PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
El padre
Florian Zeller (2020) – Reino Unido
Pocas veces los críticos y los espectadores se ponen de acuerdo en valorar muy positivamente una película. Esto es precisamente lo que ha ocurrido con el filme que os presento y recomiendo este mes: me refiero a El padre, una obra de teatro que escribió el dramaturgo francés Florian Zeller y que triunfó en los teatros de todo el mundo ganando numerosos premios. El propio Florian Zeller se ha atrevido a realizar su primera incursión como director en el mundo del cine adaptando su obra de teatro a la gran pantalla con bastante destreza. Su debut también le ha reportado numerosos galardones, destacando el Oscar al mejor guion adaptado que ha ganado en la edición de este mismo año.
El padre es una certera aproximación a esa silenciosa pero devastadora enfermedad que es el Alzheimer y nos muestra la convivencia entre Anthony y su hija Anne. Anthony, ya octogenario, no ve necesario que su hija contrate a ninguna cuidadora porque a pesar de su edad se considera totalmente autosuficiente. Anne no puede visitarlo todos los días y prefiere que haya alguien con él, pero su padre -terco como una mula- se ocupa de ahuyentar a todas las cuidadoras que con muchas dificultades va encontrado su hija.
La película lógicamente mantiene algo de ese origen teatral en su propuesta, no sólo por mantenerse siempre rodada en interiores sino por las magníficas interpretaciones de los dos personajes principales, que en mi opinión brillan a la misma altura, aunque la mayor parte de los premios y parabienes se los haya llevado Anthony Hopkins. Es cierto que hace uno de los mejores papeles de toda su carrera -y eso ya es decir mucho-, pero no es menos cierto que el papel protagonista que crea Olivia Colman para representar a Anne es antológico; pocas veces se ha visto en el cine reflejar tan bien el amor, la abnegación, el sufrimiento y los remordimientos como lo hace esta fabulosa actriz.
Aunque parezca complicado seguir la enrevesada trama de El padre, la verdad es que el montaje del director acaba siendo todo un acierto para mostrarnos las consecuencias del Alzheimer desde todos los puntos de vista, el de el enfermo y el de sus familiares más cercanos, y cómo afecta también a la relación con terceras personas. Sentiremos en nuestras carnes los efectos que provoca esta terrible enfermedad en unos y otros personajes; desgraciadamente muchos de vosotros quizás hayáis tenido o tengáis alguna experiencia con algún familiar cercano y sabéis perfectamente a lo que me refiero. Para quien haya tenido la suerte de no haber tenido que convivir con ella, esta película muestra con claridad y sin ningún tipo de exageración la cruda cara del Alzheimer.
El padre es solemne y melancólica, como la ópera que escucha Antony para relajarse en su piso y que se convierte en la banda sonora de la película. Es un carrusel de emociones que pasan de un extremo a otro en cuestión de segundos, un puzle en el que parece que sobran piezas pero que sorpresivamente acaban encajando para mostrarnos una realidad tan dura como implacable.
Os recomiendo que veáis El padre la mejor y más original mirada del cine al Alzheimer en mucho tiempo. No os defraudará, os lo aseguro.
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Arrugas.
Ignacio Ferreras (2011) – España
Al parecer, al gobierno en funciones le han bastado 4 años para vaciar la hucha de las pensiones, así que en el caso de que lleguemos a la jubilación, el «retiro dorado» que se imaginan algunos puede convertirse en una auténtica pesadilla. Por si fuera poco, las expectativas para un anciano de hoy en día tampoco son nada halagüeñas, y si no échenle un vistazo a Arrugas, una película de animación dirigida el año 2011 por Ignacio Ferreras, basada en el cómic del mismo título del dibujante Paco Roca, quien por supuesto también participa en la adaptación del guión para el cine.
Arrugas nos cuenta una historia habitual, la de Emilio, un anciano con principio de alzheimer que es ingresado por su hijo en una residencia de ancianos. Allí se encontrará con Miguel, un pícaro y a veces cínico anciano que le presentará a sus nuevos compañeros y le enseñará cómo es el día a día de la residencia.
No nos engañemos, Arrugas es un película de animación para adultos, aunque debería ser de visión obligada en cualquier colegio de enseñanza media. La película trata, en clave humor y con mucha ternura hacia sus personajes, la dureza de ser un anciano a día de hoy. Unos ancianos que sufren la marginación de la sociedad por no ser útiles para la vida diaria y, lo que es más triste, el «abandono» de sus hijos, que por unas cosas u otras han dejado de lado a la personas que cuidaron de ellos una gran parte de sus vidas.
Otros aspectos controvertidos aparecen en la película, por ejemplo el del funcionamiento de las residencias geriátricas, el alzheimer, la eutanasia, o la soledad que sufren los ancianos. A pesar de la dureza de muchos aspectos, el formato animado y un guión con muchos momentos cómicos aligeran (en alguna ocasión quizá demasiado) el desarrollo de la trama.
Arrugas es una proclama a favor de la dignidad, contra el olvido inmerecido y el destierro al que sometemos a nuestros mayores; es un homenaje hacia ellos y a los que algún día llegarán a serlo. También es una celebración de la vida, la amistad y el amor.
Y nos deja un claro aviso de lo que nos puede pasar a nosotros en un futuro no muy lejano si no volvemos al origen de ese respeto ancestral, casi sagrado, que se tenía antes por los mayores, donde la experiencia vivida por nuestros abuelos se convertía siempre en riqueza personal para los hijos y no una carga o un estorbo como en la actualidad.
Vean Arrugas y recapaciten, porque algo estamos haciendo mal.
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Bicicleta, cuchara, manzana.
Carles Bosch (2010) – España
Precisamente después de leer el artículo del mes pasado de Yolanda Garcés Royo sobre el Alzheimer, y agradeciendo la labor de la Asociación Los Calatravos, me vino a la cabeza este documental que Carles Bosch realizó sobre el ex-alcalde de Barcelona y ex-presidente de la Generalitat, Pascual Maragall, poco tiempo después de anunciar que padecía dicha enfermedad.
El documental nos cuenta de manera «amable» (por expreso deseo del protagonista) las vivencias de Pascual Maragall y su familia mientras el Alzheimer, lenta pero inexorablemente, va disminuyendo la memoria de tan conocido y respetado político.
Sin entrar a valorar si la película es un homenaje en vida a Pascual Maragall o un espaldarazo publicitario en beneficio de su fundación para la investigación del Alzheimer (un asunto peliagudo después de los desvíos de fondos encontrados en otras fundaciones y sobre todo viendo alguno de los participantes en las reuniones para captar fondos), Bicicleta, cuchara, manzana es un aviso serio sobre la amenaza que se cierne sobre nosotros, ya que está comprobado que una de cada tres personas mayores de 60 años sufrirá Alzheimer y esa cifra aumentará en un futuro no muy lejano.
Descubriremos someramente lo importante que es que el enfermo sea una persona activa y positiva, y que la familia este siempre apoyándolo, ya que el Alzheimer es una enfermedad degenerativa irreversible que, a día de hoy, no tiene cura. También veremos que hay muchos científicos trabajando desde hace muchos años, sin medios y sin descanso, para lograr algún fármaco que pueda ralentizar el avance de la enfermedad o diagnosticarla antes de que esté en una fase avanzada. Y a los que sólo les prestan atención gracias a que un personaje público, como en este caso Pascual Maragall y su fundación, tenga los contactos necesarios para llegar a las altas esferas del poder económico y político y agitar sus conciencias.
Poco se muestra en esta película del dolor que sufren Pascual Maragall y su familia al ver cómo una persona lúcida va perdiendo el norte y la capacidad de poder ser independiente. Nos imaginamos lo duro que es sobrellevar el Alzheimer en una familia con recursos, pero ¿por cuánto hay que multiplicarlo cuando se trata de una familia de clase media o baja?
Parece mentira que a día de hoy tengan que ser personajes públicos los que azoten la conciencia de los políticos y poderosos para que pongan su granito de arena en investigación, cuando actualmente más de un millón doscientas mil personas padecen la enfermedad en España, tercer país con más enfermos de Alzheimer del mundo. Al parecer es más beneficioso saldar la deuda de los bancos con dinero público que ayudar a los millones de familias que sufren y sufrirán los devastadores efectos físicos y psíquicos de esta y otras enfermedades.
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