recibidas, ideó un plan de desestabilización política con el conchabeo del presidente ruso Putin. Para ello, facilitó la entrada vía aérea de refugiados provenientes de países en conflicto, como Siria, Afganistán o Yemen. El gobierno bielorruso promocionaba en las agencias de viajes de Turquía y otros países vuelos ofreciendo trabajo y empleo en un país de la UE, facilitando incluso visas de refugiados en las mismas agencias, con el objetivo de crear un gran corredor entre Bielorrusia y Europa a través de su frontera con Polonia. El gobierno polaco, a su vez, utilizó la entrada masiva de inmigrantes para crear un clima de odio y rechazo hacia estos, utilizando incluso fake news para aterrorizar a la población y fomentar el apoyo a su gobierno de ultraderecha. Todos estos hechos están reflejados en Green border, no solamente desde la óptica de los refugiados que sufren la represión de unos y otros, sino también desde la de los activistas, o la de los propios policías que custodian esa boscosa frontera (de ahí el nombre de la película).
La directora se ha basado totalmente en hechos reales para confeccionar el guion y el desarrollo argumental de la película. Por ello, si algunas escenas os parecen duras, que sepáis que tras la proyección privada que Agnieszka Holland hizo para activistas que trabajaron en esa parte de la frontera y vecinos que habitan esa zona , estos, le dijeron que les parecía una realidad muy suave.
Lamentablemente, esas familias enteras que volaban tranquilas hacia Europa pensando en una vida mejor, se encontraron de bruces con una auténtica pesadilla de la que era imposible despertar. Un sombrío bosque, plagado de alambradas y peligrosos pantanos, donde por supuesto, ancianos, embarazadas y niños son los más damnificados. Con todo esto en mente, Holland decidió rodar la película en blanco y negro, además de para destacar la dureza de la estancia de los refugiados en el bosque, para dar a la película una sensación de atemporalidad.
Esta denuncia en forma de película titulada Green border, no pretende cambiar el mundo, pero quizás consiga cambiar nuestro mundo interior, impulsándonos a no hacer la vista gorda, ni a mostrarnos indiferentes ante una realidad tan cruda. No sólo la de la inmigración, sino la del creciente auge del fascismo y del racismo en el continente europeo. Tampoco se salvan de la crítica los políticos europeos, que dejan que todo continúe igual, quizás por miedo a que una apertura de fronteras ayude a los fascistas y populistas en su intento por destruir la unidad de la UE.
Estos hechos, expuestos sin tapujos en el filme, provocaron la ira del gobierno, y de organizaciones ultraderechistas polacas, que atacaron sin remisión a Agnieszka Holland, descalificándola e incluso amenazándola de muerte. Después del estreno de la película, ella tuvo que llevar escoltas durante una buena temporada. La verdad ofende.
PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Civil war Alex Garland (2024) – Estados Unidos
El novelista metido a director de cine, Alex Garland, regresa por sus fueros y nos regala una buena película como ya hiciese en su día con su debut cinematográfico Ex machina (2014). En esta ocasión, no escatima en medios para la realización de Civil war, un alegato antibelicista y homenaje al fotoperiodismo de guerra a partes iguales.
Alex Garland se sigue moviendo en los parámetros de las novelas que escribe: thriller, acción, distopía. Estos también son los ingredientes de la nueva obra del británico. Garland se dio a conocer en el mundo cinematográfico al ser llevadas al cine por Danny Boyle, dos de sus creaciones literarias: La playa, (2000) y 28 días después, (2002), filmes para los que el propio escritor se encargó del guion.
En Civil war, coloca al espectador en una situación que quizás hace unos años podría parecer descabellada, pero que, después de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y el posterior asalto al Capitolio de sus seguidores en enero de 2021, ya no parece tan improbable: una guerra civil en el país norteamericano.
Y seguramente el gran acierto de Garland es enfocar el asunto evitando significaciones políticas. No conocemos, ni por qué empezó la guerra, ni quién la originó. Sabemos que hay un bando que quiere derrocar al presidente estadounidense, quien, por cierto, se encuentra en su tercer mandato (cuando es conocido que en EE UU los presidentes no pueden ejercer más de dos mandatos consecutivos). La facción rebelde curiosamente está formada por los estados de Texas (cuyo color político es el republicano) y California (que vota demócrata). Este tipo de detalles, y muchos más, están cuidadosamente elegidos para mostrarnos la sinrazón de una guerra, y lo fácil que es que cualquier país del mundo se vea abocado a ella.
Como he dicho antes, Civil war es también un gran homenaje al periodismo de guerra; Para ello, Alex Garland se inspiró en la vida de Lee Miller, una de las pocas mujeres periodistas en la Segunda Guerra Mundial, pero cuyas fotografías, directas y crudas, denunciando los horrores causados en la población por las mortíferas y novedosas armas utilizadas por los bandos enfrentados, pasaron a la posteridad. Esta forma de retratar la guerra la convirtió en una de las pioneras del fotoperiodismo, además de ser una enorme influencia en las generaciones posteriores de corresponsales de conflictos armados.
Esa especie de Lee Miller está interpretada en la pantalla por una sobria Kirsten Dunst (Lee Smith en la película), que después de toda una vida fotografiando masacres sin sentido, intenta buscar, eso, un sentido a su trabajo, que parece que la haya deshumanizado por completo al haber contemplado tantas tragedias. La lucha contra sus demonios personales es tan importante como la guerra fratricida que tiene que fotografiar. Acompañan a Lee en su suicida misión de intentar llegar a Washington D.C. para entrevistar al presidente: Joel (Wagner Moura) y Sammy (Stephen McKinley Henderson), que están sublimes en sus interpretaciones, y una jovencísima periodista libre, Jessie Cullen, interpretada por Cailee Spaeny, que idolatra a Lee Smith.
En su viaje hacia Washington D.C. se encontrarán con numerosos obstáculos que deberán ir salvando si quieren conseguir el premio de las fotografías más exclusivas y poder documentar un momento histórico. Hay algunas escenas muy brillantes en la película que consiguen mostrarnos la sinrazón de la guerra y el declive de la sociedad en la que vivimos, pero sin duda me quedo con la parte en la que aparece el actor Jesse Plemons (una debilidad mía), haciendo de miliciano ultranacionalista; esa escena es brutal.
El Estados Unidos de Civil war vive en un fuego cruzado de «desinformación» periodística según de donde provengan las noticias, con la sospecha permanente de las fake news. Periodistas carroñeros, milicias que se toman la justicia por su mano, la población enfrentada a la policía gubernamental, caos en las carreteras, desabastecimiento… -¿Conseguirán nuestros reporteros llegar a su objetivo? Para saberlo, tendrás que ver Civil war, una notable película en sus intenciones, aunque no tanto en su realización, entre otras cosas, la escena del intercambio de coches no era necesaria.