COMEDIA DRAMÁTICA
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Green book
Peter Farrelly (2018) – Estados Unidos
Pocas veces voy a proponer una película actual oscarizada en esta sección y máxime siendo de nacionalidad estadounidense. Pero cuando todo lo que rodea a una película se cuida y se hace con esmero, el resultado es una notable película que aparte de hacerte pasar un rato agradable en el cine puede aportarte algo más que el típico cine convencional que recibimos desde el país del Tío Sam.
Si después de ver Green book te enteras que el director de la película es Peter Farrelly, directamente no te lo crees: en estos tiempos que corren seguro que lo consideras un fake en toda regla. Pues sí amigo lector, el director de la película es el mismo que dirigió Dos tontos muy tontos, Vaya par de idiotas o Algo pasa con Mary. Aunque personalmente siempre he pensado que estas películas (especialmente las dos primeras) eran algo más que comedias de humor de trazo grueso, y que nos mostraban esa América palurda llena de mediocres, debajo de muchas capas de humor gamberro y barriobajero lleno de clichés. Una América aterradora que quedó oculta entre situaciones tan absurdas como hilarantes.
En fin, con Green book Farrelly cambia de registros, aunque el toque de humor no lo pierde y es uno de los puntos fuertes de esta película basada en hechos reales y ambientada en los estados del sur de norteamérica en los años 60, donde el racismo seguía latiendo con mucha fuerza. La historia, para qué negarlo, es una gran historia. Pero también es verdad que el guión de la película está inteligentemente ideado y que los actores cumplen con su papel de manera magistral, en especial un Viggo Mortensen que está excelso y vuelve a demostrar lo gran actor que es. Curiosamente no se llevó el Oscar, que fue a parar a su compañero de reparto Mahershala Ali.
Así que va a ser todo un placer meternos en el coche que conduce el chófer Tony Lip, un spaghetti criado en las duras calles del Bronx, y Don Shirley, un refinado y virtuoso pianista negro que tiene que embarcarse en una dura gira por el sur en la que la música no va a ser el único motivo del viaje. ¿Os podéis imaginar qué es meter lo blanco y lo negro, el punto y la i, o el ying y el yang en el mismo coche? Pues con la música que pone la radio de la emisora que siempre elige Tony, sus grasientos menús y unos bonitos paisajes, el viaje se os hará más llevadero. Tan llevadero como esta road movie que parece un homenaje al cine clásico y que os hará sentiros bien antes, durante, y después de la misma (aunque esto último no hiciese falta). El siniestro libro verde que da título a la película no es tan inquietante como lo fue en la realidad.
Accatone
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Her
Spike Jonze (2013) – Estados Unidos
¿Os habéis parado a pensar en cuánto han cambiado los tiempos desde nuestra más tierna infancia hasta el día de hoy? Jugábamos en la calle, no teníamos móviles, así que para comunicarnos entre nosotros teníamos que vernos. En poco tiempo, llegaron los vídeo juegos, los ordenadores, los móviles… y nuestra forma de relacionarnos cambió para siempre. Nosotros que hemos tenido la oportunidad de vivir a caballo entre las dos épocas tal vez podamos valorarlo en su justa medida, pero ¿y nuestros hijos?. Por eso podría ser un buen ejercicio ver junto a ellos Her, la película que presentamos este mes, e intentar sacar alguna conclusión sobre el momento al que hemos llegado en el vertiginoso progreso tecnológico que nos ha llevado a este mundo «macro-comunicado».
Her nos cuenta la vida de Theodore, a punto de divorciarse y quedarse solo. Para mitigar su soledad se compra un nuevo sistema operativo de inteligencia artificial diseñado para satisfacer cualquier necesidad del usuario. Samantha, que así se llama la voz femenina del sistema operativo, y Theodore inician una relación que provocará cambios en la vida de este último.
Es bastante contradictorio que en plena era de la comunicación global sea cuando mayores cuadros de depresión sufre el hombre moderno. Nos sentimos solos cuando jamás hemos podido comunicarnos con tanta gente en tan poco tiempo. Menuda paradoja. El director Spike Jonze nos lo muestra con habilidad en esta película y nos adentra en un futuro distópico, que ya no es tan futuro, ni mucho menos utópico, tan sólo 6 años después de haberse estrenado esta película.
Her es sorprendente, brillante, emotiva, desasosegante. En clave de comedia va introduciéndonos en la humana mente de Theodore y la cibernética de Samantha. Con esa excusa el director nos va a hacer plantearnos cuál es la verdadera relación que tiene el ser humano con los avances tecnológicos y cuál podría llegar a ser. La película trata temas como la soledad, las relaciones humanas, los complejos o los miedos que se producen al romperse una relación, la necesidad de tener a alguien al lado o la de aislarse del mundo exterior y refugiarse en el cibernético.
Con una espléndida fotografía y unas impactantes imágenes de un mundo distópico, el peso de la película recae en Joaquin Phoenix, que como siempre está magnífico, y la voz de Samantha, interpretada por Scarlett Johansson. Poco más basta para que Her nos meta de lleno en esta historia ¿de amor? Juzgad vosotros mismos. Solo sé que poco después de ver la película, un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando dentro de un ascensor alguien junto a mí se puso a hablar con el robot de su móvil. El futuro ha llegado: ¿las nuevas tecnologías nos ayudarán a sentirnos menos solos o acabarán deshumanizándonos? Denle una oportunidad a Her y quizás puedan responder.
Accatone.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Nebraska
Alexander Payne (2013) – EEUU.
Tuve la suerte de ver esta película al poco tiempo de su estreno en versión original, una tarde en un casi vacío patio de butacas de un cine de Madrid, y la verdad es que me fue atrapando inexorablemente fotograma a fotograma. Me sumergí profundamente en ella hasta el punto de llegar a convertirme en un «polizón» del asiento de atrás del vehículo en el que Woody Grant y su hijo emprenden un surrealista viaje desde Montana hasta Nebraska.
Nebraska es un peculiar «road movie» que, aparte de mostrarnos multitud de parajes de la América profunda, se centra en mostrarnos el paisaje interior de Woody, un anciano con evidentes síntomas de demencia senil al que le ha llegado una carta publicitaria en la que le dicen que ha ganado 1 millón de dólares, y que solo tiene que ir a recogerlos a Nebraska. A partir de entonces Woody moverá cielo y tierra para poder llegar hasta allí. A pesar de que a su familia le parece un disparate, Woody conseguirá un aliado y un compañero de viaje: su hijo David. Durante el transcurso de la película nos daremos cuenta de por qué.
Conforme avance el viaje iremos descubriendo la personalidad de padre e hijo según se vayan dando situaciones. Woody no fue el mejor padre, pero quizás tuvo sus motivos; conoceremos episodios de su juventud e incluso haremos una parada en mitad del viaje para conocer el pueblo natal de Woody y a sus familiares, que podrían pasar con nota el casting para una película de los hermanos Cohen.
Es Nebraska una película de más oscuros que claros, remarcada por una excelente fotografía en blanco y negro que refleja el poso amargo y de frustración de las vidas de los diferentes personajes que se cruzan en el camino de Woody y David. Pero tranquilos, la forma de entender la vida de ese cascarrabias que es Woody nos sacará más de una sonrisa y rebajará los momentos de tensión que se vayan creando.
Resaltar la magnífica interpretación de Bruce Dern en el papel de Woody que, a pesar de llevarse la Palma de oro en el Festival de Cannes como mejor actor, no fue nominado a esa categoría ni en los Globos de Oro ni en los Oscars. Quizás mostrar la cara real de la comunidad rural de la América profunda tuvo que ver en ello.
Os recomiendo disfrutar de este viaje expiatorio junto a Woody y David como hice yo en su día, y que por cierto ya he repetido varias veces. Viviréis un carrusel de emociones que nos irán llevando al destino final, Nebraska. Una película dura, melancólica, bella y enternecedora pero sobre todo, real.
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
El Nombre
Alexandre De La Patellière, Matthieu Delaporte (2012) – Francia.
Qué difícil es encontrar en estos tiempos que corren una comedia de calidad en el mundo del cine. Pues bien, en este caso creo que con El Nombre lo hemos conseguido. En un cine francés actual en el que la saturación de comedias “amables” y con poco nivel está a la orden del día, de vez en cuando surge alguna pequeña sorpresa en forma de película, como en este caso. El Nombre es una obra de teatro escrita por Alexandre De La Patellière y Matthieu Delaporte que fue adaptada al cine por ellos mismos y estrenada (con bastante aceptación de la crítica y el público francés) el año 2012.
El argumento de la película es muy sencillo y se desarrolla todo en un mismo escenario: una vivienda donde un grupo de amigos se ha reunido para celebrar que Vincent, uno de ellos, va a ser padre. Entre bromas, y mientras esperan la llegada de Anna, la esposa de Vincent, la respuesta a si ha elegido el nombre del niño va a desatar el caos.
En paralelismo con Un dios salvaje, estrenada un año antes por Román Polansky, la película pone al descubierto las bajezas morales del ser humano, haciéndolo, eso sí, con más humor y menos acidez, pero dándole quizá más credibilidad a los personajes. De las bromas amables, se pasará al humor caústico o al cinismo en cuestión de segundos con una mezcla de ironía y sarcasmo que te hará reír pero también pensar. Se crearán situaciones tan enrevesadas como desternillantes. Como en la vida misma, cada persona es hijo de su padre y de su madre, y cada personaje representa diferentes maneras de ser y de sentir la vida. Durante el transcurso de la película sacarán a relucir sus miserias y nos demostrarán la fragilidad de la personalidad humana, tan cambiante como una veleta en un día ventoso.
También es de destacar la buena fotografía de la película y una realización ágil e inteligente que hace mover la cámara con dinamismo en un lugar tan limitado como es el salón de una casa durante los más de 100 minutos que dura la película.
El guión es notable, al igual que las interpretaciones. Quizás se podía haber contado la historia con menos palabras, y quizás las interpretaciones a veces sean un poco histriónicas, pero la velocidad de los diálogos y los cambios de humor de los actores también contribuyen a que El nombre no sea una obra de teatro monótona trasladada al mundo del cine.
Pocas veces hago esto, pero para los que no les guste ver las películas en versión original, el doblaje al castellano está muy logrado.
En definitiva, os recomiendo ver El Nombre, una comedia que no es una comedia, una obra de teatro que no es una obra de teatro, un drama que no es un drama y un nombre…que enciende la mecha de un gran castillo de fuegos artificiales.
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PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Canino
Yorgos Lanthimos (2009) – Grecia
Desasosegante, perturbadora, claustrofóbica, grotesca, malsana, espeluznante… Estos son algunos de los adjetivos que me vienen a la mente tras haber visto la película griega Canino, pero a pesar de todo os recomiendo encarecidamente que le deis una oportunidad. Y es que, si sois unos apasionados del cine, Canino es una «rara avis» de esas que nos sorprenden muy de vez en cuando en el estandarizado y sin alma cine de nuestros días.
El argumento de la película es simple: un matrimonio con tres hijos viven en una mansión a las afueras de la ciudad; los hijos, en edad adolescente, nunca han salido más allá del jardín y reciben la educación de sus padres, empeñados estos en que no se corrompan con lo que la dura realidad del mundo exterior les pueda ofrecer. Sólo Christine, guardia de seguridad de la empresa en la que trabaja el padre, puede entrar en la casa.
El director griego Yorgos Lanthimos nos demuestra que todavía se puede dar una vuelta de tuerca al cine y nos sorprende con esta dura película rodada de manera fría y descarnada, deshumanizada, como la personalidad de unos niños a los que se les ha ocultado la realidad del mundo en el que vivimos para preservarlos de los males y peligros que puedan acecharles.
Esta película nos demuestra que la educación es la herramienta fundamental y más importante para forjar la personalidad de un individuo, una educación que sufre bandazos según el signo político que gobierna en cada momento en nuestro país, y en la que nunca ha habido un consenso para crear unas bases generales que saquen a España de esa caída hacia la ignorancia generalizada. Una educación aprovechada para controlar y conducir a los estudiantes a su antojo y convertirlos en borregos obedientes, aunque haya que manipular la historia a su conveniencia si hace falta.
Esto y mucho más nos muestra Canino, esta descorazonadora película que refleja muchas otras facetas del mundo en el que vivimos (como la falta de libertad, la obsesión por la seguridad y el control de nuestros hijos) y del ser humano, ese animal en la cúspide de la escala evolutiva que sigue tropezando con la misma piedra y al que, si le despojamos de la moralidad , la ética y la razón, lo convertimos en un animal salvaje que se guía por sus instintos más primarios. Canino presenta situaciones caricaturescas del ser humano: cada día a día en la irrespirable atmósfera de esa casa es un golpe duro y sórdido contra tus neuronas, que anonadadas intentan buscar una respuesta lógica o «humana» a las reacciones de los habitantes de la casa.
Quizás después de ver esta fábula grotesca sobre nuestra sociedad, no te consideres tan por encima de los demás animales que viven en este planeta, sobre todo cuando diariamente los noticiarios nos inundan con macabras historias que hablan de la irracionalidad del ser humano y que hacen parecer un juego de niños lo acontecido en esta película.
Accattone
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Arrugas.
Ignacio Ferreras (2011) – España
Al parecer, al gobierno en funciones le han bastado 4 años para vaciar la hucha de las pensiones, así que en el caso de que lleguemos a la jubilación, el «retiro dorado» que se imaginan algunos puede convertirse en una auténtica pesadilla. Por si fuera poco, las expectativas para un anciano de hoy en día tampoco son nada halagüeñas, y si no échenle un vistazo a Arrugas, una película de animación dirigida el año 2011 por Ignacio Ferreras, basada en el cómic del mismo título del dibujante Paco Roca, quien por supuesto también participa en la adaptación del guión para el cine.
Arrugas nos cuenta una historia habitual, la de Emilio, un anciano con principio de alzheimer que es ingresado por su hijo en una residencia de ancianos. Allí se encontrará con Miguel, un pícaro y a veces cínico anciano que le presentará a sus nuevos compañeros y le enseñará cómo es el día a día de la residencia.
No nos engañemos, Arrugas es un película de animación para adultos, aunque debería ser de visión obligada en cualquier colegio de enseñanza media. La película trata, en clave humor y con mucha ternura hacia sus personajes, la dureza de ser un anciano a día de hoy. Unos ancianos que sufren la marginación de la sociedad por no ser útiles para la vida diaria y, lo que es más triste, el «abandono» de sus hijos, que por unas cosas u otras han dejado de lado a la personas que cuidaron de ellos una gran parte de sus vidas.
Otros aspectos controvertidos aparecen en la película, por ejemplo el del funcionamiento de las residencias geriátricas, el alzheimer, la eutanasia, o la soledad que sufren los ancianos. A pesar de la dureza de muchos aspectos, el formato animado y un guión con muchos momentos cómicos aligeran (en alguna ocasión quizá demasiado) el desarrollo de la trama.
Arrugas es una proclama a favor de la dignidad, contra el olvido inmerecido y el destierro al que sometemos a nuestros mayores; es un homenaje hacia ellos y a los que algún día llegarán a serlo. También es una celebración de la vida, la amistad y el amor.
Y nos deja un claro aviso de lo que nos puede pasar a nosotros en un futuro no muy lejano si no volvemos al origen de ese respeto ancestral, casi sagrado, que se tenía antes por los mayores, donde la experiencia vivida por nuestros abuelos se convertía siempre en riqueza personal para los hijos y no una carga o un estorbo como en la actualidad.
Vean Arrugas y recapaciten, porque algo estamos haciendo mal.
Accattone.