CÁRCELES

Great freedom (2021) – Sebastian Meise

PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)

Great freedom
Sebastian Meise (2021) – Austria

La película que os presento este mes hace honor a su título, Great freedom (Gran libertad), es un gran ejercicio cinematográfico y nos cuenta con total libertad una historia inspirada en hechos reales que sirve para denunciar el artículo 175 del código penal alemán y ya de paso homenajear a las víctimas que sufrieron sus consecuencias durante décadas. El citado artículo 175 permitía al estado perseguir a los homosexuales e incluso encarcelarlos. La pena penitenciaria aumentó hasta los cinco años de prisión con la llegada de los nazis al poder. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la derrota nazi, y la liberación de los campos de exterminio, incomprensiblemente el artículo 175 se mantuvo en la Alemania occidental, y los pocos homosexuales que consiguieron sobrevivir a los campos de concentración fueron trasladados a las cárceles a seguir cumpliendo su condena.

El director austriaco Sebastian Meise rodó la película en una prisión abandonada de la Alemania del Este, y como suele ser costumbre en el estilo del cine austriaco, nos muestra con dureza, de manera directa, y casi sin tapujos la vida carcelaria en los duros años de la posguerra. La fotografía del film acentúa aún más si cabe la claustrofobia de esas frías, inhóspitas y sucias celdas, tan deshumanizadas como los propios funcionarios de prisiones que las vigilan. Prácticamente no se utiliza música, quizás para no realzar en demasía los momentos melodramáticos, que no son pocos. Ya sólo estéticamente, Great Freedom es mucho más que un drama carcelario al uso.

La película nos muestra la historia de Hans, en tres etapas de su «carcelaria» vida, 1945, 1957 y 1969. Hans fue arrestado por mantener relaciones homosexuales en unos baños públicos, sobrevivió a un campo de concentración y la «liberación» de los aliados supuso para él un nuevo encierro carcelario. Allí en la cárcel, su condición de homosexual quedará marcada desde el principio con un código en la puerta de su celda. Una celda que va a tener que compartir con Viktor, hombre de pocas palabras y para desgracia de Hans además homófobo.

El papel de Hans esta magistralmente interpretado por un nuevo valor del cine europeo, el actor y bailarín alemán Franz Rogowski, de quien sigo la pista después de descubrirlo en la interesante película A la vuelta de la esquina (2018). Para caracterizar el papel de Hans Hoffman en Great freedom, Rogowski tuvo además que perder unos cuantos kilos.

El director navega hábilmente entre las diferentes etapas carcelarias de la vida de Hans utilizando la técnica del flashback, y recurriendo también en ocasiones a encabezar con un título el año al que se refiere ese salto en el tiempo de la historia. La valía de la película ha sido reconocida con prestigiosos premios entre los cuales destacan el Premio del Jurado en el Festival de Cannes, o el Premio del Cine Europeo a la mejor fotografía. Aunque cuenta con imágenes explícitas de sexo, Sebastian Meise no busca epatar o provocar al espectador, de hecho en muchas ocasiones no permite que veamos situaciones de violencia. Al contrario, en un ambiente tan deprimente consigue que su cámara se centre en pequeños detalles que suavizan el rugoso contenido del filme.

A pesar de su duración la película se me hizo corta, es más, no quería que terminase. Great freedom es mucho más que un drama penitenciario, es una historia real, de cómo intentar sobrevivir a dos cárceles al mismo tiempo. La cárcel física en la que el protagonista está recluido y la mental en la que el estado intenta ahogar sus sentimientos. El aislamiento, el rechazo, el odio, el desprecio, serán una losa pesada con la que convivir, al igual que la soledad, la falta de afecto y el deseo. Pero si hay algo que Hans busca desesperadamente es la libertad, la libertad de amar a quien desee. ¿Logrará algún día su propósito? Tendrás que ver Great freedom para poder descubrirlo.

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Un condenado a muerte se ha escapado (1956) – Robert Bresson

Un condenado a muerte se ha escapado
Robert Bresson (1956) – Francia

Abril de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, Fontaine, un joven de 27 años, miembro de la resistencia francesa, que lucha contra la ocupación nazi, es arrestado por la Gestapo para ser interrogado.

«Esta película está basada en hechos reales y se la voy a mostrar sin ningún ornamento».
La primera escena con la prisión al fondo nos ofrece este mensaje, toda una declaración de intenciones de Bresson, y ya hemos visto en Pickpocket hasta donde es capaz de llegar, usando como él usa la cámara, haciendo de esta una protagonista mas de la película.

Francia, Segunda Guerra Mundial, en una cárcel está recluido Fontaine, en manos de los nazis. Pone todo su empeño para lograr escapar de ella.

La secuencia que abre la película en el coche es sensacional, y sólo es el principio de la película, que está llena de momento sublimes, créanme cuando les digo que siento verdadera devoción por cómo este señor ve el cine.

Fuera banda sonora, sonido ambiente, y aquí también tiene protagonismo. Los sonidos nos alertan de la llegada del guardia y del obstáculo final. Sin banda sonora el sonido ambiente también es uno de los grandes aciertos de la película.

La cámara, los planos fijos nos muestran el detalle. ¿Se puede ver de tantos puntos de vista una celda? ¿Se puede trasmitir mejor la sensación de opresión? ¿Es posible que ocurran tantas cosas en tan poco espacio? ¿Se puede contar esta historia mejor?

Casi siempre la película transcurre en una celda. Muchas veces vemos como trabajan sus manos para fabricar sus útiles, como se asea y planea su fuga, la voz en off nos va narrando la historia.
Decenas de planos asomado a la ventana, y ninguno es igual a otro, todos sirven para contar algo, cuando Fontaine se encarama a las rejas va a encontrar apoyo, aliento, ayuda.

Conforme transcurre el metraje, va creciendo la tensión y la intriga, sin necesidad de artificios, usando las armas de un gran cineasta, la cámara, el actor, la luz, escenas pensadas para transmitir un mensaje en cada momento, los ruidos, todo llena de contenido el metraje, no hay nada que se pueda omitir, nada.

Puedo recomendar todas las escenas de la película, porque toda ella es magnífica, no tiene nada que le pueda reprochar: la fotografía, la luz en las escenas nocturnas, el argumento, la dirección, la voz en off, todo me parece acertado y genial.

Como nota curiosa, Henri Bresson, el gran fotógrafo, es el hijo de Robert Bresson. Una de sus grandes fotografías es esta, curiosamente guarda similitud con esta escena, donde las bicicletas son las protagonistas.

Uranio 235

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