CRÍTICA DE CINE
Ladrón de bicicletas
Vittorio De Sica (1948) – Italia
Película italiana claro ejemplo del neorrealismo italiano y que forma parte de las películas indispensables para entender el arte de la cinematografía. Rodada en blanco y negro con una fotografía sensacional, teniendo en cuenta la época.
La película trata sobre las vicisitudes que le ocurren al protagonista, que trata de ganarse la vida con su nuevo trabajo pegando carteles y para el cual es indispensable tener una bicicleta.
La obra va mucho más allá del argumento cinematográfico, es un retrato de la sociedad italiana y lo duro de la vida después de la guerra y la miseria en los suburbios. De cómo el robo del instrumento necesario para ganarse la vida del protagonista, le lleva a la desesperación y a la escena final de la película, sencillamente genial, alcanzando un nivel al que muy pocas películas llegan.
Dura, descarnada, deja pocas opciones a otro sentimiento que no sea lástima hacia la suerte del protagonista.
Rodada de forma que parece un documental, este tipo de cine tiene este punto en común que es el del de contar con actores amateurs. Además, está rodada de una manera excelente, con unos planos muy bien compuestos, y unas escenas entre el padre y el hijo fantásticas.
Podría estar contando una a una todas las escenas de la película, todas magistrales.
Me quedo con dos: cuando bajan el padre y el hijo del motocarro y más arrecia la lluvia, arranca una secuencia ¡enorme¡
La segunda sería la secuencia final de la película cuando el niño coge la mano de su padre.
Os invito a que la veáis, durante estas fiestas. Yo la he vuelto a ver y la seguiré viendo cada cierto tiempo ya que obras maestras como estas son atemporales.
Uranio 235
Mary and Max
Adam Elliot ( 2009) – Australia
Pues es que últimamente este tipo de películas son las que más me gustan y sobre todo porque se está redescubriendo el noble arte de contar historias, y se puede hacer desde una imaginación desbordante, utilizado materiales ya utilizados (plastilina en este caso), pero aportando un lenguaje visual refrescante, imaginativo y original.
Sí, hemos visto todo tipo de películas, todo tipo de tramas, todo tipo de planos, todo tipo de guiones, pero la originalidad es algo que encuentro, sobre todo, en este tipo de cine. El poder crear un mundo a la medida del director, crear los habitantes de ese mundo y nadar en él, tiene sus ventajas.
Lo que se nos propone en Mary and Max, es una historia donde Mary es una niña que vive en Australia, cuya familia no es ni de lejos modélica y su imaginación le permite evadirse de su realidad. Max, americano y habitante de New York, recibe por casualidad una carta de Mary. Max es un cuarentón solitario, Mary una niña de 8 años. Lo curioso es que tienen muchas cosas en común.
No es una historia fácil, ni bonita, es la visión de una niña de su mundo desestructurado y donde su único amigo y confidente es Max.
Con propuestas como estas, el cine de animación, cada vez más, va buscando ampliar horizontes y encontrar en el público adulto y en esta cinta se consigue, vaya si se consigue.
La originalidad de la propuesta se basa en el mundo que crea el director, la imaginación y cómo evolucionan los sentimientos de Mary, y las consecuencias que sufre Max con cada lectura de sus cartas. Toda la película está narrada en tercera persona, es una voz en off la que nos va conduciendo por las diferentes escenas del film.
Lo único que se le puede achacar al film es que al final tira de sentimentalismo, buscando la lágrima facil, algo que parece gustar mucho en el cine actual. Pero, bueno, es un pequeño borrón que no mancha el lienzo. Además, los golpes de humor negro compensan en gran medida el sentimentalismo final.
Un film muy recomendable, que se hace muy corto a pesar del amargor de la historia.
Uranio 235
Amélie (El Fabuloso destino de Amelie Poulain)
Jean-Pierre Jeunet (2001) – Francia
Adicta a Amélie. Sí, lo confieso, porque es fabulosa, original, hermosa, divertida, romántica, detallista, narrativamente deliciosa… llena de imaginación, de amor, de vitalidad, de estrambóticos personajes, de casualidades, de historias, de juegos y adivinanzas, de diálogos locos, de ensoñación…
Alejada de todo tópico, nos presenta un mundo de fantasía y color que rompe con el estilo cinematográfico de los últimos años.
Asomarse al mundo de Amélie es volver a contemplar el mundo con los ojos de un niño. Con su mirada y sonrisa, Amélie consigue hacernos cómplices de sus ocurrencias. Logra enamorar al espectador. Su vida será: “hacer felices a los demás y buscar el placer en las pequeñas cosas de la vida”, excelente filosofía de vida, ¿no?
Jean-Pierre Jeunet, uno de los directores contemporáneos con más imaginación y creatividad, nos presenta la obra más redonda de su filmografía. Un film cuidado al milímetro, con un guion muy bien estructurado y una genial fotografía que logra transmitir la emoción que busca en todo momento.
Es un placer para el espectador, una auténtica obra de arte.
Dos grandes aciertos, además con Audrey Tautou en la interpretación y Yann Tiersen en la banda sonora. Preciosa banda sonora, con ese acordeón tan francés,… se ajusta como un guante al fantástico mundo parisino de Amélie.
Una de las películas más hermosas que he visto en toda mi vida, y cada vez que la veo es mejor.
Me da igual que sean malos tiempos para los soñadores. Hay que soñar, no dejar de soñar jamás y creértelo.
Uhmm… en este mismo instante, ¿cuántas personas estarán viendo Amélie?
Eva Bullet.
WALL-E
Andrew Stanton (2008) – Estados Unidos
Esta película de animación nacida de la factoría Pixar será en unos años, sin duda, un clásico.
El argumento, meramente simbólico: millones de robots se han quedado limpiando la tierra, mientras que los humanos nos vamos a dar vueltas por el espacio hasta que los robots WALL-E la limpien por completo. De vez en cuando, sensores enviados por los humanos aparecen por la tierra para observar si esta es de nuevo habitable. En el año 2115, una unidad WALL-E esta limpiado… Aquí empieza la película…
Aunque sea una película de animación, esta producción no sólo busca un público infantil sino que intenta que los acompañantes de este publico infantil disfruten con la película. Y lo consiguen, ¡vaya si lo consiguen!
La dividiría en dos partes, los primeros 50 minutos aproximadamente, y el resto.
Los primeros 50 minutos son sencillamente de lo mejor que se ha hecho en animación nunca, es como ver un clásico de cine mudo. La humanización que se consigue hacer de WALL-E, cómo vive, sus gestos, su cucaracha compañera de aventuras. Las situaciones cómicas que ocurren. Cómo se crea un mundo acogedor, dentro de la mas absoluta destrucción. Cómo WALL-E intenta enamorar a E.V.A., cuando la lleva a su contenedor y le enseña sus artilugios. Y cómo E.V.A se asombra con el fuego, con el musical que se ve en la tele, y cómo WALL-E cuida de E.V.A.
Los planos que se usan en la película (una novedad en este tipo de producciones), por ejemplo planos desenfocando al fondo o al primer plano, en la era digital parece ser que todo lo que debemos ver, tiene que estar nítido en todo el rango focal. También hay homenajes a planos clásicos del cine.
La banda sonora acierta en todos los momentos de la película.
De estos 50 primeros minutos me quedo con casi todo, me quedo con todo. Después de ver a los humanos, el único que lo es, es WALL-E.
Los siguiente minutos es donde empiezan a aparecer los humanos y la película baja un poco. Se hace previsible,… será el peaje Disney, pero sigue apareciendo WALL-E ,y todas las situaciones donde aparece son situaciones divertidas y originales.
Un paso adelante y definitívo, que hizo empezar a considerar a este tipo de cine, mas allá de ser un entretenimiento para los mas pequeños. Espero que os guste, y se le pierda el miedo al cine de animación, ya no es solo para niños.
Uranio 235
Los puentes de Madison
Clint Eastwood (1995) – Estados Unidos
Magistral, preciosa, inolvidable.
En esta maravillosa película Clint Eastwood nos regala poder ser espectadores de una de las historias de amor más bellas y conmovedoras de la historia del cine.
Film de narrativa elegante, guion sólido, sencillo y eficaz, que sin tener acción, atrapa con una sutileza encantadora. Lleno de silencios cargados de gran intensidad. El amor traspasa la pantalla lentamente.
Vemos a un Clint entregado a un romanticismo a través del cual nos muestra su particular visión de ese misterioso sentimiento que aparece en nuestras vidas sin pedir permiso. Una reflexión sobre el verdadero y el convencional amor, de…“esa clase de certeza que sólo se presenta una vez en la vida…”
Cada plano, cada detalle, la fantástica fotografía, la ambientación, la banda sonora (música de Lennie Niehaus), todo está cuidado con lupa, algo muy del genio Eastwood.
Para mí, las cintas de Clint tienen un aroma especial, como de buen cine clásico, sabes que desde el principio vas a disfrutarla.
Destacar la gran interpretación de Meryl Streep (Francesca), junto al propio Clint Eastwood (Robert), como protagonistas, consiguiendo que la pareja desborde pasión en todos los planos en los que aparecen juntos.
Todo un clásico que nos deja escenas memorables…
Abrir, o no, la puerta…de cualquier elección, ¿te arrepentirás?…
Eva Bullet
C.R.A.Z.Y.
Jean-Marc Vallée (2005) – Canadá
Genial, rara, astuta, ágil, hermosa, divertida, necesaria… Una mezcla de estilos: el indie americano y el cine de autor francés.
Triste y emotiva historia acerca de una familia católica conservadora de Canadá, que nos la cuenta (en voz en off), el propio protagonista, Zach, el cuarto de cinco hermanos, un chico diferente que irá creciendo entre su ambigüedad sexual y la fidelidad a su padre.
Aunque es una historia que ya hemos visto más veces, Jean-Marc le añade un toque especial con una narración moderna, con ligero toque fantástico a veces (geniales las imágenes surrealistas de los sueños de Zach…) que te engancha desde el principio.
El director le da al film una estética setentera maravillosa; se luce en algunas secuencias con unos planos y juegos de cámara formidables; emociona por lo que cuenta, pero más cómo lo cuenta; además, traspasa el tema de la homosexualidad, para tratar la necesidad de aceptarse a uno mismo, y de sentirse aceptado por el resto.
Es sin duda una película de personajes, interpretados todos por un elenco de actores muy creíbles en cada uno de los miembros de la familia. El hijo, Zach, el padre, y la madre, interpretados por Marc-André Grondin, Michel Côté y Danielle Proulx se llevan la palma.
Con una banda sonora de excepción (en la que fueron destinados más de medio millón de euros en derechos) cuenta con canciones como «Sympathy for the devil», de The Rolling Stones; «10:15 Saturday Night», de The Cure; «Shine on you crazy diamond», de Pink Floyd; «Emmenez-Moi», de Charles Aznavour, o «Space Oddity», de David Bowie…, o «Crazy», que da título a la película, interpretada por Patsy Cline (en el adorado disco del padre…).
Canciones escogidas por sus letras y el poder de éstas para describir los sentimientos y la realidad de los personajes.
Una banda sonora brutal, que actúa como un personaje más en la película.
Por encima de todo, me quedo con el momento “Bowie” de Zach en su habitación… y con la ingeniosa manera de hacer tostadas que tiene la madre…
Sexo, drogas, rock and roll y una bella historia de amor entre un padre y un hijo, que consiguió emocionarme.
Recomendable su visionado.
Eva Bullet