DISCO RECOMENDADO
En este habitual apartado del disco recomendado por Ábrete de Orejas hoy os propongo el primer álbum de la banda barcelonesa El Fantástico Hombre Bala. El grupo venía de la unión de miembros de las bandas Magia Animal y Delaware, que compartían influencias musicales parecidas. Pero que sobre todo bebían de las fuentes de la escena musical de Seattle, es por eso que sonaban muy diferentes de la mayoría de las bandas estatales del momento.
Como en ese momento el Grunge copaba las listas de éxitos, las multinacionales rastreaban por los bajos fondos del underground buscando a unos nuevos Nirvana que llenaran, sus ya de por sí, repletas arcas. Así que la multinacional discográfica de EMI en España fichó al grupo y puso muchos medios para la grabación y la promoción del disco. Para ello contaron con la producción de Gustavo Montesano y el ingeniero de sonido Tito Saavedra, que sacaron un potente y limpio sonido, algo inusual en aquella época para un disco de Rock grabado en España.
La buena promoción del disco hizo que llegara a los oídos del público más independiente gracias a emisoras como Radio 3, y del mayoritario, a través de Los 40 Principales, donde incluso se emitía un video suyo. Pero desgraciadamente, El Fantástico Hombre Bala no eran un producto prefabricado. Su tipo de música no era precisamente de melodías sencillas, de esas que entran a la primera escucha. Además, las letras eran bastante críticas con el sistema establecido, y en especial con los casos de corrupción que, día sí y día también, salpicaban de escándalos la prensa nacional.
Aunque llegaron a tener su pequeño momento de gloria (llegando a telonear incluso a los mismísimos Kiss), el grupo no cumplió las expectativas de EMI, que apenas apoyó Estigmas, su siguiente lanzamiento dos años después, ya con el boom del Grunge desinflándose alarmantemente. Centrándonos en este Tierra de cerdos, se aprecian las influencias de bandas como Faith No More, Red Hot Chili Peppers, Soundgarden, Alice in Chains… fundamentalmente en la base rítmica, en la que el grupo contaba con la poderosa batería de Charly, y el bajo funk de Juan Luis. Las guitarras de Dani, y los solos de «Munsee» Delaware suenan afilados y potentes. Pero lo que destaca por encima de todo es la portentosa y personalísima voz de su cantante Morti, que para mí supuso un descubrimiento por aquellos días. Lo sigo considerando junto a Bunbury una de las más grandes voces del Rock español.
El disco, considerado acertadamente una obra de culto, suena compacto, y la mayor parte de sus temas rayan a gran altura. Como es el caso de: Sin filosofía, Ven a mí , Tierra de cerdos, Mortal, Cruza o Dulce condena, merecieron mejor suerte y mayor reconocimiento en su día. Desgraciadamente, quizás en aquellos tiempos, lo que se hacía en España no tenía la misma consideración que lo que venía de fuera, y escuchar unas letras de temática tan inusual, dejó un poco descolocado a buena parte del público de esa época. Un público que por otra parte consumía ávidamente discos que venían del extranjero, con bastante menos calidad que este espectacular Tierra de cerdos de El Fantástico Hombre Bala.
Nuestro disco recomendado de hoy nos trae el sabor del Power Pop americano. Concretamente desde Atlanta (Georgia) llegan Magnapop, con este álbum que grabaron el año 96, después de haber conseguido buenos puestos en las listas americanas con su anterior, y también muy recomendable, Hot boxing. En este disco Magnapop amplían sus miras musicales y evolucionan hacia un sonido más ecléctico. Le dan al disco un toque más popero y pausado, que lo diferencia de su abrasivo, y en ocasiones monocorde sonido de guitarras que inunda su Hot boxing.
Para ello, cambiaron a su amigo y productor Bob Mould, que les había dado ese característico sonido y había creado esa, en ocasiones asfixiante, atmósfera guitarrera en su anterior álbum, por otro nuevo productor, en este caso Geza X.
La banda, que se había quedado sin su batería tras la marcha de David McNair, utilizó al batería de estudio Josh Freese para poder grabar el disco, aunque el elegido para ocupar la vacante dejada por McNair, sería Mark Posgay. El álbum comienza con This family, y los primeros guitarrazos no dejan lugar a dudas, es el típico sonido Magnapop, que consiste en los pegadizos riffs de la guitarra de Ruthie Morris, y sus coros apoyando las grandes melodías vocales de la cantante Linda Hopper.
La segunda canción, I don’t care, es mi favorita, en la que el repetitivo riff de guitarra y el estribillo con bonitos coros harán que no puedas sacártela de tu cabeza. Todo un pildorazo de Power Pop. A continuación suena su tema más Pop de todo el disco, del que sacaron single y videoclip, Open the door, otro bonito tema que pasará a formar parte de la estantería de recuerdos de tu cerebro.
Unas robustas guitarras abren Come on inside, en las que cambia algo el tratamiento del sonido con respecto a las demás canciones, ya que está producido por Steve Snow. Lo mejor de ella, los coros de Ruthie Morris. Con Down on me llegan los primeros cambios, una guitarra acústica da comienzo al tema, que poco a poco va subiendo de intensidad. Aquí la base rítmica con Shannon Mulvaney al bajo, y la batería, marcan el devenir del tema. La voz y los coros son más tristes y oscuros, casi rayando el Grunge .
Vuelve el sonido Magnapop con la distorsión justa en la guitarra, para seguir por la senda del Power Pop con el tema An apology, que contiene quizás los guitarrazos más crudos del disco. Después de la tempestad vuelve la calma con otra de mis preferidas, My best friend, un emotivo tema Pop lleno de nostalgia. Como el propio nombre del grupo indica, esto sí que es Pop magno. Otro de los mejores temas del disco, y de la carrera del grupo es Cherry Bomb, de nuevo Pop poderoso lleno de actitud. Adictivo corto y efectivo, todo un single para la radio.
Los temas que nos recuerdan a su anterior álbum están presentes en canciones como Juicy fruit o también en Radio waves, aunque siempre sonando menos distorsionadas. Para el final dejan Dead letter y un tema oculto que suena más tarde, los dos tranquilos y en clave Pop . Como curiosidad, anotar que el comienzo de la guitarra del tema Snake suena parecido al tema All apologies, del disco In útero de Nirvana.
Pues ya sabéis, si tenéis oportunidad de pillar este disco no lo dudéis, aunque no os llame la atención su poco atractiva portada, lo que hay en el interior merece la pena. Máxime, sabiendo que su siguiente disco, Mouthfeel, salió 9 años después. Y es que Magnapop tuvieron la mala suerte de que su compañía discográfica quebró, y se quedaron sin promoción y apoyo económico a mitad de gira. Para más inri, la banda no pudo actuar bajo el nombre de Magnapop durante 7 años por problemas legales.
Hoy en nuestra sección de discos recomendados vamos a escuchar a un grupo bastante desconocido, yo la verdad, no se quién me recomendó este grupo, pero lo tenía apuntado en mi agenda de discos en busca y captura. Lo vi de casualidad en una cubeta de ofertas de una tienda de discos de Badalona. La verdad es que ese día dejé mi cartera temblando, porque había varios incunables por allí, y a muy buen precio.
El grupo atiende al nombre de Droogs, y se trata de una banda de Garaje de Los Ángeles que empezó su andadura allá por el lejano año 1972, pero que no comenzaría a grabar discos hasta los años 80. Mad dog dreams es su tercer disco, que salió a la venta en el año 90. Fue distribuido en Europa por el sello alemán Music Maniac Records, y tuvo cierto éxito en algunos países del viejo continente, entre los que por supuesto no se encontraba España.
El grupo lo forman Ric Albin a la voz, quien junto a su guitarrista, Roger Clay, componen todos los temas. Al bajo está Dave Provost (ex Dream Syndicate) y a la batería Brian Hudson. Ninguna canción del disco tiene desperdicio, es difícil elegir una que destaque del resto, ya que el nivel del álbum es notable. El disco arranca con el riff inicial de Paper dolls, que es puro Garaje, continua con la juguetona We all fall down, que está apoyada con una harmónica y un bajo saltarín. Después viene una versión de una canción de John Hiatt, convertida en un sucio rocanrol de voz rasposa, llamada Zero house.
Mi tema preferido es Reach the dawn, un melancólico medio tiempo que te pone la piel de gallina. El siguiente tema, Devil left to pay, es puro y luminoso Folk, y quizá por la utilización de la mandolina me recuerda al grupo inglés Levellers. Vuelven los riffs duros y machacones de guitarra con I want something, tema escrito por el miembro de Bad Religion, Brett Gurewitz. Continuan los riffs afilados con Echo of an empty heart, gran tema también .
El disco cierra con otra guitarrera sesión de Garaje en el tema Wings of mercury, y con la canción que da título al disco Mad dog dreams, el tema más Pop y emotivo del álbum, otro de mis favoritos. Además, si consigues la edición en CD, tiene 3 canciones grabadas en directo, con las que podrás comprobar cómo se las gastaban los Droogs en vivo. Destacan la impresionante y emotiva Change is gonna come y una desgarradora versión del I’m not like everybody else de los míticos Kinks. Espero haberte descubierto este gran grupo, aunque ya es demasiado tarde para poder disfrutarles en directo, dado que por desgracia hace poco anunciaron su retirada. Aunque eso en el mundo del Rock and Roll nunca es definitivo.
Comenzamos una nueva sección en este blog, en ella iré colgando de vez en cuando los discos que no me puedo quitar de la cabeza de grupos conocidos, o no tanto. Podéis opinar como en el resto del blog, porque para gustos están los colores. Vamos pues con Urge Overkill, que quizá todos conozcáis por la versión del tema de Neil Diamond, Girl, you’ll be a woman soon, que suena en la película Pulp Fiction. Sí hombre, la canción que suena mientras baila Uma Thurman antes de sufrir la sobredosis de heroína. Pues bien, eso fue en el 94, pero para entonces ya llevaban varios discos a sus espaldas, y el del año anterior, Saturation, que es del que os voy a hablar hoy, debió de lanzarlos al estrellato más absoluto.
Los Urge lo tenían todo, acababan de firmar un contrato con Geffen, que les dio una buena promoción y les permitió girar de teloneros de Nirvana en la presentación de su exitoso Nevermind. Tenían una nueva imagen de superestrellas, con sus trajes rojos, su estilo «dandy» y sus inseparables Martinis. A la crítica le encantó el variado disco con muchas referencias al buen rock de los 70. Pero era el tiempo del Grunge, y una gran parte del público no reparó en este pedazo de disco, que yo te recomiendo fervientemente.
El disco tiene auténticos hits como, Sister Havana, Crackbabies, o la preciosa Back on me (que me recuerda a REM). También destacan los estribillos: luminoso de Positive bleeding, o pegadizo de Nite and grey. En la misma línea, es imposible dejar de escuchar Woman 2 woman. Por otro lado, puedes encontrar temas más sosegados como Bottle of fur, con unos arreglos impecables, o el ritmo machacón de Tequila sundae, y la distorsión grunge de The stalker. Y para rizar el rizo, un tema que no pega con el resto del disco, se trata de Dropout que no desentonaría en ninguna pista de baile. Y que fue sacado como single por la compañía de discos, un error que también acabarían pagando caro Urge Overkill, ya que cualquier otro tema del álbum hubiese representado mejor el sonido de la banda.