Escape (2024) – Rodrigo Cortés

PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Escape
Rodrigo Cortés (2024) – España
«¡Que suenen los tambores!», exclamó el director de cine Rodrigo Cortés mientras daba paso a la proyección de su película Escape en el Palacio Ardid de Alcañiz. Y vaya si sonaron, ya desde el surrealista comienzo sonoro con la mítica melodía «Así habló Zaratrusta», en versión entrecortada y deconstruida. Este inicio ya nos advierte a los espectadores que nos espera un «tour de force», en un filme muy poco convencional.

Y como bien dijo el director en el coloquio posterior al visionado de Escape, él no quiere llevar al espectador por uno u otro lado, ni pretende hacerle empatizar con ninguno de los personajes que aparecen en el filme. Simplemente parte de la base de que N, el protagonista, por las causas que sean, pretende bajarse del mundo y pasar el resto de su vida en la cárcel, para no tener que tomar ninguna decisión el resto de su vida.

A partir de aquí, cada espectador va a tener que reaccionar a las situaciones que van a ir sucediendo durante el largometraje. Es curioso, porque en algunos momentos de la proyección, parte del público se reía, pero a la otra parte, la misma situación le parecía más bien triste. Yo soy de estos últimos, porque, aunque es verdad que hay momentos en los que quizás se te pueda escapar una sonrisa, a mí Escape me dejó un regusto amargo. Es una película con un ambiente malsano que no logré quitarme de encima desde el comienzo. La música, la ambientación, los personajes (sobre todo el de N), me desasosiegan por completo. De hecho, me recordaron al regusto que me dejó el visionado de películas como Beau tiene miedo (2023) de Ari Aster, o Balada triste de trompeta (2010), de Alex de la Iglesia.

Lo que sí que tienen que tener claro todos los espectadores, es que todo lo vamos a vivir desde la perspectiva de N. Una visión de una mente estropeada, en la que hay algo que no le deja poder convivir con las reglas de la sociedad. Así que su vida se convierte en una kafkiana lucha contra la rigidez del sistema.

Mario Casas, sobre quien debo confesar que nunca ha sido santo de mi devoción, está a la altura, quizás en el papel más exigente de toda su carrera. Logra construir con bastante credibilidad el personaje de N, siempre cabizbajo, de mirada seria y huidiza, que en ocasiones me recordaba al mismísimo Buster Keaton. Del demás elenco de actrices y actores, es difícil destacar alguno, ya que, aún sin tener papeles de protagonista, en los momentos que aparecen dejan el pabellón muy alto. Se nota la mano en la dirección actoral de Rodrigo Cortés, que trabajó intensamente con Anna Castillo y Guillermo Toledo, al que ha recuperado de nuevo para el cine, o los inmensos José Sacristán, Blanca Portillo y Josep María Pou, que con muy poco, consiguen transmitirnos muchos matices de sus personajes.

El argumento de Escape está basado muy libremente en una novela del mismo título escrita por Enrique Rubio. La historia contaba la relación con la sociedad de un joven cuyos padres lo habían educado según sus criterios, sin salir de casa. Algo así como lo que pudimos ver en la película Canino (2009), de Yorgos Lanthimos. En este caso, Rodrigo Cortés le dio totalmente la vuelta, y como dijo a su amigo Enrique Rubio, intentó honrar la novela, respetando su espíritu, aunque desde otra perspectiva argumental completamente diferente.

La música, por supuesto, es igual de poco convencional que el filme. Así junto al compositor Víctor Reyes, con quien ya trabajó en otras de sus películas, Cortés forma un tándem en el que los instrumentos reales se desecharon en favor de: turutas, juguetes, instrumentos escolares, etc., consiguiendo así retrotraer a una disonante infancia al espectador.

Ni que decir tiene que la fotografía, las localizaciones, o el vestuario, están perfectamente estudiados por el meticuloso Rodrigo Cortés. Cada escena está llena de pequeños detalles que te dan pistas sobre ese lugar, o sobre la personalidad del actor al que estamos viendo. Escape es una película que podrías ver más veces y en la que te seguirás encontrando particularidades en las que no te habías fijado antes. No es de extrañar que, conociendo la personal e intransferible manera de rodar de Rodrigo Cortés, su mentor, guía, amigo y mayor influencia, el legendario Martin Scorsese, se ofreciese a producir Escape.
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