DISCOS RECOMENDADOS
Quizás el primer disco de los Muffs no sea reconocido por la crítica como el mejor de su discografía, todos los honores se los lleva su siguiente entrega, Blonder and blonder, pero a mí se me incrustó en lo más profundo del corazón cuando lo escuche por primera vez, gracias, cómo no, a Radio 3 en los primeros años de la fiebre Grunge.
El grupo suena fresco y contundente, en lo que fue el primer trabajo como productor de Rob Cavallo, que sólo un año más tarde saltó a la fama y subió a la primera división de los productores gracias a su trabajo en el disco Dookie de Green Day. En el disco predomina el mismo patrón de sonido en las 16 canciones que lo componen, todas de toque Pop y riffs roqueros. Temas muy melódicos, efectivos y de corta duración.
El álbum se abre con uno de los temas destacados del disco, Lucky guy, con las guitarras sonando más roqueras y distorsionadas que en la mayoría del disco, y con la dulce voz de Kim Shattuck, que pasa de la melodía al grito rabioso en un santiamén. Le siguen Saying goodbye y Everywhere I go , dos preciosas perlas Pop llenas de melodía y encanto tanto musical como vocal desde el principio hasta el final, en las que la voz de Kim tiene ese encanto «naif» tan particular.
Con Better than me, The Muffs vuelven a roquear, recordándonos a los primeros y garageros discos del anterior grupo que formado a finales de los ochenta por Kim Shattuck y su guitarrista Melanie Vammen, las magníficas The Pandoras. Una melodía árabe tocada con un teclado que parece de broma, nos introduce en un nuevo tema, From your girl, que, desde el comienzo, se convierte en una bonita y luminosa canción Pop, con un contagioso estribillo que nos recuerda a los grupos de chicas de los años 60.
Otro ejemplo de Pop garagero, con reminiscencias en los 60 es Not like me, con su ritmo, sus coros, y su pegadizo estribillo. La tónica continua en canciones llenas de dulzura y emoción a ritmo de Pop, como en Baby go round, Every single thing, Don’t waste another day, Eye to eye, y para finalizar el disco la emotiva y acústica All for nothing.
Alternando ese tipo de canciones, nos encontramos con algunos pelotazos roqueros, como la rebelde y nerviosa Big mouth, la garagera Another day, con ese toque Beatle, la hardcoreta versión del tema Stupid jerk, de la legendaria banda Punk americana Angry Samoans, o el ritmo machacón y la rabia expresada en I need you, con claras influencias del sonido del grupo Mudhoney.
En resumen, este primer disco de The Muffs es un carrusel de emociones, melódicas y delicadas a veces, más rabiosas e intensas otras, pero en definitiva un tratado magistral de Power Pop ideal para escuchar un día festivo y soleado. Si se te cruza en tu camino, no lo dudes un momento, échatelo a tus orejas, te reportará maravillosos momentos.
Aprovechando que ponemos un tema de este disco, en el especial de este mes de Ábrete De Orejas no podía dejar pasar la ocasión de recomendarte este disco, que Enrique Villarreal, «El Drogas«, sacó paralelamente a su trabajo en Barricada (que por cierto estaban en lo más alto de su popularidad en aquellos tiempos). En este nuevo proyecto se supone que iba a sacar a relucir los temas que no podía o no debía incluir en los discos de Barricada. Y digo se supone, porque a mi parecer, prácticamente la totalidad de las canciones de este disco podían haber formado parte de cualquier disco de Barricada, y es que suenan a Barricada por los cuatro costados.
El disco tiene un comienzo arrollador con Empujo pa’ki, un tema mítico que ya se ha quedado grabado a fuego entre los seguidores de Barricada. La canción tiene ese sonido clásico de las guitarras del grupo pamplonés. Este tema no hubiese desentonado para nada en el disco No se que hacer contigo, al igual que el siguiente, El peldaño más cercano. Otro buen tema, cuya letra, además, sigue el patrón de las canciones de amor atormentado que «El Drogas» escribe para Barricada.
Los chirriantes riffs de guitarra de Piel de gato te trasladan a los sonidos de la época de Pasión por el ruido, y el tema El charco todavía suena a discos anteriores de la banda navarra como Barrio conflictivo. Las crujientes guitarras y la estructura de Déjalo, muñeca!!! son similares al sonido que Barricada empleó para sus discos Balas blancas y La araña. Este es otro tema que sobresale de este disco, al igual que el melódico estribillo de Nos queda poco tiempo, en contraste con su ritmo cortante.
La canción Directo a la cabeza fue la primera que compuso «El Drogas» jugando con un «ocho pistas», y ya pensando que podría formar parte de un proyecto fuera de Barricada. De sonido más oscuro, combina sonidos antiguos y más modernos de sus discos en Barricada y se convierte en otro de las canciones destacadas del disco. Otro tema con sabor a clásico es El lobo feroz, un peligroso cuento que te atrapa desde el principio, con un estribillo para corear a grito pelado en los directos….¡por ti pirata nena, por ti pirata nena!
Siguen los ritmos cortantes y las atmósferas oscuras y sucias con Algo más que su cariño, que evoca sonidos ochenteros de grupos como The Cramps. Y para finalizar el disco, tres temazos que ponen el broche de oro, y que también podían haber sido singles en cualquier álbum de Barricada. El primero es una versión y todo un homenaje a un grupo olvidado de la década de los ochenta, Alarma!!!, y a su canción Frío, escrita por Manolo Tena. Se trata de una canción que merece estar escrita con letras de oro en la historia del Rock español. Excepcional versión de Txarrena, que también adaptó el tema de Jesus and Mary Chain, Beetwen planets, que al final no se incluyó en el álbum.
La balada del disco es Nada sin ti, otra obra maestra de «El Drogas«, a la altura de canciones como No sé que hacer contigo o Deja que esto no acabe nunca. El emotivo tema que cierra el disco, Poca luz, cuenta también con un bonito sonido de harmónica a mitad de la canción. Así que ahora que Txarrena vuelven con nuevo álbum y nueva formación, quizás vuelvan a reeditar este disco, con lo cual aprovecha para llevarte un magistral tratado de Rock and Roll clásico con el sello inconfundible de Enrique Villarreal, «El Drogas«.
Aprovechamos para hacer un homenaje a los miembros del grupo, que no siguen en esta nueva trayectoria de Txarrena y que tan buenos momentos nos hicieron pasar cuando pudimos escuchar por primera vez este fenomenal disco. Ellos son: José Landa (batería), Luis Chávez «El Piti» (bajo) Chema Arteta y Juanjo Ojeta (guitarras).
Hoy os presento un disco muy especial para mí, el primero con el que descubrí al maestro irlandés de la guitarra, el genial Rory Gallagher. Quizás no sea su mejor disco (por cierto podría recomendaros cualquiera de su discografía porque todos mantienen el listón muy alto), pero este es mi preferido. Se trata de su séptimo disco de estudio, Photo-finish, que salió a la venta en 1978, un álbum en el que el Rock gana terreno al Blues, y las dosis de virtuosismo y sentimiento al tocar la guitarra se reparten por todas las canciones que lo componen.
El disco arranca con el riff rocanrolero de Shin kicker, todo un homenaje a los moteros, con un ritmo alegre y desenfadado. Después, sigue un tranquilo y agradable tema llamado Brute force & ignorance, donde el bajo de su inseparable compañero Gerry McAvoy remarca el ritmo de la canción y nuestro Rory se marca unos espectaculares arpegios con sabor a Tex Mex.
Vuelve la velocidad con Cruise on out, esta vez de ritmo Rockabilly, un tema en el que Gallagher busca sonar como las primeras grabaciones de Elvis Presley en Sun Records. Con Cloak and dagger, el ritmo se vuelve a ralentizar, la batería de Ted McKenna conduce pausada y contundentemente el tema, después aparece la harmónica y una bonita melodía vocal de Rory Gallagher.
Una bonita y emotiva línea vocal abre Overnight bag (a mí me recuerda, salvando las distancias, a Rod Stewart), la cual nos presenta una preciosa canción sobre la dura vida en la carretera en la que aparecen bonitos sonidos de guitarras acústicas. La siguiente, Shadow play, es mi favorita del disco, te atrapa desde el principio y te acaba rematando el riff del solo central, otra obra maestra del irlandés. Vuelve la calma y el sabor a Blues añejo, con el sonido de la guitarra y la harmónica en el tema The Mississippi sheiks, pero justo después llega Last of the independents, con su veloz ritmo cabalgante y un fuerte aroma a western, toda una delicia.
Y para finalizar este gran disco nos ofrece un bonito y delicado tema en clave de balada Blues, con un riff irresistible que es como una caricia cada vez que suena. Si tienes la reedición en CD del año 98, podrás disfrutar de otros dos temas grabados en las sesiones de Photo-finish, pero que se quedaron fuera del álbum. Hablamos de Early warning, un auténtico trallazo roquero que es una oda antinuclear, y para cerrar, Jukebox Annie, un Honky Tonk con harmónica y una dobro slide que te deja con ganas de más. En definitiva, si te gusta el Blues o el Rock, y no conoces a Rory Gallagher, ya estás tardando en hacerte con este Photo-finish, o con cualquier otro disco del guitarrista irlandés, seguro que no te defraudará.
Hoy contamos en esta sección con el power trio por excelencia, Grand Funk Railroad, o lo que es lo mismo, una fantástica mezcla de Rock, Funk y Blues, tocado a todo volumen. Podría incluir en esta sección la mayoría de sus siete primeros discos, pero sólo podía elegir uno y he optado por el primero, que es una buena piedra de toque para que comiences a conocer a esta fantástica banda americana. Que por cierto es la banda favorita de Homer Simpson, que no tendrá mucho cerebro el pobre, pero la verdad es que tiene un gran gusto musical .
El disco comienza con la animada y rítmica Are you ready, quizás el tema más comercial del disco, que te engancha con su pegadizo estribillo y su ritmo saltarín. Después, llega el tranquilo y melancólico inicio de Anybody’s answer, que va subiendo en intensidad, para volver más tarde a la tranquilidad, y a subir de nuevo hacía el final del tema. Toda una montaña rusa de emociones. Time machine es un Blues de la vieja escuela que da paso a la rítmica High on a horse, bastante parecida en su estructura a la canción que abre el disco, pero que contiene un gran sólo de guitarra de Mark Farmer.
Con el tema T.N.U.C., el Funk que asomaba en algunas de las anteriores canciones, en esta se deja notar con claridad, y el bajo de Mel Schacher nos invita a mover el esqueleto, aunque el protagonista de la canción es el batería Don Brewer, que se marca a mitad del tema una espectacular exhibición. Previamente al sólo de batería, la guitarra nos recuerda peligrosamente al inicio del tema Born to be wild de Steppenwolf (o quizás sea un homenaje a la banda canadiense). Bueno, el caso es que entre una cosa y otra, la canción llega casi hasta unos nueve disfrutables minutos.
Después, llega el tranquilo inicio de Into the sun, que no nos avisa para nada de lo que nos viene encima. El bajo y la batería se unen para marcar un machacante ritmo, en lo que para mí representa la canción favorita del disco. El primer single que Grand Funk Railroad utilizaron para promocionar este álbum fue Heartbreaker, una triste e intensa balada con tintes blueseros, que refleja el dolor y la depresión tras una ruptura sentimental.
El Funk regresa con el tema Call yourself a man, donde el bajo vuelve a destacar sobre los demás instrumentos. Y para ir finalizando el álbum, vuelve la calma de Can’t be to long, con un épico y solemne estribillo. El álbum se cierra con Ups and downs, quizás el único tema prescindible de este gran disco. En definitiva, si tienes oportunidad de hacerte con este On time de Grand Funk Railroad, no lo pienses un momento y disfruta con él. Aquí tienes el disco ideal para escuchar a todo volumen, al amanecer de un domingo resacoso, mientras te bañas en un pantano en el que se está celebrando un concurso de pesca (Verídico).
Con este disco editado justo antes de la explosión del Grunge, Warrant fue uno de los últimos grupos metidos en el saco del Glam en reventar las listas de éxitos. Y lo digo porque en este su segundo álbum Warrant eran algo más que una banda prefabricada por una multinacional discográfica. A pesar de la portada, y de la imagen típica de los grupos de los 80, cargados de laca y maquillaje, Warrant demostraron ser unos grandes músicos, y estar bastante por encima de la media de sus coetáneos.
El disco comienza con el tema Cherry pie, curiosamente la canción que les lanzó a la fama absoluta, también significó su tumba. Ya que, posteriormente, tanto la compañía discográfica como los fans siempre buscaron otro Cherry pie en sus siguientes lanzamientos, cosa que nunca llegó. Incluso el propio cantante del grupo, Jani Lane, odiaba con todas sus fuerzas esa canción. Es sabido que la compuso por obligación del sello discográfico, que necesitaba un single de impacto y no lo encontraba en un disco que se iba a titular Uncle Tom’s cabin, como quería el grupo. Sin consultar a la banda, el disco pasó a titularse Cherry Pie, y a tener una gran promoción de su provocativo videoclip en la MTV, que causó un importante impacto comercial en la juventud de la época.
Aparte de la pegadiza Cherry pie, el disco es una auténtica obra de arte con una producción perfecta a cargo de Beau Hill, consiguiendo un sonido potente, limpio y cristalino. Atentos, por ejemplo, a las guitarras acústicas de Uncle Tom’s cabin, un tema impresionante que va subiendo de intensidad, y en el que como la mayoría de las canciones, destaca el trabajo a las guitarras de Joey Allen y Erik Turner y la delicada voz de Jani Lane. El disco continua con la deliciosa balada I saw red, que suena emotiva y fresca. Nada que ver con las empalagosas baladas que se estilaban por aquella época, a destacar el típico piano y la acariciante voz de Jani.
Tras otra pegadiza canción como Bed of roses, llegan dos trallazos de puro Rock and Roll como son Sure feels good to me, corta e impactante, y Love in stereo, que cuenta con una pianola sonando a la vieja usanza. Otra canción en la que no podrás parar de menearte. La calma llega con el comienzo de Blind faith, una balada que comienza con una preciosa guitarra acústica y en la que Jani nos vuelve a emocionar con su voz. De modo parecido comienza Song and dance man, que sube y baja de intensidad como una montaña rusa, aunque no consigue ser tan efectiva como la anterior.
En la recta final del disco vuelve el Rock and Roll con la espectacular You’ re the only hell your mama ever raised, con un riff que se te clava en el cerebro y finaliza de manera apoteósica la canción. Mr. Rainmaker mantiene el tipo gracias al melodioso estribillo vocal, aunque está exenta de la garra de las dos anteriores. Y para finalizar, Warrant hacen una buena versión del tema Train train, de Shorty Medlock, que en su día fue popularizado por los buenísimos Blackfoot. Pues bien, Warrant no pueden sonar más sureños en esta canción, y así nos demuestran que eran algo más que un grupo de Glam del montón, con una calidad suficiente para haber seguido haciendo grandes discos…, pero ya sabéis, el férreo control de las compañías discográficas y la nueva moda del Grunge que acaparó todo, se llevó a todos los grupos (buenos y menos buenos) por delante. Disfruta de este disco, que personalmente se me hace cortísimo, tiene potencia y sensibilidad en sus dosis justas, y cuenta con un sonido de lujo.
Como hice en el programa anterior, voy a volver a recomendar un disco de esos que se te queda marcado en tu juventud. No sé si a muchos/as de vosotros/as os parecerá gran cosa, pero no sé por qué motivo, cada vez que lo vuelvo a escuchar, sus canciones me siguen llegando muy adentro. Se trata del grupo sevillano Parachokes, que comenzaron su andadura allá por el año 1989, cuando ninguno de ellos superaba los …¡15 años de edad! El disco que recomendamos hoy es su segundo álbum, que se editó en 1992, se tituló Provocar, y fue el último de la carrera discográfica del joven grupo, ya que lo dejarían un año después por problemas personales de dos de sus integrantes.
El disco fue producido por Paco Trinidad, un habitual en las grabaciones de gran parte de las formaciones más importantes del Pop Rock español. El sonido del disco es limpio y potente, y la verdad es que sigue sonando maravillosamente bien. El comienzo es arrollador con el tema Ruido de llaves. Unos duros riffs de guitarra a cargo de Ramón Arias y la garra vocal de David Zapata te enganchan desde el comienzo. Al igual que la letra del estribillo, con la que la mayoría de los mortales nos identificamos: ¡Los chicos sin dinero no pueden ligar! Sí, ya sé que te recuerdan mucho a Los Ronaldos, pero es que el timbre vocal de David Zapata es muy similar al de Coque Malla, y musicalmente las influencias de las dos bandas parten de las mismas raíces, ¡el Rock and Roll!
El segundo tema se llama Provocar, da título al disco, y es un Rock and Roll que me recuerda musicalmente a Tequila, y por supuesto a los Rolling Stones (esa guitarra suena igual que la de Keith Richards). La canción habla de una chica explosiva que va provocando al personal mientas se exhibe por la calle, como un sueño inalcanzable para casi todos. El siguiente tema, Sin amor, trata más o menos de lo mismo, es más tranquilo y tiene un aire más Pop, pero sigue sonando de maravilla a día de hoy.
Vuelve la potencia con el tema Camino despacio, donde retumba la batería de Carlos Pérez, en un tema que sigue los mismos derroteros que la canción que abre el disco, Ruido de llaves. El single que sacó la compañía para presentar el disco fue De todo un poco, un tema en que buena parte del peso lo lleva el bajo de Hugo Zapata y los robustos riffs de guitarras que rugen antes del pegadizo estribillo. Este fue sin duda el tema más escuchado en la radio-formula por aquél entonces.
Después llega la calma con la balada del disco, Entre rejas, en la que suena también el piano. La canción narra la desesperación de un preso enamorado, que no puede ver a su chica. Pero vuelve el Rock y la velocidad con el tema La crónica urbana, uno de mis favoritos del álbum, que sigue con esa tónica rocanrolera utilizando patrones parecidos a los temas anteriores. Quizás la única canción que no guarda semejanzas con sus compañeras sea Bajo una palmera, que es un Reggae en toda regla y que precede a otro de mis temas favoritos, Piérdete, una pegadiza canción en clave Pop. El disco se cierra con Sueño contigo, el único tema en el que David Zapata no canta en solitario, y al igual que la anterior canción es de estilo popero y melodía fácil.
En definitiva, tienes ante ti un disco de fácil escucha, ideal para ponértelo un sábado por la tarde antes de salir de fiesta. El único pero, la portada, en la que por la forma que está diseñada, parece orientada a quinceañeras que todavía siguen viviendo en la edad del pavo. Una pena que el grupo no siguiese adelante, aunque últimamente se habla de una reaparición de Parachokes, pero con algún cambio en el grupo. Esperemos poder verlos algún día en directo.