Y ya que hemos hecho un programa especial con música de grupos suecos, no podíamos olvidarnos de Europe. Ese grupo ROQUERO, y sí, pongo ROQUERO con mayúsculas, porque con Europe ocurrió una cosa muy particular a raíz de su triunfo apoteósico el año 1986. Y es que si eras un melenudo por aquella época y reconocías que te gustaban Europe, automáticamente eras defenestrado por tu cuadrilla. Las razones: volvían locas a las quinceañeras, eran portadas de revistas como la Superpop, y llegaron al nº 1 de los 40 Principales. Esto puso muy nerviosos a los roqueros más radicales que vieron como en cuestión de poco tiempo pasaron de ser unos apestados, a ser la «tribu urbana» de moda. No habían sido aceptados por la sociedad, y ahora no querían formar parte de su juego mercantil.
Tenían todo el derecho de estar dolidos, pero lo pagaron los pobres Europe, que no, no eran un grupo prefabricado, ni salieron de un casting que buscaba unos New Kids on the Block «malotes». Europe tenían una par de buenos discos anteriores a sus espaldas, sobre todo el segundo, Wings of Tomorrow, que, a pesar de tener un cierto éxito en Suecia e incluso Japón, pasó desapercibido para el resto del mundo. Después llegó un teclista a la banda que dulcificó en parte el sonido de Europe, y esto provocó el triunfo total con su superventas The final countdown, el disco que por aquél entonces compró todo hijo de vecino. El Heavy entró en las casas, las niñas (y sus madres) se volvieron locas con aquellos pedazo de suecos altos, guapos, y con esas «melenazas» rubias. Comenzó el principio del fin para Europe.
Las extenuantes giras y la presión sometida por la discográfica, que buscaba ahondar por el camino musical más comercial, creó disensiones en el grupo, y el primero en abandonar la nave fue su gran guitarrista John Norum, que no estaba nada de acuerdo con la dirección musical que iba a tomar la banda. Su siguiente disco Out this world, a pesar de vender por inercia, dejaba el listón bastante bajo. Tres años más tarde, lo intentaron con Prisoner in Paradise, pero ya era demasiado tarde, el Grunge y el Rock Alternativo se habían hecho dueños del cotarro y Europe como tantos otros grupos cayeron en el más absoluto de los ostracismos. Eso sí, el disco está bastante bien, y tiene buenos momentos, lo recuerdo con cariño, y aún le pego una escucha ocasional, para recordar épocas pasadas.
Pero los roqueros no habíamos sido justos con Europe, y 15 años más tarde, y con el regreso de John Norum, volvieron a los escenarios y al mundo musical con Star from the Dark, un potente disco donde Europe nos dejaban claro que por sus venas corre sangre roquera. Y por fin les llegó el reconocimiento del público roquero, y desde entonces se mueven en ese circuito, dando giras y sacando discos (4 más en los últimos 10 años).
En definitiva, ¡gracias Europe por existir!, gracias por acercar a las féminas al mundo del Rock, gracias por ponernos de moda (aunque sólo fuera un ratico).
Y sí, yo me compré vuestros discos, me emocioné con vuestras baladas (aunque Carrie la desgastasen de tanto ponerla en la radio), hice vuestras coreografías en la ducha mientras escuchaba The Final Countdown. Aunque mi canción favorita vuestra fue Rock the night. Disfruté con Prisoners of Paradise y corrí como loco a veros en vuestro regreso del 2004. Europe siempre en mi corazón, ¡sin complejos!
Hoy nos toca hablar de una de nuestras grandes debilidades. ¿Cómo si no iba a tener el honor de cerrar con su música todos nuestros programas?
Nos referimos por supuesto al gran Luis Aguilé, un argentino con acento afrancesado, con cara de chiste, y una forma muy peculiar y colorista de vestirse, elegante pero estrambótica. Con ese aire de señor sobrio pero a la vez desenfadado, y ese aspecto de haber sido siempre un adulto. Aunque os parezca mentira comenzó cantando Rock and Roll con tupé y vestido de cuero como el mismísimo Elvis.
Comenzó su carrera musical en 1956 haciendo versiones de otros artistas, a las que con su peculiar forma de cantar pronto hacía suyas. Pero poco después comenzó a escribir sus propias composiciones. El patrón básico de las canciones de Luis Aguilé es bastante sencillo, ritmos alegres y bailables, y letras optimistas y joviales, que hablan de la vida del más común de los mortales.
Pero al igual que su peculiar manera de vestir y de cantar, el secreto del éxito de Luis Aguilé son sus letras, la mayoría en apariencia sencillas y graciosas, pero algunas de ellas con un gran sentido crítico. Sin ir más lejos, uno de sus primeros grandes éxitos, Cuando salí de Cuba, es una amarga queja hacía el régimen comunista cubano, país donde había triunfado durante el mandato de Batista, en el que había ganado mucho dinero, y del que sólo se pudo llevar una pequeña parte (gracias a un pequeño favor del mismísimo Che Guevara).
Otras letras de sus canciones reflejan la sociedad de forma certera, como nuestro himno para cerrar el programa, Soy currante. Del mismo estilo es el tema Es un lata el trabajar, o la canción que escribió en protesta por haber sido involucrado en un caso de corrupción política. Este tema levantó ampollas en España, y llegó a ser prohibido en otros países como Venezuela, y censurado en Argentina y Guatemala. Su título es Señor presidente, salió en 2007 y fue uno de los últimos temas que compuso en vida, ya que en 2009 un cáncer acabó con la vida de nuestro querido Luis Aguilé.
Luis Aguilé fue incansable hasta el final de sus días, siempre con proyectos en mente, este polifacético hombre, que cada vez que lo escuchábamos nos alegraba la vida, fue además de cantante y compositor, otras muchas cosas. Fue escritor de libros infantiles y novelas (una de las cuales llego a ser finalista del Premio Planeta), trabajó en la radio, fue guionista y asesor de programas de televisión (del famoso Un, dos, tres, por ejemplo), e incluso actor de cine y televisión. Hasta le dio tiempo de ser presidente y propietario de un club de fútbol mejicano.
Un todoterreno con una manera de ver, afrontar y contarnos la vida, personal e intransferible, Luis Aguilé genio y figura hasta la sepultura. Aunque siempre parecías una broma, nosotros te tomamos muy en serio. ¡Siempre estarás en nuestros corazones Luis!
Regresamos de nuevo con esta añorada y reivindicada sección, la más exitosa fuera de nuestras fronteras sin lugar a dudas. Y lo hacemos con otro mito, Jeanette, esa menuda cantante, mitad inglesa, mitad española, que revolucionó la España de los primeros 70 con su himno Soy rebelde. Sin duda alguna Jeanette fue el primer amor platónico de toda una generación, nadie cantó de manera tan candorosa un tema tan rebelde.
Pero aunque la mayoría la conocimos en su momento «rebelde», la verdad es que Jeanette sin proponérselo se había labrado anteriormente una pequeña trayectoria musical. Primero con la banda Brenner’s Folk al poco de venirse a España para vivir en Barcelona, y después tras fichar por la discográfica Hispavox y cambiar el nombre del grupo por el de Pic nic. Grupo con el que tuvieron su primer éxito Cállate niña en 1967. El éxito de Cállate niña y otros singles como Amanecer hizo que Hispavox firmase un contrato para grabar un L.P. entero con Pic Nic, que, a pesar de que también tuvo el éxito deseado, provocó fricciones entre los componentes del grupo que desencadenaron la disolución de Pic Nic.
Pero la discográfica, viendo el potencial que Jeanette tenía y todo el partido que se le podía sacar, presionó a la cantante y compositora para que iniciase su carrera en solitario. Y aunque con muchas reticencias, para suerte de todos nosotros, decidió lanzarse a la aventura como Jeanette, una aventura que pensaba que iba a ser como cantautora Folk, pero la compañía de discos tenía unos planes bien distintos para ella, y enfocó la carrera de Jeanette a las baladas. Aunque eso sí, la primera jugada les salió redonda, porque lanzaron a Jeanette con Soy rebelde, una canción que no gustó nada a la cantante, pero que cuando la interpretó como sólo ella sabe hacerlo, nos cautivó el corazón. Y no sólo a nosotros, la canción fue traducida al inglés y al japonés, todo un hito por entonces para un tema cantado en castellano.
Más adelante vendría el éxito con Porque te vas, gracias a su acertada inclusión en la banda sonora de la película de Carlos Saura,Cría cuervos. De nuevo casi sin pretenderlo Jeanette ponía su toque mágico y toda su inocente sensualidad a favor de la canción. Fue la cúspide de su éxito, se abrió a otros mercados como el francés, donde por supuesto hubo versión en ese idioma de Porque te vas. Después llegó un número 1 en Alemania con el single que dio título a su siguiente disco, Todo es nuevo, que como os imaginaréis también fue trasladado al alemán con el título de Mein lieber freund, aunque nosotros nos quedamos con Jeanette y su dulce voz cantando el tema en castellano.
Llegó la fiebre de la música Disco, y Jeanette cayó bajo su influjo (más por presiones de la discográfica que por sus propios gustos musicales). Aunque si los Kiss y los Stones lo hicieron, no podemos reprochar nada a nuestra idolatrada Jeanette. Pero Jeanette nos gusta cuando nos susurra canciones al oído con su dulce voz, cuando nos clava esos ojazos de gata y nos embauca con sus sensuales labios mientras recita suavemente su canción. Así que cuando grabó Corazón de poeta, allá por 1981, volviendo por sus fueros, nos conquistó de nuevo. Aunque para los que caímos rendidos a sus pies al inicio de su carrera, siempre nos mantuvo bajo su influjo. Después llegaría su fusión con los calurosos ritmos brasileños en su álbum Reluz y sus coqueteos con la música Techno, para acabar volviendo a sus patrones habituales con su último disco de estudio hasta la fecha, Loca por la música, y de eso ya hace ¡24 años!
Te echamos de menos Jeanette, coge tu guitarra y cántanos tu canción, esa que nunca te dejaron grabar las compañías discográficas, esa que llevas guardada en tu corazón, ese corazón hippie, escondido tras esa imagen de catequista mojigata que nos quisieron colocar. Ese corazón que ha viajado y vivido tanto y que quiere volar libre hacia todos nuestros corazones.
¡¡Vuelve Jeanette, no podemos vivir sin ti!!
Hace ya unos cuantos años ya se hablaba del fin de la humanidad, fue en 1999 y, a pesar de que muchos incrédulos como yo se reían de todas las profecías habidas y por haber, una serie de acontecimientos ocurridos durante ese año terminaron haciéndome escuchar con el culo prieto las campanadas que anunciaban el cambio de siglo. Y es que ese año ocurrió lo impensable en el mundo de la música española: un artista antes conocido como Marc Parrot, y con una carrera discográfica bastante vanguardista y alternativa, veía como las mieles del éxito más arrollador llegaban a su nuevo proyecto El chaval de la peca. Un grupo en el que Marc Parrot haciendo honor a esta sección, salía del armario y demostraba su amor por Eurovisión, la copla, la rumba y los grandes cantantes hispanos de lo 60 y 70, revisando los grandes éxitos de aquella época con su toque personal.
El reconocimiento le llegó inicialmente a pequeña escala, primero en una gala de fin de año de la televisión catalana, y unos meses después gracias al anuncio de la compañía de comunicación Amena, en el que el grupo cantaba una versión del tema Libre, de Nino Bravo, que les hizo ser los reyes absolutos del cotarro en todo el país. A partir de entonces fue un año frenético lleno de apariciones en televisión y galas que le llevaron a recorrer con triunfo absoluto toda la piel de toro. Ese mismo año El chaval de la peca publicó nada menos que ¡¡3 discos!!, y entre los anuncios, las galas televisivas, y la promoción de sus álbumes, sonaba incansablemente en todos los mass media.
Y es que El chaval de la peca hizo algo muy sencillo, pero que quizás nadie se había atrevido a hacer hasta entonces, ya que rescató todos esos temas con los que convivió toda una generación, y que después con la llegada de la democracia, la movida, y esos aires de modernidad que se dio el país quedaron ocultos en el fondo del armario. Hasta que El chaval de la peca los rescató, e hizo que familias enteras, grandes y pequeños, bailasen en sus conciertos esos míticos temas. Sé que tú fuiste uno de ellos, no lo niegues, y es que con temazos tan ganadores como A-ba-ni-bi, ¿Y quién es él?, Soy un truhan soy un señor, Tómbola, o Dame veneno, es imposible no montar una buena fiesta.
Pero la magnitud del éxito que convirtió al chaval de la peca en una especie de Ziggy Stardust hispano alarmó tanto al cantante, que acabó con su personaje ese mismo año, retirándose a Miami a reconducir su carrera artística volviendo a su proyecto como Marc Parrot. Si eres de los que, como yo, necesitas de nuevo a un chaval de la peca en tu vida, aprovecha esta sección y proclama tu amor y tus ganas de que vuelva a la palestra. Quizás, entre este programa y la crisis económica reinante consigamos que El chaval de la peca vuelva a cantarnos todas esas canciones que se esconden en el rinconcito más privado de nuestro corazón.
No se me caen los anillos al proclamar mi amor incondicional por la eternamente joven Paloma San Basilio. Nunca me han fascinado los musicales, un terreno donde Paloma es el máximo exponente en lengua castellana, triunfando alrededor del mundo con representaciones grandiosas de obras como Evita, Víctor o Victoria. Su recién anunciada última gira con My fair Lady conoció de primera mano los rigores de la crisis actual, teniendo que cancelar algunas de sus actuaciones. Tampoco me engatusó con esos auténticos dramas de amor desesperado en forma de canciones, que acaparaban la mayor parte de su discografía, épicos temas de ruptura de cierto tono operístico que me dejaron más bien frío.
Pero llegaron los 80, y como muchos otros artistas Paloma se reinventó y abandonó por unos años esa imagen de mujer refinada de clase alta, y se mezcló con la plebe con canciones de ritmos alegres, desenfadados, y letras cotidianas. Fue en el 81 en su álbum Ahora, cuando con su tema Juntos, y ese impagable video con Paloma a lo Eva Nasarre con sus dos bailarines y esas coreografías tan cándidas, consiguió llegar a mi corazón. Y es que con un tema tan ganador como Juntos, nada de lo que había hecho antes ni lo que hizo después tendría sentido. Es más, después de Juntos, la música ya no tiene sentido. Juntos es la canción perfecta, ideal para recargarte las pilas un día que estés decaído/a, el tema que mejor resume el estado de ánimo de una persona enamorada en su fase inicial de mayor atontamiento.
Su siguiente álbum Dama, del año 83, aún nos dejó buenos momentos y aunque ningún tema llegaba a la altura de Juntos, allí estaba el “rompepistas” Bailando. También podíamos encontrar en él una adaptación muy a lo Georgie Dann del famoso tema salsero Fiesta del interior, y hasta un tema compuesto a medias con Franco Batiatto (por lo menos aparece su nombre junto a él en los créditos, aunque sólo se nota la influencia en la canción del artista italiano). El engendro se llamó Unas vacaciones.
Y si ya de por sí me tenía bastante hechizado, para rematar, esta siempre delgadísima mujer de cutis perfecto, representó a España en el Festival de Eurovisión celebrado en Gotenburgo en el año 85. Allí nos deleitó con la canción La fiesta terminó, un tema ideal para poner al final de cualquier sesión de DJ que se precie. El superficial público europeo no supo apreciar la calidad de la canción y sobre todo de la artista, y Paloma quedó relegada a una 15ª posición (no muy honrosa si tenemos en cuenta que sólo había 19 países participantes). Aunque el carisma y la presencia de Paloma San Basilio en el escenario no pasó desapercibida, y fue muy comentado su brillante vestido blanco de gasa y lentejuelas rematado por unas hombreras siderales.
Su último golpe de gracia hacia mi corazoncito fue también en los 80, con un álbum producido por el gran Juan Carlos Calderón (recientemente fallecido). El disco se llamó Vuela alto y la canción Cariño mío, corría el año 88. Gracias, Paloma, por esos años 80 “locos” que tuviste y que alegraste a muchos como yo, e incluso lograste que bailásemos esas coreografías para todos los públicos de tus videos, en la intimidad de nuestros hogares. Salid del armario como yo, y confesadlo todo ahora que el delito ya ha prescrito. ¡Siempre habrá un trocito de ti en nuestros corazones Paloma!
En la sección de hoy vamos a hablar de Roxette, el grupo más grande salido de Suecia desde ABBA (quizás fueron el detonante del posterior boom del Rock escandinavo, jeje, los Hellacopters y compañía fueron una buena respuesta, ¿no creéis?). Ese dúo formado por Per Gessle y Marie Fredriksson nos cautivó a todos/as desde que su tema The look llegase a la radio americana por medio de un estudiante de intercambio que había estado en Suecia, y al que desde entonces no le debería faltar una buena paga vitalicia por parte del grupo. Sin embargo, por estas tierras el disco que marcó toda una época, y a toda una generación, fue indudablemente Joyride. Era el año 91 y aunque no tuvieras ni idea de inglés, te sabías todo el disco de memoria: canciones alegres y coloristas, Pop acaramelado con el toque guitarrero justo para hacer creerse roqueros a los oyentes de los 40 principales.
También estaban las baladas ideales para niñitas happy flower, que habitualmente venían a ocupar la mitad de los temas seleccionados en cada disco, el nivel de azúcar subía a raudales, y 9 de cada 10 dentistas recomendaban no someterse a su escucha más de una vez a la semana. El único dentista que recomendaba su escucha seguro que era un friki-adicto de la película Pretty woman, en la que apareció una de estas baladas de Roxette, It must have been love, una canción que provocaba la histeria colectiva en sus actuaciones en vivo. Grupo familiar donde los haya, Roxette llegaron a gustar por igual a los padres enrollados, a los hijos, a tu hermana,… y hasta a ti mismo, que fuiste al concierto «obligado» por tus papis. Tendrían que haberte visto tus amigotes, con lágrimas en los ojos, el brazo bien alto, el mechero encendido y berreando como una nenaza el Spending my time.
Jamás pusiste tus fotos de Roxette en tu carpeta escolar, aunque estabas enamorado en silencio de la rubia platino de pelo corto y las palas de los dientes separados. Si reconocías que te gustaban Roxette directamente tenías que cambiar de acera, así que no lo niegues, fueron años duros de convivencia escolar soportando el día a día lectivo hasta que cuando volvías a casa, en la soledad e intimidad de tu habitación, te ponías en el radiocasete a toda pastilla el Joyride. O cuando te duchabas con el Crash! Boom! Bang!, o te peinabas cantando el How do you do que apareció de single en aquél recopilatorio llamado Tourism. Lo tenías desgastado de tanto escucharlo, y lo sabes.
Fue en ese momento cuando te empezaste a interesar por las chicas, y cuando rastreramente utilizaste a Roxette para intentar camelarlas. Entonces descubrías que tanto sufrimiento había merecido la pena, y es que escuchaban The first girl on the moon, y caían rendidas a tus pies. Después llegaron los recopilatorios de grandes éxitos, luego los recopilatorios de baladas, más tarde los de baladas en español, y al final te cansaste y les perdiste un poco la pista. Hasta que hace poco, este mismo año, te enteraste de que Roxette estaban de vuelta, y recuperaste esos casetes suyos que sin saber por qué todavía guardabas, y volviste a recordar que, como casi todos, amaste y veneraste en silencio al dúo sueco más importante después de ABBA,… y eso ya son palabras mayores.
Sabemos que fuiste al concierto, no dijiste nada a nadie, pero allí estabas,… y también muchos de esos amigos que antiguamente se metían con los que les gustaba Roxette. Fueron momentos de tensión, miradas huidizas, miradas como de excusa por estar allí, pero pronto el alcohol y la música sacaron al fan de Roxette que llevas dentro y acabaste de marcha hasta las tantas con tus viejos amigos y con una despedida de soltera de fanáticas de Roxette con la que hicisteis muchas migas. Después, la última copa en tu casa,… y en el CD sonando Things will neverbe the same, el final de esa velada creo que no hace falta que lo cuente…