PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Espíritu sagrado Chema García Ibarra (2021) – España
En el cine, como en la música, como en la vida, todos tenemos nuestras preferencias, y siempre nos movemos en unos parámetros acordes con lo que podríamos llamar una línea de confort de la que a veces no queremos, o no podemos salir. Por eso cuando por equivocación, casualidad, despiste, o un ataque de intrepidez, te adentras en una «bizarrada» como Espíritu sagrado, te das cuenta de la cantidad de cosas que te estas perdiendo por no ser capaz de ver más allá de la valla de tu jardín (y aquí me viene a la mente la película Canino, ¿casualidad?).
El director Chema García Ibarra cuenta ya con una larga y premiada trayectoria en el mundo del cortometraje iniciada el 2008, y con Espíritu sagrado ha dado el salto a la dirección de largometrajes. Y lo ha tenido muy claro, ha seguido haciendo lo que le gusta, mezclar la ciencia ficción con un realismo de tono cuasi documental, que se realza todavía más con la utilización exclusiva de actores no profesionales. Si añadimos a esto que la película ha sido rodada en el barrio obrero de Carrús en Elche, cuna del director, y sin utilizar prácticamente atrezzo, el resultado es algo así como un nuevo e inclasificable género al que no me atrevo a poner nombre. Quizás la nomenclatura para definir esta película la tiene más clara el propio Chema García Ibarra, quien habla de su cine como «ciencia ficción doméstica».
En un barrio obrero de Elche ha desaparecido una niña de siete años, la Vane. Su hermana gemela, la Vero, intenta seguir su vida junto a su madre y su abuela mientras esperan algún resultado de la investigación policial. Los medios de comunicación se vuelcan con la noticia, mientras José Manuel, el tío de las gemelas, se enfrenta a otra gran preocupación: la llegada de fuerzas extraterrestres a la zona. Estas son las premisas iniciales de las que parte Espíritu sagrado. A partir de entonces el espectador va a asistir ojiplático a una visión surrealista, kitsch, bizarra y esperpéntica de una serie de situaciones tan hilarantes como escalofriantemente reales.
La película nos muestra una sociedad que vive sin ilusión, buscando algo en que creer para poder tener una vida mejor, si ya no es posible en esta, por lo menos que lo sea en la próxima. La televisión está encendida a cualquier hora del día y, entre publicidad, informativos locales (impagable la presentadora choni), tradiciones religiosas, y sucesos alarmantes difundidos a viva voz por una vecina (igualmente impagable), nos da una sensación de apocalipsis y angustia que se adueña por completo del filme.
Las miradas vacías de los personajes, la manera plana de expresarse, las caras que denotan sus vidas difíciles, y las muletillas utilizadas por cada uno de ellos que, según el director, no son impuestas, sino propias de los actores, te hacen pasmarte, reírte, y sobrecogerte al mismo tiempo. Partes de la creación de los personajes vienen dadas por historias personales de los propios actores o de sus familiares, que se adaptaron a la trama del filme.
La dirección de arte, a cargo de Leonor Díaz, es realmente gloriosa. Los lugares elegidos, la decoración del bar (por cierto, si vas por Elche es ineludible visitarlo, ya que se mantiene igual que como se decoró para la película), o el glamur choni que desprende el vestuario, te dejan epatado. Todo está lleno de pequeños guiños y detalles tan casposos, como bien cuidados. Es irreprimible que se dibuje una media sonrisa en tu boca a medida que los vas descubriendo. La música no le va a la zaga, y las canciones utilizadas, en especial esa versión de Los Sobrados del Zombie de los Cranberries, reflejan perfectamente la esencia de Espíritu sagrado.
Si tuviera que describir la película de alguna manera, os diría que es como si a Werner Herzog le hubiesen encargado dirigir un capítulo largo de La hora chanante. ¡Atreveos con ella!
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Nuevo orden
Michel Franco (2020) – México
Este mes os propongo que tengáis el atrevimiento de ver Nuevo orden, la nueva película del director mexicano Michel Franco, aunque si sois habituales de estas páginas seguro que todavía recordáis el impacto que os produjo el visionado de Después de Lucía, película del 2012 que recomendamos en su día en esta publicación, y que contiene las líneas maestras de dirección del denominado enfant terrible del cine mexicano.
El estreno de Nuevo orden, le ha valido además de para recibir el Gran premio del jurado en el Festival de Venecia, crear una gran polémica en su país de origen, ya que a pesar de que la película es una distopía, muestra una imagen bastante penosa del sistema político mexicano. A su vez, fuera de sus fronteras, la película ha sido tachada de superficial y artificiosa, y que busca epatar al espectador con golpes de efecto llenos de violencia.
A mi modo de entender, Nuevo orden tiene muchísimas lecturas según el espectador que la vea, y si bien es cierto que el director busca crear un shock en el espectador (ejercicio habitual en el cine de Michel Franco, lo cual no debería sorprender a nadie), también es muy cierto que nos muestra una situación desde un punto de vista poco habitual en el cine, el de la clase pudiente, y se suceden situaciones en las que el espectador tiene bastante que reflexionar. Así que a los críticos que tachan de superficial a la película les recomendaría que la volviesen a ver y rascasen un poco en la superficie porque van a encontrarse con un alegato bastante serio contra los sistemas políticos que imperan en este mundo, el resurgimiento del fascismo, la diferencia cada vez más abismal entre clases sociales, y el poder del ejército, entre otros aspectos que bien pueden resumir la situación de este globalizado mundo en las últimas décadas.
Nuevo orden nos cuenta la celebración de una boda de alta alcurnia, la de la familia Novello, en su mansión los invitados disfrutan del evento obviando que a muy pocas calles del lugar, se viven violentas protestas de las clases desfavorecidas que están a punto de originar un golpe de estado, que va a derrumbar al poder establecido y crear un nuevo orden. El director nos muestra la historia fundamentalmente a través de Marianne la joven novia, y de Cristian y Marta dos de sus innumerables sirvientes.
Desde el comienzo el caos y la violencia se adueñarán de la película, y nos mostrarán como en una situación crítica, casi de guerra civil, se manejan los poderes fácticos y las clases privilegiadas y hasta que punto les afecta una situación tan al límite. Por supuesto a pesar de que no sean los protagonistas, también podremos comprobar cómo actúan los desfavorecidos cuando estalla la revolución en lo que se ha convertido esta brutal distopía que nos retrata un México corrupto, podrido por dentro, muy acorde con las noticias que nos llegan desde allí repletas de desapariciones y muertes por la guerra del narcotráfico, y muy alejadas de las que el Gobierno Mexicano quiere proyectar al exterior de país moderno y paraíso turístico, así que no es de extrañar que la película haya sido vilipendiada en su país de origen.
Espero que no te ocurra con esta película, que los árboles no te dejen ver el bosque a pesar de no contar con apenas información previa de los hechos, aparte de los golpes de violencia, el caos y el desorden, a través del humo de los cócteles molotov, se puede vislumbrar el estado de un sistema político, económico, militar y social en un país que aunque sea México bien podría ser en un futuro no muy lejano otros muchos.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
The guilty
Gustav Möller (2018) – Dinamarca
Quién dijo que hacer cine de calidad es costoso? El joven director danés Gustav Möller nos demuestra con su opera prima The guilty que con escaso presupuesto, mucho ingenio y un buen guión, se puede mantener al espectador pegado a la pantalla y con los ojos y las orejas bien abiertas durante los angustiosos 85 minutos que dura su película.
The guilty nos cuenta la historia de Asger Holm, un policía que ha sido relegado de sus funciones por mala praxis y, mientras está a la espera de juicio, la jefatura lo desplaza como operador telefónico en el servicio de emergencias, una situación y un lugar que considera humillante. Un poco entusiasmado Asger no ve la manera de que pasen las horas para acabar el turno y poder irse de allí; atiende el teléfono con desgana hasta que una noche recibe una llamada de una mujer en apuros. A partir de aquí comienza una carrera contrarreloj para intentar solucionar el problema.
Si bien no existe el efecto sorpresa, puesto que otras películas como por ejemplo la mítica e insuperable La cabina de Antonio Mercero y Jose Luis López Vázquez, o ya en el siglo XXI, Buried, donde veíamos a una persona luchando por sobrevivir en un ataúd, o Locked, que se desarrolla en su totalidad en el interior de un coche, la acción en The guilty se limita a una pequeña oficina telefónica y tiene el acierto de mantener en vilo al espectador sin hacerle falta más que un actor, un teléfono y un ordenador.
También es de resaltar que no se utiliza ningún tipo de banda sonora o efectos musicales para realzar los momentos de tensión en la película. El director maneja con destreza el uso del sonido, que se convierte en protagonista; tendremos que estar muy atentos a lo que escuchamos al otro lado del teléfono. El tono de voz, los ruidos o incluso el silencio nos pueden dar la clave de lo que está pasando. Así que cada espectador tendrá su propia versión de la historia acorde a la información que está recibiendo a través de los sonidos. La imaginación de cada uno de nosotros tendrá que intentar hilar los acontecimientos que se van a ir produciendo sin poder verlos para llegar a una conclusión sobre quién es el culpable.
Conforme la película avance, las situaciones darán vueltas de tuerca, giros inesperados (alguno quizá demasiado forzado) que llevarán al protagonista a tomar decisiones trascendentales mientras que lucha contra sus demonios personales. Muchos conceptos son tratados en The guilty: el sentimiento de culpabilidad, los prejuicios, la fragilidad humana, la redención o el sentido de la justicia. Así que debes intentar resolver este rompecabezas que se va haciendo más y más grande cada vez que vuelve a sonar el teléfono.
Estás avisado, prepárate para esta carrera contrarreloj hecha con recursos mínimos llamada The guilty. No te defraudará.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
La muerte y la doncella
Roman Polanski (1994) – Reino Unido
Hace poco más de un año nuestra compañera del Cine Club Delicatessen, Merche Grau, que tristemente nos dejó hace escasos días, nos presentó esta película que quiero recomendaros a modo de homenaje y reconocimiento hacia ella de parte de toda esta pequeña gran familia que formamos Delicatessen. Así que como hizo Merche en su día, os propongo ver esta tensa y magistral película del gran Roman Polanski.
La muerte y la doncella está basada en la obra de teatro del mismo nombre cuyo autor es el escritor chileno Ariel Dorfman. La obra se desarrolla en Chile poco tiempo después de terminar la dictadura del General Pinochet. Polanski, en cambio, no quiere centrar la trama en Chile, ya que considera que la tortura, tema principal de la película, es por desgracia un mal universal del hombre. La película de hecho se rodó casi en su mayor parte en Galicia y nos cuenta la historia de Paulina Escobar, una mujer que sufrió las torturas durante la dictadura militar y que convive con su marido Gerardo, un importante abogado. Pero también convive con sus propios miedos y frustraciones, fruto de esas torturas que recibió y que, por supuesto, quedaron impunes.
Para más inri su marido, que va camino de convertirse en Ministro de Justicia, ha aceptado formar parte de la comisión de investigación que el nuevo gobierno ha creado para aclarar los crímenes y torturas de la dictadura. Paulina cree que es imposible que se haga justicia cuando muchos de los miembros del nuevo gobierno formaron parte del anterior. Pero no solo esto va a desestabilizar a Paulina: un hecho fortuito, una inverosímil casualidad va a hacer que esta mujer masacrada vuelva a enfrentarse con la dura realidad.
Roman Polanski explora con habilidad y maestría los más oscuros sentimientos que posee el ser humano. No en vano, la vida le hizo sentir sus sinsabores con virulencia (fue superviviente del holocausto judío y años más tarde su mujer, embarazada de 8 meses, fue asesinada por la secta de Charles Manson). La atmósfera de tensión, opresión y sufrimiento no decae en toda la película, apoyada por un gran guión y las fenomenales actuaciones de sus tres únicos protagonistas, con una Sigourney Weaver en estado de gracia.
El director nos plantea varios dilemas morales que el espectador va a tener que lidiar conforme avance el metraje. Odio, venganza, justicia, perdón, tristeza, horror, son algunas de las sensaciones que te producirá esta gran película. Una película donde la música juega un importante papel, empezando por el título, tomado del cuarteto para dos violines, viola y violonchelo compuesto por Franz Schubert y que es el nexo de unión entre los dolorosos e imborrables recuerdos de Paulina y el atormentado presente que le toca vivir.
Con la imagen de Paulina, una mujer fuerte y luchadora como tú, Merche, nos quedamos. Siempre te recordaremos.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Sin amor
Andrey Zvyagintsev (2017) – Rusia
¡Estamos salvados! Todavía quedan jóvenes directores de cine con mucho talento y muchas cosas que decir en el panorama internacional. Desde Rusia nos llega el cine de Andrey Zvyagintsev, que nos sorprendió gratamente con su anterior película, Leviatán, una feroz crítica al gobierno de Putin. Como era de esperar, este le ha retirado cualquier apoyo económico para poder realizar la película que hoy nos ocupa. Con dinero europeo Zvyagintsev sigue en sus trece y en esta ocasión nos muestra de manera descarnada una sociedad rusa gris y vacía, sin ilusión, sin ganas, sin amor. Se vale para ello de una pareja divorciada que intenta vender su piso en común para terminar del todo una relación en la cual tienen un hijo, Alexey.
Alexey ha sufrido durante toda su vida la mala relación entre sus padres y, sobre todo, una falta de cariño alarmante que se denota claramente en los primeros fotogramas de la película. Hasta que un día decide irse de aquel infierno y desaparece sin dejar rastro. Es entonces cuando sus padres emprenden su búsqueda. Una búsqueda en la que el director de la película sigue lanzando dardos contra el gobierno de Putin, aunque esta película está principalmente centrada en la sociedad rusa.
Como en todo su cine, Zvyagintsev nos muestra la pequeñez del ser humano con grandes planos en los que unos vastos, fríos e inhóspitos paisajes de tono grisáceo se asemejan a las vidas de los protagonistas de esta película. Poco a poco conoceremos a Zhenya, la madre, y a Boris, el padre. El director disecciona con maestría a cada uno de ellos y nos hace una certera radiografía que quizás nos haga entender por qué se rompió la relación y, lo que es más importante, los sentimientos sobre su hijo Alexey. Conoceremos también a sus nuevas parejas. ¿Serán capaces de crear una verdadera familia?
Esto es a grandes rasgos Sin amor, una película en la que, no os equivoquéis, escenas de amor no faltan y además con plano fijo. Una película que nos va a hacer reflexionar muy mucho sobre el porqué de muchas familias desestructuradas, tantas relaciones rotas y cuántos hijos hay sufriendo sin tener ninguna culpa.
Desgraciadamente el tono pesimista de Sin amor no es para nada gratuito y, aunque la película sea una certera fotografía de la sociedad rusa, hay situaciones (más de las deseadas) que se asemejan al comportamiento de una familia cualquiera en nuestro mismo barrio. Por eso quizás un halo de angustia pueda asomarte en tu interior mientras reconozcas alguna de ellas al visionar esta descorazonadora película que muestra las vergüenzas de una sociedad deshumanizada en plena era de la comunicación.
Lo dicho, da una oportunidad a Sin amor y por supuesto a la carrera de este aventajado del nuevo cine ruso, Andrey Zvyagintsev. No te arrepentirás.