DISCO RECOMENDADO
Hoy os presento un disco muy especial para mí, el primero con el que descubrí al maestro irlandés de la guitarra, el genial Rory Gallagher. Quizás no sea su mejor disco (por cierto podría recomendaros cualquiera de su discografía porque todos mantienen el listón muy alto), pero este es mi preferido. Se trata de su séptimo disco de estudio, Photo-finish, que salió a la venta en 1978, un álbum en el que el Rock gana terreno al Blues, y las dosis de virtuosismo y sentimiento al tocar la guitarra se reparten por todas las canciones que lo componen.
El disco arranca con el riff rocanrolero de Shin kicker, todo un homenaje a los moteros, con un ritmo alegre y desenfadado. Después, sigue un tranquilo y agradable tema llamado Brute force & ignorance, donde el bajo de su inseparable compañero Gerry McAvoy remarca el ritmo de la canción y nuestro Rory se marca unos espectaculares arpegios con sabor a Tex Mex.
Vuelve la velocidad con Cruise on out, esta vez de ritmo Rockabilly, un tema en el que Gallagher busca sonar como las primeras grabaciones de Elvis Presley en Sun Records. Con Cloak and dagger, el ritmo se vuelve a ralentizar, la batería de Ted McKenna conduce pausada y contundentemente el tema, después aparece la harmónica y una bonita melodía vocal de Rory Gallagher.
Una bonita y emotiva línea vocal abre Overnight bag (a mí me recuerda, salvando las distancias, a Rod Stewart), la cual nos presenta una preciosa canción sobre la dura vida en la carretera en la que aparecen bonitos sonidos de guitarras acústicas. La siguiente, Shadow play, es mi favorita del disco, te atrapa desde el principio y te acaba rematando el riff del solo central, otra obra maestra del irlandés. Vuelve la calma y el sabor a Blues añejo, con el sonido de la guitarra y la harmónica en el tema The Mississippi sheiks, pero justo después llega Last of the independents, con su veloz ritmo cabalgante y un fuerte aroma a western, toda una delicia.
Y para finalizar este gran disco nos ofrece un bonito y delicado tema en clave de balada Blues, con un riff irresistible que es como una caricia cada vez que suena. Si tienes la reedición en CD del año 98, podrás disfrutar de otros dos temas grabados en las sesiones de Photo-finish, pero que se quedaron fuera del álbum. Hablamos de Early warning, un auténtico trallazo roquero que es una oda antinuclear, y para cerrar, Jukebox Annie, un Honky Tonk con harmónica y una dobro slide que te deja con ganas de más. En definitiva, si te gusta el Blues o el Rock, y no conoces a Rory Gallagher, ya estás tardando en hacerte con este Photo-finish, o con cualquier otro disco del guitarrista irlandés, seguro que no te defraudará.
Hoy contamos en esta sección con el power trio por excelencia, Grand Funk Railroad, o lo que es lo mismo, una fantástica mezcla de Rock, Funk y Blues, tocado a todo volumen. Podría incluir en esta sección la mayoría de sus siete primeros discos, pero sólo podía elegir uno y he optado por el primero, que es una buena piedra de toque para que comiences a conocer a esta fantástica banda americana. Que por cierto es la banda favorita de Homer Simpson, que no tendrá mucho cerebro el pobre, pero la verdad es que tiene un gran gusto musical .
El disco comienza con la animada y rítmica Are you ready, quizás el tema más comercial del disco, que te engancha con su pegadizo estribillo y su ritmo saltarín. Después, llega el tranquilo y melancólico inicio de Anybody’s answer, que va subiendo en intensidad, para volver más tarde a la tranquilidad, y a subir de nuevo hacía el final del tema. Toda una montaña rusa de emociones. Time machine es un Blues de la vieja escuela que da paso a la rítmica High on a horse, bastante parecida en su estructura a la canción que abre el disco, pero que contiene un gran sólo de guitarra de Mark Farmer.
Con el tema T.N.U.C., el Funk que asomaba en algunas de las anteriores canciones, en esta se deja notar con claridad, y el bajo de Mel Schacher nos invita a mover el esqueleto, aunque el protagonista de la canción es el batería Don Brewer, que se marca a mitad del tema una espectacular exhibición. Previamente al sólo de batería, la guitarra nos recuerda peligrosamente al inicio del tema Born to be wild de Steppenwolf (o quizás sea un homenaje a la banda canadiense). Bueno, el caso es que entre una cosa y otra, la canción llega casi hasta unos nueve disfrutables minutos.
Después, llega el tranquilo inicio de Into the sun, que no nos avisa para nada de lo que nos viene encima. El bajo y la batería se unen para marcar un machacante ritmo, en lo que para mí representa la canción favorita del disco. El primer single que Grand Funk Railroad utilizaron para promocionar este álbum fue Heartbreaker, una triste e intensa balada con tintes blueseros, que refleja el dolor y la depresión tras una ruptura sentimental.
El Funk regresa con el tema Call yourself a man, donde el bajo vuelve a destacar sobre los demás instrumentos. Y para ir finalizando el álbum, vuelve la calma de Can’t be to long, con un épico y solemne estribillo. El álbum se cierra con Ups and downs, quizás el único tema prescindible de este gran disco. En definitiva, si tienes oportunidad de hacerte con este On time de Grand Funk Railroad, no lo pienses un momento y disfruta con él. Aquí tienes el disco ideal para escuchar a todo volumen, al amanecer de un domingo resacoso, mientras te bañas en un pantano en el que se está celebrando un concurso de pesca (Verídico).
Con este disco editado justo antes de la explosión del Grunge, Warrant fue uno de los últimos grupos metidos en el saco del Glam en reventar las listas de éxitos. Y lo digo porque en este su segundo álbum Warrant eran algo más que una banda prefabricada por una multinacional discográfica. A pesar de la portada, y de la imagen típica de los grupos de los 80, cargados de laca y maquillaje, Warrant demostraron ser unos grandes músicos, y estar bastante por encima de la media de sus coetáneos.
El disco comienza con el tema Cherry pie, curiosamente la canción que les lanzó a la fama absoluta, también significó su tumba. Ya que, posteriormente, tanto la compañía discográfica como los fans siempre buscaron otro Cherry pie en sus siguientes lanzamientos, cosa que nunca llegó. Incluso el propio cantante del grupo, Jani Lane, odiaba con todas sus fuerzas esa canción. Es sabido que la compuso por obligación del sello discográfico, que necesitaba un single de impacto y no lo encontraba en un disco que se iba a titular Uncle Tom’s cabin, como quería el grupo. Sin consultar a la banda, el disco pasó a titularse Cherry Pie, y a tener una gran promoción de su provocativo videoclip en la MTV, que causó un importante impacto comercial en la juventud de la época.
Aparte de la pegadiza Cherry pie, el disco es una auténtica obra de arte con una producción perfecta a cargo de Beau Hill, consiguiendo un sonido potente, limpio y cristalino. Atentos, por ejemplo, a las guitarras acústicas de Uncle Tom’s cabin, un tema impresionante que va subiendo de intensidad, y en el que como la mayoría de las canciones, destaca el trabajo a las guitarras de Joey Allen y Erik Turner y la delicada voz de Jani Lane. El disco continua con la deliciosa balada I saw red, que suena emotiva y fresca. Nada que ver con las empalagosas baladas que se estilaban por aquella época, a destacar el típico piano y la acariciante voz de Jani.
Tras otra pegadiza canción como Bed of roses, llegan dos trallazos de puro Rock and Roll como son Sure feels good to me, corta e impactante, y Love in stereo, que cuenta con una pianola sonando a la vieja usanza. Otra canción en la que no podrás parar de menearte. La calma llega con el comienzo de Blind faith, una balada que comienza con una preciosa guitarra acústica y en la que Jani nos vuelve a emocionar con su voz. De modo parecido comienza Song and dance man, que sube y baja de intensidad como una montaña rusa, aunque no consigue ser tan efectiva como la anterior.
En la recta final del disco vuelve el Rock and Roll con la espectacular You’ re the only hell your mama ever raised, con un riff que se te clava en el cerebro y finaliza de manera apoteósica la canción. Mr. Rainmaker mantiene el tipo gracias al melodioso estribillo vocal, aunque está exenta de la garra de las dos anteriores. Y para finalizar, Warrant hacen una buena versión del tema Train train, de Shorty Medlock, que en su día fue popularizado por los buenísimos Blackfoot. Pues bien, Warrant no pueden sonar más sureños en esta canción, y así nos demuestran que eran algo más que un grupo de Glam del montón, con una calidad suficiente para haber seguido haciendo grandes discos…, pero ya sabéis, el férreo control de las compañías discográficas y la nueva moda del Grunge que acaparó todo, se llevó a todos los grupos (buenos y menos buenos) por delante. Disfruta de este disco, que personalmente se me hace cortísimo, tiene potencia y sensibilidad en sus dosis justas, y cuenta con un sonido de lujo.
Como hice en el programa anterior, voy a volver a recomendar un disco de esos que se te queda marcado en tu juventud. No sé si a muchos/as de vosotros/as os parecerá gran cosa, pero no sé por qué motivo, cada vez que lo vuelvo a escuchar, sus canciones me siguen llegando muy adentro. Se trata del grupo sevillano Parachokes, que comenzaron su andadura allá por el año 1989, cuando ninguno de ellos superaba los …¡15 años de edad! El disco que recomendamos hoy es su segundo álbum, que se editó en 1992, se tituló Provocar, y fue el último de la carrera discográfica del joven grupo, ya que lo dejarían un año después por problemas personales de dos de sus integrantes.
El disco fue producido por Paco Trinidad, un habitual en las grabaciones de gran parte de las formaciones más importantes del Pop Rock español. El sonido del disco es limpio y potente, y la verdad es que sigue sonando maravillosamente bien. El comienzo es arrollador con el tema Ruido de llaves. Unos duros riffs de guitarra a cargo de Ramón Arias y la garra vocal de David Zapata te enganchan desde el comienzo. Al igual que la letra del estribillo, con la que la mayoría de los mortales nos identificamos: ¡Los chicos sin dinero no pueden ligar! Sí, ya sé que te recuerdan mucho a Los Ronaldos, pero es que el timbre vocal de David Zapata es muy similar al de Coque Malla, y musicalmente las influencias de las dos bandas parten de las mismas raíces, ¡el Rock and Roll!
El segundo tema se llama Provocar, da título al disco, y es un Rock and Roll que me recuerda musicalmente a Tequila, y por supuesto a los Rolling Stones (esa guitarra suena igual que la de Keith Richards). La canción habla de una chica explosiva que va provocando al personal mientas se exhibe por la calle, como un sueño inalcanzable para casi todos. El siguiente tema, Sin amor, trata más o menos de lo mismo, es más tranquilo y tiene un aire más Pop, pero sigue sonando de maravilla a día de hoy.
Vuelve la potencia con el tema Camino despacio, donde retumba la batería de Carlos Pérez, en un tema que sigue los mismos derroteros que la canción que abre el disco, Ruido de llaves. El single que sacó la compañía para presentar el disco fue De todo un poco, un tema en que buena parte del peso lo lleva el bajo de Hugo Zapata y los robustos riffs de guitarras que rugen antes del pegadizo estribillo. Este fue sin duda el tema más escuchado en la radio-formula por aquél entonces.
Después llega la calma con la balada del disco, Entre rejas, en la que suena también el piano. La canción narra la desesperación de un preso enamorado, que no puede ver a su chica. Pero vuelve el Rock y la velocidad con el tema La crónica urbana, uno de mis favoritos del álbum, que sigue con esa tónica rocanrolera utilizando patrones parecidos a los temas anteriores. Quizás la única canción que no guarda semejanzas con sus compañeras sea Bajo una palmera, que es un Reggae en toda regla y que precede a otro de mis temas favoritos, Piérdete, una pegadiza canción en clave Pop. El disco se cierra con Sueño contigo, el único tema en el que David Zapata no canta en solitario, y al igual que la anterior canción es de estilo popero y melodía fácil.
En definitiva, tienes ante ti un disco de fácil escucha, ideal para ponértelo un sábado por la tarde antes de salir de fiesta. El único pero, la portada, en la que por la forma que está diseñada, parece orientada a quinceañeras que todavía siguen viviendo en la edad del pavo. Una pena que el grupo no siguiese adelante, aunque últimamente se habla de una reaparición de Parachokes, pero con algún cambio en el grupo. Esperemos poder verlos algún día en directo.
El disco recomendado de hoy es ese tipo de disco que has escuchado en una época de tu vida y que se te ha marcado para siempre. En este caso me retrotrae a los primeros momentos de aprendizaje en la etapa adolescente, llenos de recuerdos agridulces, las verbenas de los pueblos, el alcohol, los primeros cigarros, los desengaños amorosos…
El grupo guipuzcoano Itoiz comenzó su carrera a finales de los setenta haciendo Rock Progresivo, con algún disco conceptual y canciones de largos desarrollos. Pero en el año 82, con la entrada del guitarrista vascofrancés Jean Mari Ecay, giraron musicalmente hacia un Pop Rock más comercial, con claras influencias de grupos como Fleetwood Mac, The Police o The Clash. Su también fenomenal disco Musikaz blai les abrió las puertas del éxito en toda la zona vascoparlante, y con Espaloian demostraron ser uno de los mejores grupos de Pop Rock a nivel estatal.
El sonido y las canciones de Espaloian reflejan el estado de ánimo de una generación de jóvenes aburridos, que vivían en unos grises años ochenta, llenos de paro y desidia, así lo expresan en la canción que abre el disco Egun motela, que al igual que la siguiente, Hegal egiten, se convirtieron en auténticos himnos en toda Euskalherria. En esta segunda, Itoiz reflejan en su letra el deseo de escapar de la vida que llevan y volar libres.
Gran trabajo en el estudio de grabación del técnico Antonio Morales, que consigue un sonido Pop limpio y envolvente y da al bajo un gran protagonismo, por ejemplo en Berandu da que nos habla de la búsqueda sin éxito del amor idealizado. La voz de Juan Carlos Pérez le da ese aire melancólico y a la vez emotivo a los temas que hablan de días grises y lluviosos, de noches oscuras y llenas de tensión, como en el tema que da título al disco, Espaloian.
El sonido Police queda claramente reflejado en el bajo de José Garate “Foisis”, y en canciones como Taxi horiak, o Tximeleta reggae, que nos hablan del hartazgo que les produce su ciudad, y de un mar oscuro y abismal, respectivamente. En esta última mezclan el Reggae con la Bossa Nova, y está escrita por Bernardo Atxaga, que se ocupó de la letras en otras tres canciones más: Berandu da, Telefonoan y Hegal egiten en una fructífera colaboración con Itoiz en este disco.
También es destacable el trabajo a los teclados de Pablo Novoa, la batería de Jimmy Arrabit, y por supuesto el saxo de Andrzej Olejniczack, que acaban conformando el nuevo sonido ochentero de Itoiz. El tema Telefonoan describe perfectamente la noche en una ciudad, sonando lúgubre y peligroso. Abar irratian es un homenaje a la radio nocturna, y quizás la única canción luminosa de todo el álbum. El disco se cierra con todo una declaración de principios, Clash eta Pistols. ¿Dónde quedó su primera y gran etapa progresiva? En definitiva, si te gusta el Pop de los primeros ochenta, te invito a que descubras el sonido de Itoiz, cierres los ojos y te dejes llevar. Seguro que te transporta a una calle vacía y oscura, en una lluviosa y desapacible noche.
En la habitual sección del disco recomendado de Ábrete de orejas, contamos hoy con la presencia de una de las mejores compositoras de la música americana, Lucinda Williams. Comenzó su carrera en solitario allá por el año 79, y no fue hasta el disco que recomendamos hoy cuando empezó a tener éxito, casi 20 años después. Aunque algunas de sus canciones anteriores fueron versionadas por gente de la talla de Mary Chapin Carpenter o Tom Petty.
Car wheels on a gravel road es un disco plagado de buenas canciones, casi todas rayan a gran altura, navegando entre las aguas del Country, el Folk , el Rock Sureño y el Blues. Un disco delicioso para degustar como un exquisito manjar, deleitándonos con cada nota, y dejándonos llevar por las distintas emociones de sus temas. Ideal para escuchar relajado, mientras va atardeciendo un día nublado, parecido al que refleja la portada del disco.
Podríamos destacar casi cada uno de los temas que lo componen: la emotiva Drunken angel, la sencilla pero efectiva 2 kool 2 be 4-gotten, el Country clásico de Concrete and barbed wire, la balada con toques de Tex Mex, Lake Charles, el tema más popero del disco Metal firecracker, el más roquero, Joy, y él precioso y nostálgico cierre del disco con el tema Jackson.
Los temas más conocidos del disco son: Still I long for your kiss (que apareció en la película de Robert Redford, El hombre que susurraba a los caballos) y la alegre Can’t let go a ritmo de slide guitar.
Y si buenas son las canciones, qué decir de los músicos que toman parte en algunas de ellas. En este disco puedes encontrarte con la voz de Emmylou Harris, las guitarras de Steve Earle, o la mandolina de Buddy Miller, la slide guitar de Gurf Morlix, o el acordeón del mítico Roy Bittan que además produce el álbum. Con toda esta gente y las composiciones y la voz de Lucinda Williams, es imposible que el disco salga mal, teniendo en cuenta además lo meticulosa que es Lucinda para grabar un disco (hay un espacio de 6 años entre el anterior disco y Car wheels on a gravel road).