NOVELA
SECCIÓN: A LEER, QUE SON DOS DÍAS.
HUIDA
Capítulo 15
Miércoles 15 de Diciembre de 2014.
Miramos por la mirilla de la puerta. El rabioso que había saltado desde el piso de arriba por la ventana ya se había levantado del suelo y venia hacia la puerta. Avanzaba muy despacio. En la puerta exterior había ya decenas de rabiosos, atraídos por el ruido del disparo. Propuse que lo mejor seria esperar a que se calmasen, no hacer ruido y esperar a que se marchasen.
A los pocos minutos empezamos a escuchar disparos. Miramos nuevamente por la mirilla. Un todoterreno embistió contra la puerta exterior. Era una pick-up. En la parte trasera iban dos tipos, vestidos como paramilitares (mezclaban ropa de calle con ropa militar), iban fuertemente armados y disparaban contra todo lo que se movía. Cuando se paro el todoterreno salieron otros dos hombres. Abatieron enseguida al rabioso que había delante de la puerta.
Uno de los que salio empezó a gritar hacia la puerta, Nos decía que saliésemos de allí, que si abríamos y les entregábamos todas las provisiones que llevábamos tal vez nos dejasen con vida. De Guzmán nos hizo un gesto. Empezamos a ir hacia la parte de atrás. Seguían escuchándose disparos. Seguramente disparaban contra los rabiosos que se acercasen a la entrada. Nos pusimos las mochilas y seguimos hacia la parte trasera haciendo el menor ruido posible.
Los rabiosos del piso de arriba empezaron a golpear de nuevo la puerta que habíamos atrancado. Otro disparo. Esta vez mucho mas cercano. Habían empezado a disparar contra la cerradura de la puerta. Se abrió de golpe. De Guzmán y yo empezamos a disparar hacia la entrada. Javi mientras tanto abrió las válvulas de batano de la cocina. Ellos también empezaron a disparar contra nosotros.
Cerramos la puerta que daba acceso a la zona del bar, quitamos la barricada que impedía el acceso al piso superior y antes de que pudiesen entrar los rabiosos salimos por la puerta de emergencia trasera y la atrancamos con un palo de fregona que cogió Javi. Vaya sorpresa se iban a encontrar cuando abriesen la puerta. Nosotros empezamos a rodear el vallado del edificio cuando una fuerte explosión nos tiro al suelo.
La puerta de la salida de emergencia voló por los aires, así como parte de la pared de lo que debía ser la cocina. Los saqueadores al abrir la puerta se debieron de encontrar de frente con los rabiosos, y al abrir fuego hicieron explotar el gas que dejo Javi abierto. Nos levantamos rápidamente para terminar de dar la vuelta al vallado y llegar hasta la Renault Traffic del aparcamiento.
David Tello.
SECCIÓN: A LEER, QUE SON DOS DÍAS.
HUIDA
Capítulo 14
Martes 9 de Diciembre de 2014.
Los rabiosos empezaron a golpear la puerta durante un buen rato. La puerta aguantaría, pero por si acaso hicimos una mini barricada con mesas y sillas del bar. Si pasaban la puerta no los detendría pero al menos sí que los ralentizaría un poco. Además uno de nosotros haría guardia frente a la puerta por la noche.
Poco a poco a lo largo del día los golpes fueron a menos. Decidimos quedarnos allí un par de días. Pensamos en buscar entre los cadáveres de la cámara frigorífica para tratar de encontrar las llaves de alguno de los coches que había aparcados fuera. Estaba claro que si queríamos seguir dirección a Motorland, hacerlo a pie era un suicidio.
Además trataríamos de evitar la carretera nacional todo lo posible, o al menos las poblaciones que atravesaba esta.
Esa noche me quedé yo de guardia. Como a las 3 de la madrugada se levantó De Guzmán y vino a hacerme compañía un buen rato. Me explicó que no sabía lo que nos podíamos encontrar al llegar a Motorland. La última vez que pasó por allí habían vallado y fortificado todo el recinto y que esperaba que hubiesen resistido a los rabiosos. Luego volvió a irse a dormir.
Algunas veces seguían oyéndose ruidos en el piso de arriba. Al amanecer desperté a De Guzmán y a Javi. Desayunamos y después aproveché para dormir un poco. Cuando me desperté fuimos a la cámara frigorífica para registrar los cadáveres como habíamos hablado el día anterior.
Aquello era asqueroso. El olor empezaba a ser nauseabundo y lo que veíamos no era mejor. Este horror no entendía de clases. Había desde un hombre mayor muy bien vestido, empleados de la gasolinera que había contigua o chicas de las que “trabajaban” allí.
Al buscar en los bolsillos encontramos teléfonos móviles, ya sin batería, carteras y finalmente encontramos entre todos los cuerpos dos llaves de coches. Unas llaves de Renault y otras Seat.
Salimos de allí y volvimos a cerrar la cámara. Ahora tendríamos que ir al parking para buscar de qué coche eran y comprobar si arrancaban. Esta vez fue De Guzmán el que se quedó. Javi y yo salimos con una llave cada uno. Nada más salir, al otro lado vi una Renault Traffic de color gris. Le hice un gesto a Javi para que viniese conmigo. Pude abrir con las llaves y arrancó a la primera. Enseguida quité el contacto para no llamar la atención de rabiosos que pudiesen estar cerca.
Muy cerca de donde habíamos saltado la valla había un Seat Ibiza. Nos acercamos. Estaba justo al lado del coche que se había empotrado contra la pared. Cuando Javi iba a intentar abrirlo me di cuenta que el rabioso que debería estar atrapado ya no estaba. Acto seguido vi como algo salido de la nada se abalanzó sobre Javi. Era aquel puto rabioso. Se lo quité de encima con una patada y cuando intentaba levantarse saqué el revolver y le disparé un par de veces.
A la distancia que lo hice le destrocé la mandíbula y cayó al suelo completamente inerte. Pronto se escuchó cómo venían más rabiosos de la carretera hacia allí. Además saltó uno a través de una de las ventanas del piso superior. Regresamos lo mas rápido posible. De Guzmán estaba en la puerta cubriéndonos con su rifle de asalto. Entramos y cerramos la puerta.
David Tello
SECCIÓN: A LEER, QUE SON DOS DÍAS.
HUIDA
Capítulo 13
Lunes 8 de Diciembre de 2014.
Un gato atravesó la puerta de un salto dándonos un susto de muerte. De Guzmán se giro hacia mi resoplando aliviado, y gracias a eso pude ver como se abalanzaba desde la habitación una sombra sobre él. Le aparté con una mano y con la otra abrí fuego con mi revolver. Hice tres disparos. Después de un par de segundos en silencio absoluto aquello se convirtió en una locura.
Había ruidos en prácticamente todas habitaciones. Al final del pasillo aparecieron al menos 5 rabiosos que rápidamente venían hacia nosotros a estos se sumaron varios mas saliendo de algunas de las habitaciones que estaban con las puertas abiertas. Terminé de vaciar el tambor de mi revolver sobre el rabioso que teníamos mas cerca, di un paso hacia atrás, deje caer los casquillos vacíos sobre el suelo y comencé a recargar al mismo tiempo que De Guzmán empezó a disparar con su fusil de asalto.
A cada ráfaga, los fogonazos del arma iluminaban por completo el pasillo durante unas décimas de segundo. Aquellos rabiosos ya casi ni tenían aspecto de personas. Con tan solo un cargador abatió a cuatro. Cambió el cargador y termino al mismo tiempo que yo lo hice con el revolver. Espere a que disparase el primero, yo empece de nuevo a dispara también, pero esta vez siendo mucho mas selectivo y cuidadoso en cada disparo.
Cuando los dos terminamos de vaciar los cargadores aun quedaba un puto rabioso en pie. Seguía viniendo hacia nosotros. En sus ojos casi se podía intuir que sabia que necesitaríamos unos segundos para recargar, y que seguramente no nos daría tiempo. En ese mismo instante De Guzmán saco de la funda de su cinturón la 9mm que el día anterior había dado a Javi y empezó a vaciar el cargador sobre el rabioso. Cayó fulminado con al menos tres balas en la cabeza.
Volvió a enfundar el arma y recargo el fusil al tiempo que retrocedíamos de nuevo hacia las escaleras. Allí no podríamos encontrar nada útil. Bajamos las escaleras rápidamente avisando a Javi para que nos abriese. Pasamos y cerramos la puerta. Javi nos miraba completamente pálido. Le contamos lo que había pasado y que no sabíamos cuantos mas podían quedar arriba, pero que era mejor no arriesgarse. Bebimos agua para refrescarnos un poco y empezamos a hablar sobre lo que debíamos hacer.
David Tello
SECCIÓN: A LEER, QUE SON DOS DÍAS.
HUIDA
Capítulo 12
Domingo 7 de Diciembre de 2014.
Durante toda la noche escuchamos como si algo se moviese en el piso de arriba. Incluso hubo un par de veces que se escucho como cuando se arrastra una silla.
Estaba claro que allí había alguien o algo más, y a pesar de que la puerta que daba acceso a esa zona estaba cerrada con llave me resultaba imposible conciliar el sueño. De Guzmán tampoco pudo pegar ojo en toda la noche. Estuvimos un buen rato planificando lo que debíamos hacer al día siguiente.
Por la mañana, cuando se despertó Javi (el si que pudo dormir algo), le explicamos lo que íbamos a hacer. Primero buscaríamos agua y alimentos que estuviesen en buen estado en la cocina para aprovisionarnos y después abriríamos la puerta que estaba cerrada con llave para descubrir si había algún superviviente más.
En caso de no ser así, limpiaríamos de rabiosos el edificio para poder estar algo mas tranquilos mientras que estuviésemos allí. Esperamos a que amaneciese del todo para tener toda la luz posible.
Entramos a la cocina. El hedor era incluso mas fuerte que el día anterior. Empezamos a buscar por todos los armarios. Javi encontró varias latas de leche condensada y algunas bolsas cerradas de minimagdalenas.
Yo encontré dos sacos de frutos secos y una bolsa gigante de patatas fritas. De Guzmán no tubo tanta suerte, abrió un par de neveras que se habían quedado sin electricidad y la carne y el embutido que había estaba podrido y con moho.
Miramos también en la parte del bar donde habíamos pasado la noche. Encontramos un stand con bolsas de snacks. En las cámaras de detrás de la barra había refrescos, zumos, cerveza y varias botellas pequeñas de agua. Ademas las estanterías de la pared estaban repletas de botellas de alcohol de todo tipo.
Dejamos todo apilado sobre las mesas. De las cámaras solamente sacamos el agua para meterla en las mochilas. Aprovechamos para prepararnos un vaso de leche condensada, nos animo bastante ya que hacia bastantes días que no desayunábamos “un vaso de leche”.
Cuando terminamos nos preparamos para abrir la puerta. Javi se quedaría por si teníamos que salir corriendo para abrirnos y cerrar la puerta. Como de costumbre De Guzmán iría delante con el rifle de asalto y yo le cubriría la espalda.
Forzamos la cerradura tratando de hacer el menor ruido posible. Al abrirla vimos unas escaleras que subían al piso de arriba. También había tres puertas. Dos de ellas eran baños. Entramos y en ninguno de ellos encontramos nada.
La tercera puerta era una salida de emergencia que daba a la calle. Subimos las escaleras muy despacio. Eran de madera y crujían levemente a nuestro paso. El piso de arriba era un pasillo bastante ancho con varias puertas de lo que parecían habitaciones.
Estaba iluminado solamente por la luz que entraba desde el piso de abajo. Bajo nuestros pies podía notar al andar un liquido viscoso. Era sangre. Abrimos la primera puerta. La habitación estaba vacía. Empezamos a escuchar golpes en la habitación contigua.
Salimos de nuevo al pasillo y nos acercamos a la puerta. De Guzmán se coloco de frente a la puerta, cogí aire y abrí la puerta muy despacio y me aparté.
David Tello
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HUIDA
Capítulo 11
Sábado 6 de Diciembre de 2014.
Decidimos acercarnos por la parte trasera. No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar una vez que entrásemos. El edificio no tenia ninguna puerta por detrás. El vallado era de obra y bastante alto, excepto en una zona donde se encontraba un enorme deposito de gasoil.
Allí la valla era metálica y de menos altura que el resto. De Guzmán salto primero, luego ayude a Javi y por ultimo pase yo. Nada más pasar los tres empezamos a escuchar un sonido seco, como si algo golpease uno de los coches. Había varios coches aparcados, y uno de ellos, un BMW de color blanco estaba empotrado contra la pared del vallado.
Nos acercamos con cuidado. Cuanto mas cerca estábamos el olor era más nauseabundo. Tenía las cuatro puertas cerradas. La ventanilla del conductor estaba cubierta de sangre. De repente una mano golpeó contra el cristal. Miré a través de la luna delantera y vi a un hombre, o al menos lo que quedaba de el. Era un chico joven, moreno, con un bigote muy poco poblado. Como el que te sale de adolescente antes de afeitarte por primera vez.Llevaba ropa de vigilante seguridad, de una empresa distinta a la mía. Estaba empapada en sangre.
Tenia varias heridas ya putrefactas entre el hombro y el cuello. Aun tenia puesto el cinturón de seguridad, por eso seguía atrapado allí dentro. No dejaba de arañar y golpear la ventanilla y la puerta. Me fijé en sus manos. Pobre diablo, de tanto intentarlo tenia los dedos en carne viva, incluso parecía que le faltase parte de la primera falange de alguno de los dedos.
Decidimos que era mas peligroso acabar con él que dejarlo allí, así que seguimos hacia la entrada del Euro. Contamos seis coches, así que lo mas fácil es que sus dueños aun estuviesen dentro. De Guzmán iba delante apuntando con el rifle de asalto, Javi detrás suyo y yo cerraba el grupo mirando siempre hacia atrás con el revolver en la mano para evitar sorpresas.
Al abrir la puerta nos invadió el olor a cerrado. No había luz, apenas podíamos ver. Avanzamos muy despacio, con la espalda pegada a lo que intuíamos que era la barra. El silencio se hacia aterrador. Chocamos contra algunos taburetes. Llegamos al final de la sala y abrimos una puerta doble. Allí entraba algo mas de luz a través de un gran ventanal. Había sillas y mesas por el suelo. También varias manchas de sangre.
Vimos dos puertas. Una de ellas estaba cerrada con llave. La otra daba a una cocina. Entramos a la cocina y seguimos las manchas de sangre. Llevaban a una cámara frigorífica. De Guzmán se puso frente a ella apuntando con su rifle y me hizo señas para que la abriese. Al abrirla se encendió una luz interior de esta.
La imagen era horrorosa. Un primer cuerpo estaba con la cabeza destrozada. Después en otro rincón de la cámara había 8 cadáveres mas, muy pegados unos a otros, completamente congelados. Vimos que la cámara no se podía abrir desde dentro. Salimos y cerramos aquella cámara del horror. Solo ellos sabrían que paso allí dentro. Volvimos a la entrada y aseguramos la puerta. De Guzmán y yo acordamos turnos de vigilancia. Ya se había hecho de noche y estábamos en penumbra absoluta.
David Tello
SECCIÓN A LEER QUE SON DOS DÍAS:
HUIDA
CAPITULO 10
Jueves 4 de Diciembre de 2014.
Por fin De Guzmán me ha devuelto mi revolver. A Javi le ha dado también un arma. Una Star. Era un arma semiautomática de 9mm. Como Javi no había tenido nunca un arma de verdad también le enseño como usarla. Creo que ya confía en nosotros. Aunque aún sigue durmiendo arriba y nosotros abajo.
Hoy han vuelto a pasar los de los todo-terrenos. Cada vez que pasan traen a muchos rabiosos tras ellos. Ha sido una noche difícil, ha hecho muchísimo frío. De Guzmán nos ha insinuado que deberíamos tener muy en cuenta la posibilidad de marcharnos de allí ya que no tardaríamos demasiado en quedarnos sin agua y sin comida (tal y como yo había pensado).
Nos planteó la posibilidad de ir hasta el centro de ayuda que el ejército había ubicado en las instalaciones de Motorland en Alcañiz. Sólo estábamos a unos 70 kilómetros, aunque no teníamos vehículo y además de a los rabiosos tendríamos que evitar a los saqueadores.
Era peligroso pero era la mejor opción que teníamos. Pasamos varias horas decidiendo que seria lo mejor y como llevarlo a cabo. Finalmente decidimos seguir la carretera pero a cierta distancia .
Viajaríamos de día e intentaríamos encontrar un lugar cubierto y seguro para dormir. Hacerlo a la intemperie sería una locura con el tiempo que esta haciendo. A lo largo de la N-232 hay varios poligonos, naves y gasolineras. No debería de resultarnos difícil encontrar “alojamiento”. Intentaríamos llevarnos toda la comida y el agua que pudiésemos. También nos llevaríamos tantas armas como pudiésemos cargar.
Viernes 5 de diciembre de 2014.
Todos nos hemos despertado muy temprano. Apenas había empezado a amanecer. De nuevo el frío había sido insoportable. Esperamos a que hubiese amanecido del todo para salir.
De Guzmán era el que iba mejor equipado. Llevaba incluso la mascara anti gas con la que le vimos el primer día. Salimos y nos dirigimos directamente hacia la parte de atrás de la gasolinera.
De Guzmán abría camino, detrás suyo Javi y cerrando la fila y con un ojo en la nuca estaba yo. Javi cargaba con varias armas a la espalda. Apenas nos habíamos separado unos metros de la carretera un rabioso salió de la cuneta directo hacia nosotros.
De Guzmán lo batió con su rifle de asalto, al cual había colocado el silenciador. Tuvo que dispararle varias veces antes de que cayese. Se volvió hacia nosotros y nos pidió que cada vez que fuésemos a cruzar lo haríamos de uno en uno para no llamar la atención de los rabiosos.
Anduvimos durante varias horas, sin perder la carretera de vista. Lo cierto es que evitamos bastante bien a los rabiosos. Siempre estaban ahí, vagando por esa carretera. Algunos incluso daba la sensación de que estaban aletargados.
Paramos a comer algo y beber agua. No tardamos demasiado enseguida retomamos la marcha. Apenas debían de faltar un de horas para que empezase a anochecer, así que teníamos que empezar a pensar donde íbamos a pasar la noche.
Entonces vimos en la distancia un cartel: “EURO”. Era un conocido club de alterne de Zaragoza. Recordé que tiene garaje privado y vallado lo sabía por las veces que había pasado por delante con el coche. No sabía lo que nos podíamos encontrar allí.
David Tello