PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
La estrella azul Javier Macipe (2023) – España
Como gran amante de la música que soy, tenía necesariamente que ver La estrella azul, ese homenaje en forma de película a Mauricio Aznar,líder de un grupo aragonés del que todo el mundo me hablaba, cuando arribé allá por el 2004 en estas tierras turolenses. Un grupo del que yo apenas conocía nada. La gente con la que coincidía en conciertos o festivales, les gustase el estilo musical que les gustase, me hablaban con verdadera veneración de una banda maldita llamada Más Birras, y todos ellos coincidían en resaltar dos cosas: primero, que Más Birras mereció mejor suerte y reconocimiento, y segundo, la personalidad y el talento singular de su cantante y principal compositor Mauricio Aznar.
Llegué al cine con la curiosidad de conocer un poco la vida de Mauricio Aznar, pero sin grandes pretensiones, que son las pocas que suelo tener cuando veo este tipo de género cinematográfico. Me esperaba el típico biopic de un cantante de rock, mostrándonos su auge y caída, con sus mejores canciones sonando como banda sonora. Pero desde su comienzo me di cuenta de que La estrella azul es una película distinta, humana, sorprendente, y única, como su protagonista.
Y aparte de descubrir la faceta más personal de Mauricio Aznar, La estrella azul también me ha hecho caer de rodillas ante el talento derrochado en la dirección de la misma por su director Javier Macipe, en su primer largometraje para la gran pantalla.
Javier Macipe nos transporta con su cámara hacía el viaje de autodescubrimiento que inicia Mauricio Aznar, para liberarse de sus demonios y encontrar en su interior la esencia de lo que le llevó a sentir la música como una forma de vivir. Macipe juega en ocasiones con el realismo mágico, o el cine experimental, y lo hace de manera sublime, rompiendo «la cuarta pared» con una delicadeza y un toque poético exquisito. Ya desde el principio la película comienza fuerte, con ese viaje de la cámara que recorre desde el escenario del concierto esos estrechos y oscuros pasillos que conducen al backstage. Ese inicio ya nos indica que estamos ante una película diferente. Podría destacar muchas más escenas, como la de Pedro (el hermano de Mauricio) en el bar, que es sencillamente antológica, pero os dejo que las descubráis por vuestra cuenta.
Me ha encantado también cómo el director consigue sumergirnos en esa atmósfera viciosa y degenerada de principios de los 90. Recrea perfectamente el ambiente asfixiante de los conciertos, la tentación de la heroína siempre rondando la noche, el sonido abotargado del bajo y de la batería escuchado desde los aseos del bar, las mentes nubladas por el alcohol y el humo del tabaco… En La estrella azul todo está hecho a conciencia y con amor y respeto hacia la figura de Mauricio Aznar.
La propia madre de Mauricio, aparte de ser la impulsora de este bonito proyecto, también fue la culpable del amor de su hijo por la música de Atahualpa Yupanqui, que hizo que años después, Mauricio iniciara ese viaje a Argentina para conocer la casa del artista. Allí llegó con esa amargura perenne que parecía perseguirle de por vida, se aplicó en la busca de lo auténtico, convertido en un quijotesco soñador utópico. En ese país, acabó en Santiago de Estero, donde fue acogido por la familia de Carlos Carabajal, el padre de la chacarera, una danza tradicional a la que el maestro ponía letra y música. Mauricio se convirtió en su discípulo, ávido de conocer la sabiduría que brotaba de las canciones y las cuerdas de la guitarra de Don Carlos.
A las estrellas anónimas está dirigida esta película. Muchas de ellas, demasiadas, tuvieron vidas similares a la de Mauricio Aznar. Me viene a la cabeza el nombre de Marco Antonio Sanz de Acedo, «Eskroto», «Gavilán», miembro de bandas como Tijuana in Blue, o Kojón Prieto y los Huajolotes, del que siempre pensé que su vida merecía ser llevada a la gran pantalla. Quizás ya no haga falta, porque La estrella azul rinde homenaje a todos esos artistas que quemaron su vida demasiado rápido, sin lograr un merecido reconocimiento, y sobre todo porque será difícil estar al mismo nivel que esta pequeña joya en forma de película.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Mandarinas
Zaza Urushadze (2013) – Estonia
Ahora que nuestros políticos nos han llevado a una situación bastante inquietante en el tema catalán, después de que año tras año hayan creado el caldo de cultivo ideal para favorecer a sus propios intereses (económicos y políticos) hasta llegar hasta este irracional estado de confrontación, me gustaría que dieseis una pequeña oportunidad a esta pequeña película estonia titulada Mandarinas. Estaría bien proyectarla en el Congreso de los Diputados o en el Parlament de Catalunya, aunque creo que no está hecha la miel para la boca del asno, un asno que solo avanza si le ponen la zanahoria delante.Con «Mandarinas» no funciona.
La película nos narra las vicisitudes de Ivo,un carpintero de la región de Absajia,cuyo territorio quiere independizarse de Georgia aprovechando que la URRSS está desintegrándose. A pesar de que la guerra está cada vez más cerca de su pueblo, Ivo decide quedarse a ayudar a su amigo Margus a recoger la cosecha de mandarinas obviando el peligro que corren, ya que se hallan en una zona cercana a la línea de frente, donde la población civil ha huido por temor a las represalias de las diferentes milicias que pululan por la zona: absajios, georgianos, rusos y chechenos entre otros.
A partir de aquí os dejo que,observando la película,seáis los que intentéis buscar un sentido a la absurdidad de la guerra, a la confrontación humana, al odio, la barbarie y el racismo, en tan bellos parajes como son los bosques de Absajia.
Mandarinas es una película donde el humanismo lucha en condiciones muy desiguales contra la guerra, una guerra originada como siempre por los poderes fácticos que usan las diferencias (raza,lengua,religión,cultura,tradiciones,etc) a su conveniencia. Está claro que todos somos diferentes, ¿pero por qué o por quién tenemos que estar condenados a llevarnos mal y a no poder convivir en armonía?
Mientras tanto, las mandarinas esperan a ser recogidas en los campos en una calma tensa sacudida de vez en cuando por el sonido de algún obús o el traqueteo de las ametralladoras,que cada vez es menos espacioso y más cercano.
Las mandarinas, coloridas y brillantes, de rugosa cáscara pero tacto fino, de aroma penetrante, también pueden ser dulces o ácidas como la vida misma. Después de ver la película quizás disfrutes de ellas de otra manera cuando vuelvas a comerlas.
Alta Fidelidad
Stephen Frears (2000) – Estados Unidos
Me acuerdo perfectamente de la primera vez que vi esta película, después de verla salí corriendo a comprar el CD de la banda sonora, dos días después fui al cine otra vez para verla de nuevo, varios años más tarde también encontré el libro en el que está basada la película y he de decir que el libro me encantó.
El argumento de Alta fidelidad es muy entretenido, ya que se entremezcla la vida de Rob en su tienda de discos y la vida de Rob fuera de su tienda de discos y ninguna va muy bien. En la tienda trabajan Dick y Barry, aunque no está muy claro quién los contrató, pasan el día escuchando música y metiéndose con los clientes que no tienen “nivel”. Mientras Rob intenta reconducir la relación con Laura, ya que le ha dejado.
Todos a los que nos gusta la música y somos un poco frikis de esto, nos gustaría tener la colección de vinilos que tiene Rob, y el tío en cada crisis realiza una reorganización de sus miles de vinilos, no sólo eso sino que es disc-jockey además y ¿quién no lo ha hecho?, le gusta hacer cintas recopiladoras. Todo un personaje. Con sus dos compañeros Dick y Barry les gusta hacer listas de las mejores canciones, “ mejores canciones de lunes” “mejores canciones para una ruptura” etc..
Mientras el argumento de la película continúa Bob sigue con esa misma manera de organizar las cosas, hace unas lista de sus relaciones e intenta entender por qué ha sido rechazado con las mujeres de su vida, así que queda con ellas para encontrar la respuesta. Todo ello mezclado con una banda sonora sensacional, grandes temas de la música pop, metidas en los momentos adecuados.
Para un servidor esta es una película de referencia, cuando la vi me encanto y siempre que la veo me entretiene y si les gusta pueden comprar el libro que es muy bueno.
Como nota curiosa la canción que canta Barry (Jack Black) al final de la peli, Let´s get it on no es play-back, la verdad que canta bien.
Hacia rutas salvajes
Sean Penn (2007) – Estados Unidos
Escrita y dirigida por Sean Penn. 2007 (Basada en el libro de Jon Krakauer, Hacia rutas salvajes).
Cómo empezar a hablar de una película como esta… a mí me dejó fascinada desde el primer momento, y estoy segura de que a nadie le va a dejar indiferente.
A muchos les cautivará el viaje emprendido por el protagonista, Christopher McCandless (interpretado excelentemente por Emile Hirsch, tan involucrado en el papel, que terminas por pensar que él es el verdadero personaje), para vivir una experiencia única, renunciando a todo, en defensa de la libertad a decidir qué hacer con tu vida, junto a la de la naturaleza salvaje, y en la que poder buscarse a sí mismo, lejos de las ataduras del capitalismo y la sociedad.
A otros les resultará aburrida y les parecerá sólo un montón de ideas utópicas que no llevan a ningún sitio.
El director acierta convirtiendo la película en una “road movie”, y adentra al espectador en la aventura, con soberbios planos de paisajes naturales; interesantes diálogos del protagonista con los personajes que se cruza en el camino; con profundas reflexiones en voz en off… Nos ofrece un cine de compromiso, para pensar…
Y por último, la banda sonora es genial, pero no es de extrañar, viniendo del genialísimo Eddie Vedder. Le da un buen peso a la película y hay varios temas de esos que se te graban para siempre.
Te recomiendo que te subas al viaje… hacia rutas salvajes.